Reforma Trans PUCP: lo que la pandemia se llevó

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Dos son los principales objetivos de la comunidad trans y no binarie de la PUCP luego de tres años de retrocesos derivados de la pandemia: que se vuelva a usar la Tarjeta de Identificación dentro del campus, un documento que reconocía el nombre social (y no el deadname de los alumnes trans), y sensibilizar al personal docente y administrativo de la universidad para evitar cualquier acto de discriminación, represión o censura.

Por Claudia Aliaga Guanilo
Portada: Claudia Aliaga Guanilo



En 2017 se aprobó la Política de Respeto de la Identidad de Género de la Reforma Trans en la PUCP. Esta norma marcó un hito histórico dado que fue la PUCP la primera universidad peruana en reconocer el derecho al cambio de nombre de los alumnos trans en su Tarjeta de Identificación (TI).  De ese modo se autorizó el uso del nombre social en el registro de asistencia, en el carné de biblioteca y en los servicios administrativos de cualquier facultad. Sin embargo, después de la pandemia del Covid-19, se suspendió el uso del TI y, con ello, el reconocimiento de los derechos de los alumnos trans.

Nicolás del Carpio (17), estudiante trans de la Facultad de Estudios Generales Letras, relata que la aplicación de la Reforma Trans en la PUCP fue uno de los principales motivos por los que postuló a esta casa de estudios. Cuando se reanudaron las clases presenciales en 2022, se encontró con una decepción: el TI ya no se utilizaba y necesitaba su DNI para ingresar al campus y hacer uso de los servicios de biblioteca y de salud de la universidad. “El tema de sacar el DNI siempre me incomoda mucho porque es recordar a alguien que no soy”, se lamenta.

Nicolás indica que solo ha podido cambiar su nombre en el campus virtual, pero tanto en Paideia como en la utilización de los servicios de biblioteca y de salud, aún se mantiene su nombre legal, o deadname. Recuerda que una vez un profesor lo llamó por su nombre legalfrente a toda su clase. Él pronunció su apellido para que quede registrada su asistencia, pero el docente repitió su deadname. Lo mismo le sucede cuando lo llaman en las citas médicas y cuenta que, incluso, se han acercado a preguntarle respecto a su género. Aunque la mayoría de las veces el personal es comprensivo, es una situación que nadie debería pasar, declara.

Nicolas del Carpio alzando la voz en tontódromo para expresar su indignación por el abandono de la reforma trans en la PUCP. Foto: Claudia Aliaga

Esta experiencia no es la única. Joaquín Villanueva (17), activista no binarie y coordinador de la comunidad LGBTQI+ del Centro Federado de Estudios Generales Letras (EEGGLL), comparte la necesidad de sensibilizar al personal docente respecto a los derechos de la comunidad trans y no binarie. Señala que muy pocos profesores tienen la iniciativa de preguntar si un alumno necesita que lo llamen por otro nombre o pronombre que no sea el legal y que también ha tenido profesores que se burlan del lenguaje inclusivo. 

Cabe resaltar que la Reforma Trans contempla la capacitación permanente de los estudiantes, profesores y trabajadores administrativos de la universidad sobre los derechos de las personas trans y el respeto a la diversidad. La PUCP recién inició dicha capacitación a docentes y trabajadores en el ciclo 2023-1. En una entrevista con Natalia Consiglieri, directora de Estudios de EEGGLL, explica que en ciclos anteriores la capacitación sobre género consistía únicamente en el material instructivo sobre la violencia de género entregado por el Instituto de Docencia Universitaria. Agrega que desde la Facultad se promovieron espacios formativos con docentes, aunque reconoce que la asistencia fue muy baja. Consiglieri asegura que EEGGLL tiene por política respetar el lenguaje inclusivo, aunque no se le impone a los docentes utilizarlo. 

Sobre la sensibilización de los estudiantes, Joaquín revela que existen limitaciones para la organización de espacios de la comunidad trans y no binarie, especialmente si se hace pública una postura política. Pone de ejemplo que, hace poco, cuando difundieron el tema de la visibilidad trans en un mural de EEGGLL, les recortaron los días de exposición. De igual manera, para las convocatorias a manifestaciones prefiere ocultar la información. Teme que si las autoridades se enteran lo llamen para decirle directamente que no lo haga o le abran un proceso disciplinario.

Este miedo nace de experiencias registradas en años anteriores, como el caso de Adriana Verástegui, secretaria de Género del Centro Federado de EEGGLL en el año 2021. A ella se le intentó abrir un proceso disciplinario por una campaña informativa sobre el aborto legal, seguro y gratuito. Esta se dio en articulación con la secretaría de Género del Centro Federado de la Facultad de Derecho; sin embargo, solo se intentó abrir un proceso a Adriana. 

Consiglieri es consciente del sentir de los estudiantes y aclara que en este caso específico se informó a la alumna que la Facultad de Estudios Generales Letras no estaba de acuerdo con la manera como se trató el tema institucionalmente, y por eso no hubo ninguna medida que afectara sus derechos. Asimismo, asegura que no ha habido intención de censura o falta de interés en los temas de género en la Facultad, “solo se busca cuidar el cómo se presentan estas actividades y cómo se comunica lo que se comunica”. 

Otra demanda de la comunidad es el acceso al único baño no binarie de la universidad. Este está ubicado en la Facultad de Psicología y está cerrado “el 90% del tiempo”, según los estudiantes. El 31 de marzo, Día de la Visibilidad Trans, se realizó un cartelazo. Ese día los estudiantes de la comunidad LGBTQI+ recorrieron la universidad, se detuvieron en el baño no binarie y exigieron que lo abrieran. Los alumnos han notado que el baño lo utiliza el personal administrativo de la Facultad de Psicología, evitando que las personas no binarias puedan acceder al baño que les corresponde y donde se puedan sentir segures.

“Abran el baño”. Estudiantes de la comunidad LGBTQI+ manifestándose frente al baño no binarie, exigiendo que se abra. Foto: Claudia Aliaga

La profesora Marcela Huaita, jefa de la Oficina para la Igualdad de Género y Diversidad en la PUCP, reconoce que hay situaciones que corregir para una mejor implementación de la Reforma Trans, como el uso del nombre social en las distintas unidades académicas de la universidad, y resolver el problema de la falta de acceso al único baño no binarie de la PUCP. Sostiene que la implementación es un proceso que está en plena ejecución desde 2020, cuando se incorporó un nuevo modelo educativo que integra la diversidad. Y con mayor énfasis desde marzo de 2022, cuando se aprobó la creación de la oficina que ella dirige. Explica que el año pasado se trabajó con la Dirección Académica del Profesorado, los alumnos, los trabajadores administrativos y el personal tercerizado para implementar capacitaciones que prevengan toda violencia basada en género. 

En cuanto a la suspensión del uso de la Tarjeta de Identificación (TI), precisa que fue una decisión administrativa. Por razones de seguridad interna se mantuvo el uso del DNI para ingresar al campus y la solución que se propuso fue capacitar especialmente al personal de seguridad para que reconozcan y respeten la diversidad en la comunidad PUCP. Huaita agrega que no habrá procesos disciplinarios a quienes manifiesten sus ideas en el campus. Sin embargo, señala que hay situaciones en las que se establece la autoridad para que la libertad de expresión no afecte la propiedad ni los derechos de terceros.

Claudia Aliaga
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