Pioneras PUCP: las primeras mujeres que estudiaron aquí
Son trece retratos de las primeras mujeres que estudiaron o enseñaron en esta universidad. Las imágenes en blanco y negro, gigantes, imponentes, destacan en las paredes de Tinkuy, ese espacio público multiusos en el cual alumnas y alumnos de la PUCP estudian, conversan, reposan y retozan entre clases. La muestra fotográfica, titulada ‘Expo Mujeres 100 PUCP’, forma parte de las celebraciones por el Centenario de la PUCP y ha sido organizada por el Grupo de Investigación en Estudios de Género y la Cátedra UNESCO de Igualdad de Género.
Por: Jimena Rodríguez
Luzmila Mendoza y Julia Castañeda ingresaron en 1922 a la Pontificia Universidad Católica del Perú. Fueron las primeras alumnas de esta casa de estudios. Lo poco que se sabe de ellas es que querían estudiar letras. Tal parece que Julia fue a clases. En cuanto a Luzmila no se sabe si se llegó a matricular. Eso es todo. El rastro de ambas mujeres se perdió con los años. Más allá del dato del ingreso, en los archivos de la universidad no figura ninguna otra huella de su paso por las aulas. Lo mismo ocurre con muchas otras imágenes de mujeres que estudiaron o trabajaron en los primeras décadas de la PUCP, cuando las clases se dictaban en el local de la Plaza Francia. Si la identidad y el cargo de los hombres figura en algún registro o en el reverso de las fotografías: ¿por qué no se consignó también el nombre de las mujeres?
Esa fue la pregunta que se hizo la Dra. Pepi Patrón, profesora principal del Departamento de Humanidades y Vicerrectora de Investigación de la universidad. “Incluso en un ambiente académico como la universidad, la mujer fue invisible durante décadas. Estaba allí pero sin nombre”, sostiene.
La iniciativa de esta exposición surgió hace dos años, luego de la visita de la Dra. Aránzazu Borrachero, profesora e investigadora de la City University of New York. Ella vino a la PUCP para exponer el proyecto ‘Madres e Hijas de la Transición Española’, un trabajo de recuperación de testimonios grabados de mujeres que participaron en la Guerra Civil Española.
A partir de esta experiencia, el Grupo de Investigación en Estudios de Género fue dando forma a un proyecto enfocado en reconstruir la historia de las mujeres en la PUCP. La fotógrafa Mayu Mohanna, curadora de la muestra, explica que antes de la selección de fotografías hubo un proceso de documentación extenso. Se recurrió a los archivos de cuatro diarios de Lima, a la Biblioteca Nacional, el Instituto Riva Agüero y a más de 100 álbumes familiares. Se llegó a reunir un archivo de aproximadamente 4500 fotos sobre la vida universitaria en el anterior campus de la Plaza Francia, en el centro de Lima, y de los primeros años en el Fundo Pando, en San Miguel.
Mayu precisa que la recuperación fotográfica consiste en un trabajo de recopilación de documentos históricos y reconstrucción de una línea de tiempo. “La memoria visual se tiene que fundamentar, basar o construir sobre fuentes escritas. Primero se realiza una cronología con las fuentes y hechos más exactos posibles, pues este será el guión que orientará la investigación”.
Mayu y Verónica Salem, comunicadora, fotógrafa y parte del equipo de curaduría de la muestra, revisaron el reverso de cada fotografía para encontrar algún dato importante sobre quiénes aparecían allí, la fecha, el lugar o el motivo del retrato. Lo datos consignados les permitieron enlazar las imágenes con algunos hechos históricos. Durante esta etapa de la investigación se dieron cuenta que en las primeras cinco décadas de la universidad solo se registraba los nombres de los hombres. Por ejemplo, en la fotografía grupal con el Padre Felipe MacGregor, tomada en los años sesenta, el único identificado es él. Esta omisión empieza a ser corregida en la siguiente década. Y en una imagen de los ochenta, por ejemplo, se incluye el nombre de profesora de química Olga Lock y los de todas las alumnas que la rodean.
A diferencia de las tradicionales exposiciones fotográficas instaladas en recintos separados del espacio habitado, las imágenes en este caso fueron ampliadas a una dimensión necesaria para cubrir las paredes más visibles de los tres pisos del edificio Tinkuy. Algo importante que resalta la Dra. Pepi Patrón es que este lugar es un espacio de interacción social. Esta característica de la propuesta museográfica lleva a alumnos, profesores y empleados a recorrer los tres pisos del complejo y que no solo se encuentre con las fotos, sino que también reflexione sobre aquello que está viendo.
Son trece imágenes las que han sido colocadas en un número similar de ambientes de Tinkuy. Siguiendo un criterio cronológico, en el primer piso están las fotos de los años 20, 30, 40 y 50; en el segundo piso, la de los años 60 y 70; finalmente, en el último piso, hay fotos de los años 80 y una galería de las mujeres de la universidad que tuvieron o tienen algún cargo importante, como profesoras eméritas, primeras decanas de diversas facultades y aquellas que han recibido la Medalla de Honor R. P. Jorge Dintilhac, que reconoce el aporte a la educación superior.
La Dra. Patricia Ruiz Bravo, socióloga y parte del grupo de Estudios de Género, explica que este es un proyecto abierto, sin fecha final a la vista, dado que piensan utilizar este espacio para seguir proyectando la historia de la universidad bajo un enfoque de género. Hoy, más de la mitad del alumnado de la universidad está compuesto por mujeres. Sin embargo, la brecha de género subsiste, es todavía una tarea por resolver. Dentro de un contexto de lucha y reconocimiento de la mujer en la academia, la universidad no solo busca celebrar los logros en estos cien años, sino también llamar la atención sobre lo mucho que queda por hacer para acortar la brecha de género.