La PUCP es la primera universidad del país en reconocer a los alumnos trans el derecho a cambiar su nombre según su identidad de género. Sin duda es el logro más significativo de una política que busca igualdad y respeto para una comunidad discriminada dentro y fuera de las aulas. En materia de derechos humanos, esta comunidad académica se pone delante del Estado peruano.
Por: Susan Pastor
Portada: Lorena Marks
Reforma Trans es un movimiento estudiantil que exige a las autoridades universitarias el reconocimiento de las identidades de los alumnos transexuales y transgéneros.
Como parte de la política de respeto a la identidad de género aprobada por la PUCP, esta iniciativa propone el derecho de cambiar el nombre de los y las alumnas trans (en su tarjeta de identificación y también en intranet) por el nombre social con el cual quieran ser conocidos.
Sabemos que el enfoque de género en la educación pública asume que tanto hombres como mujeres tienen los mismos derechos y deberes. El propósito de este nuevo método de enseñanza es generar en los niños la capacidad de hacer las mismas labores sin importar su sexo y sexualidad, respetando la orientación sexual, raza y religión de todas las personas.
Y en este punto el enfoque de género se relaciona con la Reforma Trans. Esta última busca el respeto de las personas trans a través del reconocimiento de su identidad de género.
“La experiencia en la PUCP de un estudiante cisgénero y de un estudiante trans son muy diferentes. Yo lo puedo afirmar porque he vivido ambas”, cuenta Marco Pérez, uno de los fundadores y coordinador general de Reforma Trans PUCP. Cisgénero es un término que se utiliza para definir a personas cuya identidad de género coincide con su sexo biológico.
Marco estudió pintura en la Facultad de Arte de la PUCP entre 2002 y 2008. Su nombre entonces correspondía al de una mujer, así fue registrado cuando nació. Hoy asegura que a pesar de haber tenido “acceso a todos lados sin ningún problema”, nunca estuvo conforme; en público no podía identificarse como se sentía, era un hombre, era Marco. Poco después de egresar descubrió que había una palabra con la que podía identificarse: persona transgénero.
Al igual que otras personas trans, Marco ha pasado por malos momentos dentro de la universidad. Uno de ellos ocurrió cuando volvió a la PUCP para estudiar otra carrera. Tanto el trato de los estudiantes como de los docentes fue distinto. “Para muchos de ellos es difícil ocultar que quieren saber de ti y a cada rato te hacen preguntas invasivas. Eso es lo que me pasó cuando regresé a estudiar psicología.
La identidad de género
Es la percepción que cada persona tiene de su propio género. Puede coincidir o no con las expectativas socialmente impuestas sobre el comportamiento que debería tener una persona en función al sexo que se le asignó al nacer.
Fuente: No tengo miedo
Era muy complicado al comienzo cuidar mi privacidad. No había norma que me proteja frente a un profesor que me hacía preguntas sobre aspectos íntimos de mi vida. No podía mostrar mi incomodidad o quejarme. Era complicado conversar con ellos porque tenía que pedirles que –‘por favor’– me llamen Marco y que respeten mi identidad. Y eso de pedir ‘por favor’ te pone en una posición de vulnerabilidad absoluta”, explica Marco. Para él, hacer público el género con el que se identifica fue un proceso tortuoso.
Hoy el documento de identidad dentro de la universidad (TI) dificulta que los alumnos transgéneros y transexuales realicen trámites administrativos; ya que no reconoce ni registra el nombre con el que las personas trans se identifican. Sin embargo, eso cambiará a partir del semestre 2018-I.
Antecedentes
Reforma Trans nació en 2015 como una comisión dentro de GPUCP, un colectivo estudiantil LGTB que, entre otras tareas, busca soluciones a los problemas de discriminación de los alumnos trans en la universidad. Pocos meses después Reforma Trans dejó GPUCP al comprobar que la igualdad de derechos de su comunidad era una demanda que merecía abordarse con una agenda propia y con apoyo externo.
Marco Pérez menciona entre los principales objetivos de su colectivo la aprobación de medidas que contemplen el respeto y dignidad de las personas trans y que no exista ningún tipo de diferenciación hacia los alumnos trans en el trato como estudiantes y personas. “El avance que hemos logrado al menos en la comunidad universitaria es grande, aunque aún haya mucho por trabajar”, afirma.
El 31 de mayo se aprobó en la Asamblea Universitaria de la PUCP la Política de Respeto de la Identidad de Género de la Reforma Trans. Esta fue reconocida por los medios de comunicación dado que marcó un hito en el Perú. También fue celebrada por instituciones nacionales e internacionales. Sin embargo, al día siguiente de aprobada la reforma, el rector de la universidad, Marcial Rubio Correa, manifestó en una carta su discrepancia con la política aprobada. El Dr. Rubio proponía: “La persona interesada puede pedir el cambio de nombre en el DNI y, a partir de dicho cambio, puede solicitar que se incorpore en su TI su nuevo nombre”. Acto seguido, pidió dejar sin efecto esta decisión.
No fueron objetados, sin embargo, varios de los puntos que conforman la Política de Respeto de la Identidad de Género, como el acceso a los servicios higiénicos según el género respectivo con el que las personas trans se identifiquen. Pero el punto más importante aún estaba en espera: el cambio de nombre en el TI.
“La identidad de género es algo que acompaña a una persona por el resto de su vida, sea trans o cisgénero; por lo que es importante que la universidad la proteja”, explica Mili Palacios, estudiante trans y coordinadora de género de la Federación de estudiantes de la PUCP.
Ahora sí, se logró
Después de varias semanas de reuniones entre autoridades y representantes estudiantiles que promovían la Reforma Trans, el cambio de nombre en el TI finalmente se aprobó el 19 de julio pasado. “El nombre social podrá diferir del prenombre que aparece en el DNI, pero los apellidos se mantendrán inalterados”, se lee en el pronunciamiento de los Representantes Estudiantiles ante la Asamblea (REA).
La PUCP es la primera universidad peruana que mantendrá un registro administrativo para asegurar el uso del nombre social en procesos internos y el legal para lo que la ley lo requiera. “Todo se realizará en atención a la normativa de datos sensibles para asegurar la intimidad e integridad de la Comunidad Trans. La Secretaría General se encargará de regularizar el proceso para que se pueda solicitar el cambio a partir del 2018-I, incluyendo a los nuevos ingresantes”, afirman los integrantes de la REA.
Cada vez hay más alumnos y alumnas, que no pertenecen a la comunidad LGTB, pero que apoyan la reforma y han ayudado juntando firmas o simplemente le explican a sus amigos lo que busca esta iniciativa. También cada vez hay más estudiantes que se hacen visibles como personas trans. Y es que el cambio de nombre los rescata de esa suerte de oscuridad; “significa el reconocimiento de la persona trans que ha venido luchando por su identidad de género”, destaca Mili Palacios.
Sin embargo, aún falta mucho camino por recorrer. El trato del alumnado de la universidad hacia las personas trans deja mucho que desear. Solo basta con ver en Facebook los memes y comentarios homofóbicos y malintencionados de un sector de estudiantes hacia las personas trans. Pero Mili, quién ha sido víctima de este tipo de comentarios, ve el lado positivo a esta situación. “Esos comentarios permiten que se haga visible, ante toda la comunidad universitaria, la discriminación que soportamos a diario en distintos espacios”, afirma.
Por más igualdad
Siguiendo los pasos de las normas aprobadas en 2009 por las autoridades de la Universidad Nacional de Córdova, en Argentina, lo que Reforma Trans quiere es ser un punto de partida para que este logro trascienda la PUCP; que se reconozca los mismos derechos en otras universidades y finalmente adquiera el rango de una política nacional. “Queremos ser como un pilar para otras universidades y para el Estado peruano”, señala Marco.
En otras universidades de Lima hay agrupaciones LGTB que ya han mostrado interés en lo que se ha conquistado en la PUCP. Ahora buscan impulsar sus propias campañas a favor de una reforma similar. No será fácil lograrlo debido a que se trata de espacios académicos en los que habrá mucha resistencia. “Acá hemos tenido el apoyo de los alumnos, de los distintitos gremios y de muchos profesores”, reconoce Marco.
Por ahora, el primer paso ha sido alcanzado. A partir del siguiente ciclo, Marco, Mili, Javiera, Aaron y todas las personas trans que formen parte de la comunidad PUCP podrán cambiar su nombre en el TI. Este derecho permitirá que se respete la identidad de género de los estudiantes trans, y que ya no se vulnere la privacidad de ellos al ingresar al campus, al utilizar el servicio de bibliotecas, en los comedores y finalmente en clases, al momento de tomar asistencia o en las evaluaciones. La PUCP no se podía preciar de su respeto por la diversidad si continuaba ignorando la identidad de género de sus estudiantes trans.