La corresponsal que resiste los ataques del poder
Cuando a finales de 1999 Paola Ugaz conoció a Marco Zileri, en ese momento editor general de la revista Caretas, no imaginó que su rutina de estudiante de Antropología en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) cambiaría radicalmente.
El encuentro ocurrió mientras Ugaz trabajaba resumiendo las ponencias de un evento organizado por Francisco Sagasti Hochhausler, quien 22 años después se convertiría en Presidente de la República en un contexto de crisis política.
Zileri elogió la calidad de sus resúmenes y le ofreció trabajar en la revista como redactora. Paola aceptó el ofrecimiento, pero lo olvidaría rápidamente en medio de sus largas jornadas laborales de aquellos días.
Sin embargo, al poco tiempo se quedó sin trabajo y, tras un mes de incertidumbre, recordó la propuesta de Zileri y fue a buscarlo. Paola rememora aquella reunión: “Agarró mi currículum, lo hizo un puño, lo botó y me dijo que a la mañana siguiente empezaba”, cuenta entre risas.
“Caretas era mi revista favorita: la coleccionaba desde los doce años”, recuerda, al hablar de sus primeros pasos en el periodismo. En diciembre de 1999 comenzó a trabajar como asistente del experimentado César Lévano, redactor estrella de la revista.
Tres meses después, en febrero del 2000, una nota de Paola apareció en la portada de la revista. Al poco tiempo, Zileri la trasladó al área de investigación periodística del semanario.
En ese punto de su vida, Paola se dio cuenta de que quería dedicarse al periodismo. “Me atrapó, se volvió la pasión de mi vida. No sé cómo describirlo, he sido una privilegiada absoluta por haber aprendido el oficio en ese lugar, en ese momento”, recuerda.
Tras enamorarse del periodismo ya no había forma de mirar a otro lado. Después de su experiencia en Caretas, asumió distintas corresponsalías y pasó por varias redacciones: Europa Press, Canal N, IDL-Reporteros (medio del que fue miembro fundadora), la agencia EFE, La Mula, entre otros medios.
En los últimos cuatro años, Paola ha sido blanco de ataques, difamaciones y demandas judiciales que forman parte de la campaña de acoso e intimidación por la investigación que realizó, junto al periodista Pedro Salinas, sobre las acusaciones de abusos sexuales cometidos por integrantes de la organización religiosa Sodalicio de Vida Cristiana.
En medio del hostigamiento del que ha sido objeto, Paola continúa con su trabajo, convencida de que, cuando se cuenta una historia, nunca hay que perder la empatía.
“El periodismo se trata de mostrar hechos, no de llenar de adjetivos tu nota. Si tú vas a contar una historia tienes que entender lo qué pasó, y en qué circunstancias. Eso para mí es clave”, asegura esta aguerrida reportera de 47 años.
Además de ser investigadora independiente, desde el año 2011 Paola es corresponsal del diario ABC, de España. Esta labor la ha llevado a desarrollar un conjunto de habilidades distintas a las que se requieren en el periodismo local. “Hay que contar la historia muy rápido y también presentar un contexto para que la gente que vive fuera del país entienda”, explica.
Durante la reciente coyuntura electoral, Paola fue tildada muchas veces de periodista “caviar”, un término peyorativo utilizado para desacreditar a quienes asumen posiciones de centro izquierda o, simplemente, defienden los derechos humanos y denuncian la corrupción o el autoritarismo político.
Fueron meses de mucha tensión y conflicto. Paola refiere que algunas personas con las que tenía una relación próxima y cordial se distanciaron de ella, ganadas por la polarización política.
Aun así, no todo fue negativo. Tuvo la oportunidad de entrevistar a Pedro Castillo en su casa de Tacabamba, en Chota, antes de que asumiera la Presidencia y se negara a volver a hablar con la prensa.
Paola Ugaz es una de las cuatro galardonas del Premio El Coraje en Periodismo (Courage in Journalism Award, en inglés), que será entregado este mes por la Fundación Internacional de Mujeres en Medios de Comunicación.
Este reconocimiento la llena de orgullo, siente que es una recompensa por su investigación sobre el caso Sodalicio y el acoso del que es objeto. Paola ha recibido muestras de solidaridad del papa Francisco, el nobel de Literatura sudafricano John Maxwell Coetzee y la escritora mexicana Elena Poniatowska, entre otros.
El periodismo es la pasión que le da sentido a su vida, es lo que define sus actos, decisiones y le trae satisfacciones indescriptibles. “Es mi vida, no se puede decir Pao Ugaz sin mencionar al periodismo al lado, como adjetivo”, declara.
Considera que, para un país como el Perú, con instituciones tan frágiles, el periodismo independiente es clave. “Hay que seguir sin sacar el dedo del renglón”, añade con firmeza.
Sus convicciones se asientan en una visión social del periodismo. “Me gusta bromear con el personaje: joven vieja promesa que hasta que tenga 90 años será una promesa, porque nunca dejaré de aprender, de publicar lo que es duro”, concluye acompañada de aquella sonrisa que, probablemente, mantendrá hasta el último de sus días.
Rudy Jordán: el reportero todoterreno
Aunque al inicio tenía nociones vagas sobre su futura profesión, Rudy Jordán quería escribir y desentrañar la realidad que lo rodeaba. Por ello decidió estudiar Periodismo en la PUCP.
Cuando cursaba el sexto ciclo leyó «Los cinco sentidos del periodista», libro que recoge las reflexiones del célebre reportero polaco Ryszard Kapuściński. Quedó deslumbrado y supo que eso era lo que quería hacer por el resto de su vida.
“Siempre pensé en el periodismo. Ser periodista es saber escribir, saber hablar, saber comunicar”, afirma este reportero freelance que dedica sus días a los documentales, la literatura y la reportería.
Confiesa que compaginar estas actividades puede ser complicado, pero la solución la encuentra en lo que Kapuściński llamaba el doble taller: “Por un lado, lo que trabajas para el medio y, por otro, lo que trabajas de manera personal”, explica.
La experiencia de Rudy Jordán es amplia. Además de haber trabajado en distintos medios locales, fue corresponsal de la Televisión Central de China (CCTV) en el 2016, luego trabajó dos años para la cadena Hispan TV, de Irán y, este 2021, colaboró con Russia Today (RT), la agencia televisiva internacional de origen ruso.
Para él, ser corresponsal de un medio extranjero es el trabajo ideal: le gusta hacer reportería con una agenda propia, aunque reconoce que puede ser muy demandante. En medios televisivos, uno puede ser productor, editor y reportero al mismo tiempo.
Gracias a estas experiencias y su estadía en un canal de televisión peruana, el documental se transformó en otra de sus pasiones, ya que mediante el formato audiovisual puede llegar a otros públicos y “cumplir ese anhelo del periodista de ser testigo, un observador silencioso”.
Rudy recuerda que llegó a RT porque la productora de la cadena en Argentina le escribió para pedirle que colaborara con ellos durante las pasadas elecciones presidenciales. Aceptó sin pensarlo dos veces, comenzó a grabar y todo fue vertiginoso: “El día de las elecciones tuve que entregar cinco despachos, fue una locura, un gran reto”, menciona.
En la pasada coyuntura electoral, su trabajo no estuvo exento de situaciones incómodas, como cuando se acercó a un mitin de Keiko Fujimori para informar sobre los acontecimientos y una señora lo acusó de comunista por trabajar para un canal ruso.
“La señora me insultaba, fue desagradable”, recuerda, al repasar los hechos. Sin embargo, esta situación le reveló que la apreciación actual de la población frente a un periodista varía de acuerdo al medio para el que este trabaja. “Tenemos un reto ahí. ¿Cómo hacemos para que nos crean, para que nuestro trabajo sea valioso y valorado?”, se pregunta.
En estos contextos de polarización exacerbada, Rudy Jordán considera que el periodista tiene la obligación de afianzar su compromiso con la verdad y la independencia.
Actualmente, Rudy Jordán trabaja en un nuevo documental. Algunos de sus proyectos pasados han sido premiados, como el reportaje multimedia «Quiero ser Iron Man», que recibió el premio Padre Urías del diario El Comercio, o el documental «Nueve días sin Fidel», galardonado con el premio Memorimage del Festival de Cine de Reus.
Está convencido de que el periodismo vuelve a sus profesionales personas más sensibles, pues les permite conocer diferentes historias, realidades y necesidades y puede ayudar a cambiar el destino de las personas.
Un periodista que no se casa con nadie
Fernando Gimeno, redactor de la agencia española de noticias Efe y presidente de la Asociación de Prensa Extranjera en el Perú (APEP), es desde mayo pasado uno de los corresponsales extranjeros más conocidos por la opinión pública.
Su polémica participación durante una mesa de análisis, en América Televisión, dedicada al debate de los equipos técnicos de Pedro Castillo y Keiko Fujimori, organizado en mayo pasado por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), lo convirtió en trending topic en las redes sociales e hizo crecer rápidamente la cantidad de sus seguidores en Twitter.
Tenía cerca de tres mil seguidores antes de entrar al estudio detelevisión en el que se transmitió el programa y, al salir, había doblado esa cantidad. Durante las siguientes semanas, su número de seguidores aumentó hasta llegar a los 15.000, y las llamadas para presentarse en otros programas no paraban de hacer vibrar su teléfono.
Sin embargo, está convencido de que lo que ocurre en las redes sociales es una realidad paralela y ajena a la vida cotidiana. Son climas de opinión efímeros y poco relevantes: “Todo esto es muy rápido, eres trending topic por la mañana y por la noche ya se han olvidado de ti”, afirma.
Aunque su participación disonante frente a los comentarios de los otros tres panelistas fue la causa de este aumento vertiginoso de sus seguidores en redes sociales, Fernando confiesa que después de su aparición en ese programa televisivo tuvo dos semanas bastante difíciles, pues recibió muchos comentarios agresivos.
Cuenta con satisfacción que fue uno de los pocos periodistas que pudo conversar, aunque brevemente y mediante una plataforma virtual, con Pedro Castillo, cuando el resultado definitivo de las elecciones aún no era revelado.
También recuerda una conferencia de prensa de Keiko Fujimori en esos días de incertidumbre. De la excandidata de Fuerza Popular manifiesta: “No entiende cómo funciona una prensa que busca ser independiente y que no está arrodillada a lo que ella quiere”.
La cobertura de los últimos meses, marcada todavía por el resultado de las elecciones, ha sido bastante caótica para él. Más de una vez se ha preguntado cuándo terminará la agresividad que marcó el ambiente de la segunda vuelta electoral.
El idilio de Fernando con el Perú se remonta a finales del 2011, cuando cruzó el Atlántico desde su natal Valencia para llegar al país como parte del último año de una pasantía que realizaba en la Agencia Efe: “Yo quería estar lo más cerca de casa posible, mi última opción era Lima y al final me enviaron a Lima”, cuenta entre risas.
Pero no se arrepiente de lo sucedido. “Así pasan las cosas, no es lo que buscas en un inicio, pero al final, se da y resulta que es muy bonito y se abre un camino hermoso”, expresa.
Fernando no tardó en enamorarse del Perú, a tal punto que vive aquí desde hace una década. “Llevo un tercio de mi vida viviendo aquí. Ha sido muy gratificante estar todo este tiempo”, sostiene.
Además, ha desarrollado casi toda su carrera periodística en la Agencia Efe. Esa experiencia le permite reconocer los asuntos que prioriza su medio: los ambientales, culturales y arqueológicos son mucho más leídos fuera del país.
En tanto que la política “se tiene que cubrir por obligación, porque es una información importante, pero ni de lejos es lo que más interesa afuera”, añade.
Gimeno guarda la esperanza de que el actual gobierno mejore, aunque sea un poco, en los próximos meses, tras los cambios producidos en el gabinete ministerial. De lo contrario, sospecha que a este Ejecutivo le va costar sostenerse en el tiempo.
“Hay un enfrentamiento interno entre la facción de Cerrón y los que no están alineados con él. Tienen dos formas muy distintas, casi opuestas, de funcionar, de pensar, y eso lleva a estas discordancias”.
En un contexto como este, la responsabilidad del periodista y, en especial, del corresponsal es prioritaria: “Hay que mantenerse con la cabeza calmada y tratar de ser imparcial. En el caso de las elecciones, no posicionarse con ninguno de los dos lados”, propone Gimeno.
En cuanto al quehacer periodístico del corresponsal extranjero, afirma: “Que un árbol no te impida ver el bosque. Tienes que tener siempre claro cuál es el bosque, cómo es. Al final, lo que tienes que contar para afuera es una visión general del país. No puedes quedarte con un detalle que no representa lo que es el país”, concluye.
Estudió música, pero se enamoró del periodismo
“Yo aprendí el periodismo haciéndolo, nunca lo estudié. Durante los cuatro años de universidad a lo que más me dediqué fue a escribir historias para el periódico universitario”, afirma Marcelo Rochabrún, corresponsal de minería en el Perú y Latinoamérica para la agencia de noticias británica Reuters.
Marcelo, de 29 años, toca la flauta traversa y estudió música en la Universidad de Princeton entre el 2011 y el 2015 y, durante esos años, se matriculó en el periódico de la universidad, The Daily Princetonian, en donde se enamoró del periodismo.
Cuando tenía 18 años, Marcelo no tenía especial interés por él periodismo: “Nunca me imaginé estando acá. El periodismo no me llamaba ni para bien ni para mal, simplemente existía”, asegura.
Tras culminar la universidad, consiguió un permiso laboral en Estados Unidos y trabajó durante dos años y medio en ProPublica, agencia de noticias independiente y sin ánimo de lucro dedicada a la investigación periodística.
Finalizado su permiso laboral, regresó al Perú, desde donde colaboró con The New York Times y, posteriormente, partió a Brasil como corresponsal de Reuters: “Nunca había estado en Brasil, no hablaba portugués, lo aprendí hablando con la gente”, recuerda.
Durante tres años, trabajó para la agencia británica en Brasil, hasta que este año fue enviado de vuelta al Perú a cubrir las elecciones presidenciales: “Para los periodistas nacionales la elección era el fin del mundo o el comienzo de uno nuevo”, señala.
Para Reuters, esta fue una elección más entre las tantas que cubre anualmente a lo largo del mundo: “Muchas historias se repiten, lo que pasa acá pasa en otros países y, a veces, en otros países es mucho peor”, reflexiona Rochabrún.
Marcelo se siente a gusto trabajando para el medio británico porque le permite combinar la mirada de los periodistas locales y extranjeros. Mientras que los locales brindan el conocimiento experto de cada lugar, los extranjeros son los que dotan de una perspectiva regional y amplia a la noticia: “No se puede hacer uno sin lo otro”, manifiesta.
Es indispensable concentrarse en los hechos y no dejarse llevar por el “ruido político”, porque el corresponsal debe mirar las cosas que realmente suceden, no aquellas que podrían suceder.
Por otro lado, viajar es una de las grandes oportunidades que le ha permitido la profesión. Ahora, que se encuentra nuevamente asentado en el Perú, asegura que salir de Lima, y hablar con gente fuera de la capital es importante. “En estos pocos meses que tengo de regreso en el Perú ya estuve en Tacabamba, en Ayacucho y ahora estoy por viajar a Las Bambas”, añade.
Retratar a una sociedad implica adentrarse en sus profundidades, no solo quedarse en la superficie, solo así se puede dilucidar los acontecimientos y reportar la verdad con palabras, asegura el periodista.
En coyunturas como las últimas elecciones, la responsabilidad del corresponsal no cambia, sino que debe reforzar su “lente imparcial”, pues se trata de escuchar todas las voces, aunque se tenga que “hacer juicios sobre qué resulta ser lo más cercano a la verdad y qué no”, indica Marcelo.
“En Cajamarca siempre me preguntaban: ¿Por qué dicen que somos comunistas si aquí todos somos ronderos y los ronderos defendemos la propiedad privada?”, cuenta Marcelo antes de sentenciar: «Allá tienen una visión diferente de las cosas y, como tal, merece ser mostrada al mundo».
Artículos relacionados