No necesita abrirse de piernas ni realizar complicadas piruetas para enloquecer a su público, solo combina sus habilidades teatrales y musicales para impactar a una concurrencia que recién está descubriendo su arte. Debutó hace menos de un año, pero en la industria local ya es el rey. El Perú, finalmente, disfruta de su primer drag king: es AlezzAndro, nombre artístico de Anel Bueno.
Por: Arantxa Contreras
Fotos de Pablo Padilla
Entre tacones brillantes y plataformas de más de diez centímetros, su metro sesenta lo distingue de sus gigantes colegas. En el auge de personificadoras femeninas, su pectoral descubierto y su escarchada barba imponen un nuevo repertorio en el drag nacional. Hizo su presentación oficial y teloneó a su más grande referente artístico en la fecha más especial para su comunidad: el Día del Orgullo, en junio último. La famosa drag queen estadounidense Sasha Velour venía a festejarlo en una discoteca en Lince y AlezzAndro se encargaría de abrir la fiesta. Se pararía, por primera vez, ante un público de más de doscientas personas. “La ansiedad estuvo presente todo el día del show”, recuerda.
Sasha Velour es todo lo que aspira a ser con su arte. La ganadora de la temporada nueve del popular reality show de drag queens RuPaul’s Drag Race no solo destaca por el nivel de detalle de cada uno de sus vestuarios y performances, sino también por su discurso activista tras bambalinas. Camino a la presentación, le llegó la notificación de que Sasha había empezado a seguirlo en Instagram. En ese momento, supo que todo era real. Entró a los vestuarios y la vio. Sasha lo saludó por su nombre: “Tú eres AlezzAndro”. Se abrazaron, le expresó toda su admiración y le entregó un presente de parte de Imaginario Colectivo, compañía artística a la que pertenece. Al enterarse de que era el pionero del drag king en el Perú, Sasha le agradeció por su valentía. Más allá de impactar en el escenario y ganarse un nombre en la escena, lo que busca AlezzAndro es abrirles las puertas a nuevas personas y así animarlas a mostrar su arte a través del ‘dragkingnismo’.
Anel Lucía Bueno Trujillo tiene 25 años y estudia Diseño Gráfico en la PUCP. Aunque su personaje AlezzAndro tiene solo meses en los escenarios, su pasión por el arte y la música ha estado siempre presente en su camino: “Mis papás tomaron una decisión muy bonita cuando yo nací, que el arte tendría un papel muy importante en mi vida y la de mis hermanas. Estuvimos siempre muy metidas en distintos talleres y espacios artísticos”, cuenta con emoción. Su talento le valió una beca en Estados Unidos para explorar, desarrollar e innovar las artes escénicas junto con más de cien adolescentes de todos los continentes. Aunque tenían diferentes costumbres y culturas, el arte era el lenguaje común; y “cambiar el mundo”, en palabras de Anel, la meta final. Su educación parecía completa con esta experiencia, pero ella se sentía aún vacía.
“Soy parte del Cemduc (Centro de Música y Danza de la Universidad Católica). He bailado, he tocado, he sido presidenta del Centro Federado, he estado muy metida en cosas de la universidad, pero llegó un momento en el que dije: ‘ya, estoy acá, pero sigo sintiendo que estoy en una burbuja y que no estoy haciendo nada, ¿qué hago?’. Y, de pronto, apareció el drag”, cuenta. AlezzAndro fue la pieza que le faltaba. En este personaje, podía poner en práctica todo el conocimiento artístico que, desde pequeña, adquirió. Y aunque fueron las queens quienes promovieron el auge del movimiento drag, Anel asegura que, gracias a su bagaje, ser la pionera king en el país no le resultó tan complicado: “No supe de dónde cogerme al inicio, miré documentales, revisé cuentas de Instagram, pero luego me di cuenta de que no debía de mirar afuera; solo tuve que ver hacia adentro, hacia mí misma. Así, mi nombre, mi postura y mi estética crecieron rápidamente”.
Para Anel, como dijo alguna vez Kate Millet, lo personal es político. Si bien el drag, desde sus orígenes, propone cuestionar los roles de género, dentro de la comunidad local —comenta— se ha encontrado con un machismo encubierto, tanto en la performance de los personajes como en el trato hacia AlezzAndro. “Antes no se hablaba de machismo en el mundo drag, porque antes no había mujeres ahí. Lo he descubierto conviviendo con las queens. Se ‘mujerean’ para insultarse, también a mí. No respetan a mi personaje, creen que solo estoy allí para cargar las cosas y lo único sobre lo que hablan de mí es mi paquete”, cuenta.
Ella sabe, sin embargo, que no todo el entorno es así. Muchos de sus referentes son queens. Incluso tiene a su propia madre drag: Enigma Cipriani. “Ella estudia Artes Visuales en Corriente Alterna. Su estética va por el mismo lado que la mía. Es una persona de mente muy abierta y fue quien me impulsó a hacer drag”, comenta Anel. Dentro de este mundo, las familias tienen un papel fundamental: son lo que han fortalecido e impulsado su crecimiento global. “Creo que las relaciones son una de las cosas más importantes: tener un grupo de apoyo, un feedback y amigos que constantemente evolucionan contigo te ayuda a seguir mejorando”, señala Enigma Cipriani, la mentora de AlezzAndro en su camino al ‘dragkingnismo’. “Yo me contacté con Anel porque veía en ella, a través de sus publicaciones en redes, mucho talento y todas las aptitudes para hacer drag. Ahora nos apoyamos mutuamente en todo tipo de locuras que se nos ocurran”, agrega.
Su debut se produjo, precisamente, apoyando a su madre drag en la primera temporada del concurso The queen factor, reality peruano transmitido por YouTube y Facebook que inició en febrero. Allí, terminó definiendo su propio camino dentro del show: se presentó individualmente y llegó a ser finalista de la competición, donde únicamente participaban drag queens. Y si bien no aportaba al drama y peleas propias del espectáculo, gracias a sus pulcras presentaciones y sus exclusivos diseños de vestuario, pudo seguir avanzando en el concurso con su novedosa propuesta.
Anel recuerda que no fue sencillo encontrar un nombre. “El primero no era solo AlezzAndro, sino AlezzAndro Bezerra ‘El Matador’. Todo mal. Luego, cambió dos veces. El apellido me lo estoy guardando, me parece lindo, pero ya no lo uso. El apodo no, muy machista”, señala entre risas. Tenía claro que, como peruana, el nombre necesitaba un toque latino. Quería despojarse del origen anglosajón del término, sin tener recurrir a alguna connotación vulgar. Por su naturaleza satírica, el drag juega con los roles sexuales y es muy común encontrar nombres que lo expresen explícitamente.
Anel, sin embargo, no quiere reducir a su público: “Tenía que ser un nombre con bastante presencia, pero que, al mismo tiempo, se pueda usar en distintos espacios, porque también me interesa trabajar con niños y adultos mayores”. Espera, algún día, poder leerles cuentos como AlezzAndro o hacer funciones de títeres para ellos. Aunque el público que asiste a los eventos drag va en aumento, sabe que aún se trata de un sector muy limitado: básicamente la comunidad dad LGTBIQ+. Con el drag, no solo quiere que se celebre la diversidad sexual, sino la diversidad en general. Es consciente de que debe explorar nuevos ambientes y no solo las fiestas donde abundan la brillantina y el jolgorio.
“Yo quisiera, el próximo ciclo, durante las Interfacultades o los jueves culturales, traer el drag: hacer conversatorios y talleres. Desde nuestro privilegio de estudiar en una universidad privada, debemos aprovechar para difundir, hacer bulla e incomodar, porque para eso está el artista finalmente”, señala Anel con determinación. Es consciente de que aún existe un estigma muy expandido sobre las drags como personas sin preparación o, peor aún, portadoras de enfermedades sexuales. Por el momento, utiliza estos espacios nocturnos para demostrar que el drag es sobre todo un trabajo artístico. Si bien todavía no puede vivir de esta labor, espera dedicarse por completo a ella pronto.
Ser el precursor del ‘dragkingnismo’ en el Perú es una tarea que asume con orgullo, pero también con responsabilidad. Sabe que, en cada presentación, no solo su nombre está en juego, sino el de toda la comunidad king. “AlezzAndro me ha permitido acercarme más a mí misma como Anel. Yo era una persona muy insegura, aunque no lo parezca. También me ha permitido liberar todo ese miedo y disfrutar por completo de mí”, sentencia con una sonrisa llena de confianza y optimismo. El legado del rey AlezzAndro recién está empezando.