Mar adentro un pescador artesanal está solo para atrapar los mejores peces pero solo también frente a percances. Moisés Zúñiga tuvo un paro cardiorespiratorio cuando estaba en altamar. Regresó grave al muelle de Chorrillos, lo llevaron al hospital y allí, al ver que no respiraba, le abrieron la garganta. Estuvo en coma dos meses. “No le echamos la culpa a la pesca de la enfermedad que podamos tener, sino al cuidado personal de cada uno”, dice.
La vida del pescador es dura. La humedad se siente en los huesos. Algunos mueren ahogados por la agresividad del mar y los peces. Hasta la creación del seguro del pescador artesanal en el 2017 ninguno tenía facilidades para atenderse. Moisés tiene en mira un nuevo futuro: Chile, donde podrá dar rienda suelta a su pasión culinaria.
Por: Christian Fernández, José Luis Pacheco, Jaime Valderrama, Eymi Montenegro