En medio de la pandemia, esta app no solo es útil para enviar mensajes de texto, sino que también sirve para vincular a los profesores de educación inicial y primaria con los padres de familia y sus alumnos.
Por: Adrián Calle
Portada: Archivo personal
A diferencia de los colegios privados o universidades, las instituciones educativas públicas no utilizan programas de videoconferencias —como Zoom— para el dictado de clases. Los profesores han tenido que buscar la forma adecuada de entablar una relación directa con los estudiantes y padres de familia. Así surgió WhatsApp como el medio ideal para la comunicación. Mediante la formación de chats grupales, el docente puede dirigirse a todos los papás y mamás para enviarles las clases diarias y también las tareas. Además, esta aplicación de mensajería instantánea facilita la nueva modalidad de calificación en los colegios públicos: la evaluación formativa. Dicho método consiste en la retroalimentación realizada por el maestro luego de observar las actividades realizadas por cada niño.
La educación virtual en colegios públicos ha sido un reto mayor para los profesores. Esta modalidad de enseñanza presenta dificultades, consecuencias y beneficios que difieren de la educación presencial. Para conocer los detalles, dos profesoras de colegios públicos que enseñan en el nivel inicial y primaria cuentan sus experiencias y percepciones de esta nueva modalidad educativa.
Construir nuevos métodos de enseñanza
Nelly Agüero Asencios trabaja en la Institución Educativa Inicial 377 Divino Niño Jesús ubicada en el distrito de Los Olivos. La docente enseña a 25 niños de tres años de edad. Su trabajo se basa en los contenidos difundidos en el programa de televisión y radio Aprendo en casa. “Los profesores escuchamos todas las mañanas las clases emitidas por TV Perú y reforzamos esas lecciones en nuestras propias clases. Trato de adecuar los contenidos para la edad de los niños, de tal manera que sea lo más sencillo posible”, indica la profesora.
Cada día la maestra envía a sus alumnos audios de aproximadamente diez minutos a través del grupo del salón en WhatsApp. Y es que la ventaja de esta aplicación es que permite enviar audios de larga duración, lo cual facilita que los maestros puedan compartir, con mayor detalle, las indicaciones, orientaciones y propósitos de las actividades que se desarrollan en el programa Aprendo en casa. “Después de las explicaciones, mando videos que contienen canciones infantiles con letras que invitan al juego. La finalidad de estos ejercicios es brindar momentos de recreación como una forma de soporte emocional. Los niños se cansan y se aburren si solo hacen las actividades planificadas por el programa”, afirma Agüero.
Otro es el caso de Mirtha Espinoza Paredes, profesora de la Institución Educativa Santa Rosa de América 4006 ubicada en el Cercado del Callao. Ella enseña en el quinto grado de primaria a 20 alumnos de 10 y 11 años de edad. Todos los días Mirtha sube al grupo del salón en WhatsApp un video de 45 minutos. El material audiovisual contiene las lecciones basadas en lo planificado por el programa Aprendo en casa. “Cada día reviso la página web de la plataforma Aprendo en casa para preparar las clases que son publicadas al día siguiente. Los temas de los videos son distintos cada día, ya que vemos varios cursos durante la semana, como matemáticas, personal social o comunicación integral”, sostiene. Aunque 45 minutos parezcan bastantes, la ventaja de WhatsApp es que comprime los videos para que pesen menos y así se evita gastar muchos datos móviles.
Nuevos criterios en la evaluación escolar
La escala convencional de evaluación (de 0 al 20) no encaja con esta nueva modalidad de educación a distancia que se aplica en la mayoría de los colegios estatales. El Minedu consideró que la forma adecuada para medir el aprendizaje es mediante una evaluación formativa. “No hay una nota. Nosotros evaluamos, pero no calificamos con un puntaje determinado. Después de observar todos los videos de las actividades realizadas por los niños, señalo los puntos a favor y en contra de cada uno. Me dirijo a los papás para dar las evaluaciones del caso», afirma la profesora de inicial. Ahora, la forma de calificar consiste en una retroalimentación que se ve facilitada por la comunicación entre los padres y las maestras mediante la aplicación de mensajería.
César Valderrama, especialista de la editorial Santillana, señala que la evaluación formativa ayuda a que los padres de familia indaguen sobre los progresos y dificultades de sus hijos. También ayuda a establecer una conexión emocional entre los maestros y alumnos, ya que el alumno observará que el profesor se preocupa por su desempeño en las actividades. “No se calificará a los estudiantes durante el confinamiento. Nosotros realizamos un proceso de retroalimentación para mejorar el aprendizaje de todos los niños. No estamos evaluando con exámenes ni prácticas”, aclara la profesora Mirtha Espinoza.
Los padres de familia, primordiales en la enseñanza
Cada día de clase los docentes graban videos o audios en los que explican las actividades planificadas por el programa Aprendo en casa. Como la relación estudiante-maestro no es directa, se necesita de los padres para que las actividades sean realizadas. Sobre todo en el caso de niños de educación inicial y primaria que aún no han desarrollado un aprendizaje autónomo. “Me comunico e interactúo a diario tanto con los alumnos como con los padres de familia para informar cómo se deben realizar los deberes escolares en casa. La comunicación es principalmente por el grupo de WhatsApp que se ha formado, aunque también nos comunicamos por correo. La comunicación por Zoom se da en pocas oportunidades con los papás que tienen facilidades de conectividad. Hasta el momento, no he recibido quejas de los padres”, menciona la maestra Mirtha Espinoza.
Comunicarse con los padres de familia también puede ser una de las mayores dificultades para los profesores de educación inicial y primaria que hoy hacen educación a distancia. En ocasiones, los papás no tienen tiempo para ayudar al hijo en sus tareas. La razón es que muchos de ellos también tienen actividad laboral, realizan los quehaceres del hogar, tienen que atender a otros hijos o, en el caso más trágico, tienen que cuidar a familiares infectados del COVID-19. “Las clases están dirigidas a los papás. En este momento, ellos vienen a ser nuestro instrumento de transmisión del aprendizaje. Si yo mando mi audio, el niño de 3 años no me va a captar la idea. Yo transmito a los padres de familia para que ellos le expliquen a los niños y desarrollen la actividad de acuerdo a las orientaciones que les he dado. Una vez a la semana hablo por videollamada vía WhatsApp con los padres y con niños para saber cómo están y qué dificultades presentan. La directora nos pide que nos llevemos bien con los papás, porque necesitamos el apoyo de ellos”, explica la profesora Nelly Agüero.
El deseo de retornar a las aulas
El aislamiento obligatorio decretado el 15 de marzo significó un duro golpe para la educación pública. Las autoridades tomaron medidas para que los estudiantes puedan ejercer su derecho a la educación. Se creó un programa de radio y televisión —Aprendo en casa— con la finalidad de llegar a todos los rincones del país. La formación eficiente de los niños requiere también de otros mecanismos que ayuden a su progreso educativo. Las herramientas tecnológicas son de gran ayuda para el desarrollo de las actividades académicas. “El principal problema de la educación a distancia es la falta de internet en algunos hogares, esa es una de las razones por las que no estamos trabajando con programas que requieren una buena conectividad”, precisa la profesora Nelly Agüero. Ante esto, WhatsApp se configura como la app ideal para mantener una buena comunicación sin necesidad de gastar muchos datos, pues consume menos en comparación con otras aplicaciones de videollamadas como Hangouts y Skype.
Sin duda, la pandemia ha provocado muchos trastornos en la salud mental de niños y adolescentes. El aislamiento, el temor al contagio, la muerte de familiares, vecinos y amigos o las graves dificultades económicas causadas por la pandemia han provocado un deterioro emocional severo. El confinamiento obligatorio, por ejemplo, ha causado que los niños modifiquen sus estilos de vida. Ellos están acostumbrados a jugar con los amigos, salir con la familia a los parques para desenvolverse con libertad. Los profesores tienen ahora el reto de brindar ese soporte emocional que necesitan sus alumnos. “Uno de los problemas que yo identifiqué es que los niños no se sienten libres para interactuar. Se sienten limitados, solo pueden dialogar con sus familiares. Y la situación empeora cuando no tienen hermanos. Tienen ganas de salir a la calle y jugar con chicos de su edad. Cuando iban al colegio tenían la libertad de divertirse en las horas de recreo”, subraya Mirtha Espinoza, la profesora del colegio chalaco.
“Además, creo que la educación a distancia tiene otros problemas. Los estudiantes no están aprendiendo al 100% porque el tiempo de estudio es menor comparado al tiempo que se dedicaba en la educación presencial. Los alumnos invierten aproximadamente tres horas diarias en las actividades escolares. Otro aspecto negativo es que el niño se siente muy protegido y no desarrolla su autonomía. Necesita la ayuda de sus padres para el desarrollo de sus deberes. El niño cree que sus padres están para ayudarles en todo momento”, agrega Mirtha Espinoza.
Pero también hay un lado positivo. Esta cuarentena ha logrado que se pueda compartir más tiempo en familia. Muchos padres hacen teletrabajo o dejaron de trabajar, lo que significa que pueden pasar más tiempo en casa al lado de sus hijos. “El principal punto a favor de la educación virtual es que que los padres se comunican constantemente con sus hijos y se preocupan por su aprendizaje. El confinamiento ha ayudado a fortalecer la unión familiar”, afirma Nelly Agüero.