
Alejandro Guzmán, periodista y actor, recuerda que en el 2011, mientras estudiaba, se juntó con otros compañeros para dar sus primeros pasos en el periodismo. Así nació Carta Abierta, un proyecto cuyo propósito era conciliar las teorías y marcos éticos que se imparten en la academia con la práctica profesional de las comunicaciones.
Por Alvaro Mattos
La primera edición de la revista Carta Abierta salió el 27 de noviembre del 2013 en la plataforma Issue.com. Columnas de opinión, ensayos sobre comunicaciones, reportajes, entrevistas e incluso relatos de ficción se incluyeron en lo que sería un medio de comunicación universitario que cubría todas las temáticas y apelaba a los géneros periodísticos más diversos.
Con el sueño de fundar una revista, Alejandro Guzmán y Diego Olivas lograron reunir un equipo de colaboradores, entre los que se encontraban Paloma Verano, Hanguk Yun, Julio Rospigliosi, Vera Lucía Jiménez, Paolo Benza, Victoria Meneses, Víctor Manriquez, Bárbara Salas, Carlos Portugal. Esto sería el primer paso en un viaje que duró tres años y doce ediciones que, para gran suerte, están todavía disponibles en Issue.
Durante el primer semestre del 2011 Rómulo Franco era el decano de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación. Él escuchó entusiasmado el proyecto que le presentaron Guzmán y sus compañeros, y comentó: “Llevo quince años en la Facultad y ningún alumno me había presentado una idea así”. Pero dos años después, cuando todo estaba listo para lanzar el primer número, las autoridades de la Facultad eran otras y les negaron el respaldo económico. Esta falta de apoyo institucional fue, para el equipo de Carta Abierta, una bendición, una oportunidad: emprender un proyecto con recursos propios, lo que les dio independencia en todo momento.

¿Cómo surgió el nombre de la revista? El 24 de marzo de 1977, Rodolfo Walsh, periodista y escritor argentino, envió una carta a la Junta Militar de Gobierno, encabezada por el dictador Jorge Videla. Allí denunciaba la feroz represión militar contra los opositores al régimen. Al día siguiente, Walsh fue secuestrado y asesinado. Su recuerdo inspiró el nombre de la revista: “Carta Abierta”.
Se necesitaban fondos, apoyo y visibilización para lograr que el proyecto sea autosostenible. Los ánimos no cayeron y “Carta Abierta” organizó conversatorios, presentaciones de libros y ciclos de cine durante el 2012 como “estrategia de supervivencia”, apunta Guzmán.

Entre estos nació “Carta Escénica” y un programa de radio en Zona PUCP. Pamela Puglianini, quien coordinó la mayoría de las ediciones de la revista, recuerda que “Carta Escénica” fue un programa digital en el que buscaban contar lo que ocurre detrás del teatro, y el programa de radio fue esencialmente de entrevistas.
A pesar del buen ánimo era necesario el apoyo de personas con mayor experiencia, y fue así que se invitó a docentes y periodistas. Mario Munive, actual director de la carrera de Periodismo, y Ramiro Escobar, profesor de la misma, llegaron para escribir columnas de opinión y artículos relacionados con las comunicaciones. Munive ayudaba también en la edición de la revista. Emilio Camacho, editor del suplemento dominical de La República, fue uno de los periodistas que colaboraron con “Carta Abierta”.

“Vi una oportunidad. La República, a pesar de que le tengo mucho cariño, tiene sus sesgos. Ahí no se pueden plantear nada con personajes ligados al fujimorismo, incluso si los quieres criticar”, enfatiza Camacho. Entre los personajes que entrevistó figuran Hugo Neira y Aldo Mariátegui.
Estas colaboraciones eran para Camacho un regreso a su época de estudiante. “Me parece interesante que aquellos que ya tienen experiencia participen en estos medios universitarios”. Destaca que “Carta Abierta” llegó a enfrentarse a la presión mediática luego de denunciar la explotación laboral dentro de los restaurantes gourmet más prestigiosos de Lima.
“Son las doce de la noche, es fin de mes y a esta hora, de algún lugar de Lima que podría ser San Isidro o Miraflores (…) sale un cocinero. Lleva entre S/800 y S/1500 en su bolsillo: su sueldo”. Así comenzó el reportaje ‘Los excluidos de la mesa servida’. Sus autores, Hanguk Yun y Alejandro Guzmán. no sabían el impacto que iba a causar su investigación sobre los restaurantes de comida peruana más reconocidos en medio del auge gastronómico.
Ambos fueron amedrentados por el chef Virgilio Martínez cuando intentaron hablar con los cocineros del restaurante Central, hoy declarado el mejor del mundo. La mayoría de medios tradicionales salió en defensa de Martínez, a quien consideraban todo un exponente de la gastronomía peruana. Un año después, fueron nominados a los Premios Nacionales de Periodismo 2015. No se llevaron el galardón, pero en la nominación estaba el reconocimiento de que iban por buen camino.