El abogado Rudecindo Vega preside el directorio de Sedapal desde 2016. Dice que lo que le quita el sueño no es que a Lima se le acabe el agua, sino que la empresa no pueda estar a la altura de las reformas exigidas.
Por: Luis Palomino, Luisenrrique Becerra y Hildegard Willer
Portada: Andina
En Lima hay mucha gente sin agua, ¿qué está haciendo Sedapal para dialogar con estas personas?
Hay que poner en contexto varios temas. Lima es una ciudad de más de diez millones de habitantes y está sobre un desierto. El 92% de personas que viven en este desierto tiene acceso al agua. Un 8% no lo tiene. Cifras más, cifras menos, un millón de ciudadanos de Lima no tienen agua. ¿Cómo planteamos la cobertura para el 8% que falta? Con las obras que están en el Plan Maestro Optimizado de Sedapal, pero sobre todo con un programa social nuevo que estamos creando. Por más que hagamos todas las obras de infraestructura, importantes, pensadas y planificadas, hay alrededor de 350 mil personas a las que no se llegaría con agua [convencionalmente], porque no están en el marco de influencia de estas grandes obras de infraestructura.
¿Qué pasará con ellos?
Para ellos estamos creando un programa social de proyectos no convencionales: “Agua es vida”. Identificamos, por ejemplo, un pueblo o un asentamiento humano. Nosotros vamos y les ponemos un reservorio grande de agua potable. Ese reservorio lo llenamos nosotros con camiones cisterna, y de ahí sacamos las redes de agua que van a cada domicilio. Y en cada domicilio hacemos baños secos o biodigestores para el desagüe. Incluso con el agua que sale de estos baños podemos hacer biojardinería. Lanzaremos este programa en las próximas semanas, vamos a iniciar en San Juan de Lurigancho.
¿Entonces, para ese 8% de personas no se instalará el servicio de agua y desagüe convencional?
No. De esa suerte de millón de habitantes, hay 350 mil que vamos a cubrir con formas no convencionales.
¿Habrá que pagar más por este servicio, como la gente que actualmente está servida por los camiones particulares?
No. Justamente un programa de este tipo sirve para bajar las tarifas. Lamentablemente, en estos momentos, las familias en zonas pobres pagan por cilindro 3 soles, en promedio. Cinco cilindros son un metro cúbico. Por metro cúbico pagan 15 soles. En algunas zonas llegan a pagar 25 soles por metro cúbico. Para todos los usuarios en Lima, el metro cúbico cuesta en promedio 3.50 soles. Entonces ellos están pagando cerca de cuatro veces más.
¿Por qué Sedapal no ha planteado un servicio relacionado a los camiones particulares que van a las zonas pobres?
Como eso no está regulado como servicio público, lamentablemente nosotros no podemos intervenir. Y no solamente es un servicio prestado por particulares, sino que la mayor cantidad es informal.
¿Cómo se piensa controlar a las cisternas?
Lo primero que pedimos es que [el servicio] sea regulado. Una vez que sea regulado normativamente, nosotros estableceremos, a través de los surtidores, mecanismos de fiscalización para que el agua sea efectivamente agua potable de consumo humano; que la cisterna no esté oxidada y que cumplan con condiciones de calidad, de tal manera que reparta agua apta para consumo.
¿Qué hace falta?
La norma. Nosotros hemos hecho esa propuesta.
Sobre el tema anterior, ¿para cuándo Lima tendrá cobertura de agua al 100%?
Sedapal pensaba llegar al 100% de cobertura en 30 años. Con el compromiso del presidente, lo que estamos haciendo es para que [la cobertura total] sea en este periodo gubernamental. Hoy tenemos un plan que nos permite hablar de 720 proyectos a ser ejecutados en los próximos años; de 22 millones de soles de inversión –inversión que viene por transferencias del gobierno, de asociaciones público privadas, que viene por endeudamiento y por los recursos de la tarifa–. Hay toda una estrategia financiera para ejecutar todas estas actividades. ¿En esta nueva gestión hemos avanzado? Sí, bastante; pero no al ritmo que hubiéramos querido.
El gobierno ya se comprometió. Usted, como presidente de Sedapal, ¿aseguraría que para el 2020 Lima estará cubierta al 100%?
Lo que yo te aseguro es que estamos embarcados en que eso sea así, y ya hemos hecho una serie de cambios normativos. Estamos incluso con una viada de funcionamiento que la empresa no tenía antes, a partir de la interrelación con las organizaciones sociales. Pero si es que se diera el caso de que no se llegara a cumplir, tengan la seguridad de que lo tendríamos todo encaminado.
No porque se les dé agua a más personas, les va a faltar a otras, ¿o sí?
No, porque para eso ya están los otros proyectos. No solamente se trata de ampliar las redes o crear proyectos no convencionales para darles agua, sino que nosotros tenemos que ver de dónde vamos a traer más agua. Para eso estamos haciendo nuevas reservas: en la parte alta de las cabeceras de cuenca del Chillón, del Rímac, de Lurín, en la cabecera de cuenca del Mantaro. La presa de almacenamiento más grande está en Yauli, en Junín. Lima consume el agua que nosotros almacenamos en Junín.
¿Y se le paga por eso a Junín?
No hay precisamente canon, pero sí hacemos inversiones en la comunidad.
¿Qué tipo de inversiones?
Mejoras. Carreteras, postes. Hay una responsabilidad social de la empresa.
¿Me podría mencionar un par de obras? ¿Qué es lo que se ha hecho?
En Marcapomacocha es en donde principalmente tenemos esto. El mantenimiento de la carretera, postas, colegios…
El escenario para el 2021 suena súper bien: todos vamos a tener agua. ¿No hay que preocuparnos porque se puede acabar el agua para Lima?
No, para nada. En realidad, en Lima tenemos que preocuparnos en el porqué los ciudadanos somos tan irresponsables con el uso del agua. Además, por qué somos tan poco solidarios con el cuidado del agua.
¿Hay un plan por parte de Sedapal para fomentar esta cultura del agua?
Han existido propuestas, existen iniciativas de Sedapal desde hace muchísimos años. Lamentablemente ha sido reducido y con poco apoyo.
Imaginemos que colapsa La Atarjea, como con los huaycos, ¿para cuántas horas o días habría reserva de agua para Lima?
En estos momentos tenemos un grado de autonomía para cinco o seis horas máximo. Tenemos previsto hacer dos estanques más y una tercera planta en La Atarjea, e incrementar dos reservorios de cabecera. Eso nos llevará a diez u once horas de autonomía. Pero no es suficiente. Deberíamos trabajar por tener un grado de autonomía de 24 horas. Para eso necesitamos más infraestructura. En paralelo, esperamos que para el segundo semestre de este año comencemos con un programa que signifique el almacenamiento de agua en cada domicilio con tanques. Que cada familia tenga un tanque que le permita tener cierto almacenamiento. [Eso] Garantiza el almacenamiento 24 horas al día, y de paso nos alivia, al dar un salto de seis horas a diez horas, a multiplicarlas en una cantidad de horas adicionales.
Confiar únicamente en La Atarjea, ¿no es un riesgo? Pues si colapsa la planta, nos quedamos sin agua. ¿Cómo solucionar esto?
El abastecimiento de Lima no solamente es de La Atarjea; una gran parte tiene que ver con pozos subterráneos. En la época de los huaycos, gran parte del norte de Lima era abastecida por agua subterránea a través de pozos. Es un componente importante.
¿Los pozos no son sobreexplotados?
No, los acuíferos están bien. Lo que pasa es que no hemos tenido autoridad; hoy sí. El tratamiento y la regulación o la norma sobre agua subterránea también es un tema pendiente. Pero el acuífero se está cuidando y recuperando bien.
¿Una solución para evitar la contaminación sería entubar el río Rímac? O sea, instalar una plataforma superior.
Es un proyecto que estaba de hace muchísimo tiempo. No es entubar el río Rímac, pero sí es entubar agua que podemos traer de otras zonas. Hay un proyecto que viene de la época de los noventa, que es entubar el agua de la central hidroeléctrica de Moyopampa y traerla entubada hasta Sedapal. Nos garantizaría un poquito más de caudal y de limpieza de agua –por lo menos no estaría afectada a la turbiedad en la época de los huaycos–. Sobre el río Rímac, tenemos otro programa llamado “Sembramos agua”, que lanzaremos en la primera quincena de julio. Desde Sedapal podríamos hacer inversiones en infraestructura verde para cuidar nuestras cuencas: Rímac, Chillón, Lurín y cabecera del Mantaro. Principalmente reforestación, recuperación de bofedales, zanjas de filtración de agua. Es un proyecto verde bastante rico: el primero de este tipo en América Latina.
Usted ha dicho que la irresponsabilidad en el gasto de agua es un riesgo para las fuentes, ¿por qué no ha funcionado la concientización para que la gente cuide más el agua?
No es que en Sedapal no haya previsto; hay iniciativas…, lo que pasa es que son muy modestas. Lamentablemente, en el país no tenemos respeto por los recursos naturales…
No hemos tenido una buena formación. No hay una política de Estado que nos haya enseñado a respetar nuestros recursos naturales.
Hay un 30% de agua que se está perdiendo en tuberías rotas, ¿qué está haciendo Sedapal?
Hay cifras que no son las sinceras. Yo sé que hay personas que dicen que el agua no facturada de Sedapal es de 40%. Usted acaba de señalar que es 30%. El agua no facturada de Sedapal es 28%. En el promedio latinoamericano, ese número está por debajo. Eso no quiere decir que estamos bien; pero no estamos peor que otros. Ahora estamos implementando una nueva política para reducir el agua no facturada. Lamentablemente no hay recursos para invertir. Sedapal necesita el 4% de su presupuesto para reponer tuberías antiguas. Lamentablemente sólo invierte el 0, 66%.
¿Por qué?
Porque no hay recursos, no hay plata para reponer tuberías. Eso es uno. Lo segundo, todo el tema de las conexiones clandestinas. Hoy estamos interviniendo muchísimas conexiones clandestinas no facturadas.
¿Cuántas han intervenido hasta ahora?
No te puedo decir la cifra, pero sí te puedo decir que antes no lo hacíamos y ahora sí. Y lo tercero es que estamos iniciando un proceso de recepción de habilitaciones urbanas. Vamos a decir, urbanizaciones que son habitadas, que consumen agua, pero como la obra no fue recepcionada por Sedapal, entonces no pagan. Perjuicio para Sedapal. Todo eso lo tenemos que corregir de a pocos.
Si no hay dinero, ¿cómo se debería hacer para obtener un presupuesto para obras?
Hemos pedido, y estamos culminando, un plan multianual de inversiones para reponer redes.
Pero lo que pasa con los planes es que siempre se aplazan. ¿Por qué?
Hay razones técnicas, normativas, financieras…, razones sociales. Hoy con la nueva normativa posiblemente la demora va a ser menor, se van a ahorrar entre seis y siete años en temas de proyectos de agua. El Perú, por más crecimiento que tenga, no es una caja inagotable. Sedapal necesita 22 millones de soles y sólo capta por tarifa, siete millones 500 mil.
Además de la irresponsabilidad de la gente que derrocha el agua, ¿cuál es su mayor temor como presidente de Sedapal respecto al agua?
Lo único de lo que vivo preocupado es por que la empresa tenga la capacidad para estar a la altura de las metas que hay que cumplir. Y en este momento mi gran preocupación es que no estamos a la altura. Podemos estar trabajando más fuerte que años anteriores, pero todavía no veo una empresa que camine al ritmo del reto planteado.
¿Por capacidad organizacional o más por presupuesto?
De todo. Es organizacional, es de presupuesto. No es lo mismo una empresa para invertir 350 millones, que una empresa para invertir 3500 millones.
¿Estaría a favor de una privatización?
No, es un tema que ni siquiera está planteado. El presidente de la República, durante su campaña, señaló que no está prevista la privatización de Sedapal. Y como en algún momento he declarado: es más fácil que yo me vaya de Sedapal que se privatice.