Marco Sifuentes y La Encerrona: lo mejor que nos dejó la pandemia

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En 2015 se fue a España a estudiar una maestría y decidió establecerse allí. Vive en Lavapiés, un barrio tradicional y céntrico de Madrid. Desde allá emite cada mañana, de lunes a viernes, “La Encerrona”, su proyecto periodístico más importante, lanzado en marzo de 2020, cuando la pandemia del Covid-19 desataba su primera ola de devastación en el mundo. Marco repasa aquí la historia de su noticiero, habla del equipo de periodistas con el que trabaja de manera remota y de los miles de ‘encerroners’ que lo siguen a diario.


Por Olenka Campos



Antes de la pandemia, y desde España, Marco Sifuentes ya tenía la idea de hacer un podcast enfocado en las elecciones generales del 2021 en el Perú. También pensaba usar Telegram para interactuar con su comunidad, ya que le ofrecía mejores opciones que Whatsapp. Durante años, Marco había estado recopilando ideas de programas o proyectos periodísticos que él seguía.

“Aquí en España hay un programa que se llama “Carne cruda”, empezó en radio y lo sacaron del aire, pero hizo crowdfunding para continuar. También está el “Politibot” que mandaba noticias interactivas por Telegram. Y el “Daily”, podcast del “New York Times”, que fue la base de ‘La Encerrona”, recuerda. Tomando prestadas estas ideas, fundó el medio que fue la mayor innovación del periodismo peruano en esta década.

Marco Sifuentes en una reunión para encerroners en Madrid. Foto: Facebook Marco Sifuentes

Cuando empezó la pandemia, Marco estaba escribiendo un libro, el cual dejó en pausa debido a su obsesión por informar sobre la expansión del Covid-19 y la cuarentena. Pensó que era el momento de hacer algo con todas las ideas que tenía, sin necesidad de esperar a las elecciones. “Tenía mucho miedo del nivel de sensacionalismo que le darían a la pandemia en el Perú además del nivel de ignorancia en general que tenemos los periodistas sobre temas científicos, aunque esté mal decirlo”, confiesa. 

Aún recuerda la premura con la que se lanzó La Encerrona. Un viernes 13 de marzo del 2020 se le ocurrió la idea y el lunes 16 salió el primer programa. La estructura, muy similar a la de ahora, tenía tres bloques: “En el inicio un bloque de una sola historia, un segundo bloque de titulares y un bloque final como de apapachamiento a la gente”. Aquella vez el audio no era el mejor, aunque sí se llegaba a escuchar su voz.  Para el segundo programa Marco ya contaba con el micrófono que había pedido por Amazon.

La comunidad de ‘encerroners’ que ha creado es vital para el financiamiento del programa.  En el periodismo tradicional encontramos por un lado medios y periodistas que se centran en los datos. Después están aquellos que soslayan el rigor de la investigación y tratan de vender una historia, llevándola al lado sentimental. Para Marco, la clave está en no pecar ni de tecnicista ni de sensacionalista. “Yo busco un punto intermedio. Hay que saber generar emociones a través de la información”, sostiene.

En medio del confinamiento causado por la mortandad que provocó la pandemia, cuando la incertidumbre, la angustia y el miedo nos atravesaban, “La Encerrona” emergió como una alternativa para miles de peruanos que buscaban entender la magnitud de la catástrofe sanitaria que nos abrazaba. “Era importante ofrecer información sobre algo que desconcertaba a todo el mundo”, asegura. Informar sin necesidad de alarmar o provocar pánico, entonces, se convirtió en el valor principal del programa.

En proyectos anteriores como El útero de Marita las notas se acercaban al infotainment, una corriente anglosajona de periodismo que presentaba información de manera entretenida. “En el contexto de la pandemia eso no tenía mucho sentido. Había que tomar las cosas teniendo en cuenta la gravedad de la situación que vivía el mundo”, reflexiona Marco. Conforme el riesgo iba disminuyendo el programa iba tomando un tono más irreverente y coloquial con estribillos como: “Yo digo Acción Popular y ustedes dicen…el peor partido”.

Reunión de encerroners en Lima, Perú. Foto: Facebook Marco Sifuentes

Otra clave para el éxito de La Encerrona, a más de tres años de su lanzamiento, es el sentido de comunidad. Los encerroners tienen un espacio en telegram y dos espacios en Whatsapp, donde pueden interactuar entre ellos y con el propio Marco. Cuando la pandemia amainó y el distanciamiento social ya no era necesario, el equipo de La Encerrona empezó a organizar reuniones presenciales de los seguidores del programa  tanto en Perú como en España. En esos días Marco tuvo que tomar una decisión.  “Cuando me di cuenta que el programa iba a seguir y se necesitaba dinero para financiarlo, dije:A partir de ahora el boletín de noticias que preparamos se lo voy a mandar a los que paguen’. La mayoría de la gente lo entendió, pero algunos se molestaron”, cuenta.

Desde ese momento se recurrió al crowdfunding, a través de siete niveles de Patreon con distintos beneficios. En el último año se ha agregado un nuevo nivel para aquellos fanáticos de lo “friki”. El financiamiento del programa se pensó desde el día uno. “Si ves los primeros programas, estaban diseñados para tener publicidad”, recuerda. Además de las empresas y emprendimientos que ahora tienen un espacio publicitario, el programa recibe el apoyo de seguidores que hacen depósitos a través de Plin o de Yape. Estos aportes han resultado muy valiosos para que el equipo de ”La Encerrona” se consolide y desarrolle proyectos periodísticos más ambiciosos. Ahora Marco trabaja junto a Romina Badoino, Jhonatan Castro, Ernesto Cabral y Killa Cuba.

Equipo de La Encerrona 2024. Foto: Olenka Campos

—¿Qué dificultades implica hacer desde España un noticiero sobre lo que pasa en el Perú?

—Todas. Yo mismo me cuestiono si realmente hago periodismo. “La Encerrona” inicial se podía hacer, porque, bueno, todos estábamos viviendo lo mismo, todos estábamos encerrados en todo el mundo. Estábamos asustados, nadie se había vacunado, realmente eran las mismas noticias para todo el mundo, y, digamos que todos teníamos más o menos la misma sensación. Eso fue cambiando. Yo nunca he sido partidario del periodismo de escritorio, que es un poco lo que hago ahora. Entonces, eso me ha frustrado mucho y por eso hay un equipo en Lima tan grande. O sea grande en comparación a lo que era al inicio del programa. Si hay cuatro personas es para que estén no solo verificando la información in situ, sino también trasmitiéndome las sensaciones. Es decir, el ambiente en la calle, cuestiones como cuánto cuesta la palta, ese tipo de cosas. Eso que seguro sientes cuando sales a caminar, ese tipo de feeling, que es lo que tendría que tener un periodista cuando cubre algo. Yo no lo tengo aquí, entonces es superimportante que estén ellos, para eso. 

—En ese sentido, ¿cómo se organiza el trabajo periodístico desde España para hacer el programa?

—Es un proceso larguísimo. Ahora mismo estamos en un proceso de cambio. El programa nació en un contexto específico para un un equipo de máximo dos personas. Al inicio yo solo hacía el programa, pero luego, cuando se planteó crear un equipo, eran máximo dos y yo no quería que fueran más de dos. Pero creo que hay muchas cosas que se derivan de haber crecido, como tener que tratar con una comunidad cada vez más grande y con expectativas. Yo creo que hay mucha expectativa de que el programa no solo sea un noticiero de lo que leíste ayer en Twitter, sino que también haya una verificación. A veces en los programas dominicales no ves nada de lo que aparece en las redes, entonces, llega un punto en el que te preguntas: “Oye, pero esto es mentira entonces. Esto que sale en las redes, por qué no sale en la tele”. Hay esa expectativa de que nosotros crucemos la información, que hagamos un trabajo extra respecto de lo que yo hacía al inicio, que era simplemente, pues sentarme y ver cómo iba la cosa de la pandemia. 

Contar con un equipo de periodistas en Lima le ha permitido a Marco darse un respiro para descansar pero también para atender problemas de salud. Este año pasó dos veces por el quirófano. Durante esos días, la conducción del programa fue asumida por Romina Badoino y Jonathan Castro.

Marco describe Lavapiés, en el centro de Madrid, como un barrio lleno de migrantes y con mucha historia. “A mí me gusta un montón. Es tranquilo. Alguien se inventó que Madrid es la ciudad con más bares por metro cuadrado del mundo o algo así, y es posible. Madrid no se acaba nunca”, explica. Desde ahí, se alista para celebrar el cuarto aniversario de “La Encerrona”, con la creación de una página web donde se exhibirán los episodios y especiales de La Encerrona así como artículos de opinión de Marco y otros especialistas. La web fue presentada en una reunión exclusiva para ‘encerroners’. Esos mismos que acompañan a Marco en cada paso que da. 

Presentación de la nueva página web de La Encerrona. Foto: Olenka Campos