Ha sido activista durante muchos años. Siempre le interesaron los temas sociales y ambientales. Esa fue una de las razones por las que se aventuró a hacer un documental en el Perú a pesar que este tipo de cine no tiene mucha acogida. En esta entrevista, Nuria Frígola, productora del documental “Hija de la Laguna”, cuenta su grata experiencia sobre el proyecto, sus expectativas y la importancia de hacer minería teniendo en cuenta el desarrollo sostenible de los pueblos y de la naturaleza.
Por: Yuriko Aquino
-Cantas, haces impro, eres profesora en la PUCP, activista y trabajas en tus proyectos personales…
-¡No canto nada! (risas)
-En varias fotos parece que sí…
-Ah sí, es una farsa. Canto muy mal.
-¿Cómo te das tiempo para todo?
-Ay, acabo en el psicólogo… (risas). Soy muy hiperactiva, y de hecho este año estoy con demasiadas cosas, así que mi plan es dejar algunas para dosificar mejor el tiempo. Siempre trato que mis proyectos dialoguen, que una cosa tenga que ver con la otra. Ahora, por ejemplo, estoy terminando mi maestría sobre desarrollo humano y la tesis es de un componente audiovisual, como lo que he venido haciendo con “Hija de la Laguna”.
-¿Cómo se relaciona ser activista con tu carrera?
-Se relaciona completamente. Desde muy pequeña se me cultivó mucho la idea de ver a las demás personas como posibles hermanos. Ese valor siempre guió un poco el tipo de trabajos que quería hacer. He trabajado para organizaciones como Amnistía Internacional y Green Peace durante años. Aplico el activismo en todo.
-Entonces siempre te han interesado los temas medio ambientales…
-Sí, claro que sí.
“Hija de la Laguna”, su más reciente producción, se proyectó en Canadá, en el festival de cine documental más importante de Norteamérica. Luego se exhibió en el Festival de Cine de Lima. Este fue su primer contacto con el público peruano, con funciones agotadas y ovaciones de pie para Nélida Ayay, la protagonista. Con más de seis millones de reproducciones, el tráiler se ha convertido en el más visto del cine peruano, dejando atrás el de Asu Mare, la producción más taquillera en el Perú. Ha sido reconocido y recomendado por actores como el argentino Ricardo Darín. Ha obtenido diversos premios entre los que destacan el ‘Premio a Postproducción’ (2013), y el ‘Premio a Distribución’ (2014), otorgados por el Ministerio de Cultura. Esta es su tercera semana en salas de cine y todo parece indicar que por su éxito seguirá en las carteleras.
-No es la primera vez que Guarango toca temas de impacto socio ambiental del Perú, ¿por qué crees que “Hija de la Laguna” ha tenido una mayor acogida en comparación a todos sus trabajos anteriores?
-Es el cuarto documental de Guarango sobre comunidades que se enfrentan a la minería. Justamente a partir de estos proyectos anteriores es que surge un primer fondo para hacer un documental que tocara estos temas en Perú y Bolivia, aprovechando la experiencia de Tito Cabellos, el director. Tito quería que fuera cinematográficamente y narrativamente diferente para explorar un poco otros lenguajes.
Las razones por las que ha tenido bastante impacto son varias y no creo que las podemos saber con exactitud. Fue un acierto de nuestra parte el tráiler, que es muy bueno, y también colgarlo en Facebook y no en Youtube. Saltarnos los medios tradicionales hizo que hubiera mucho impacto en el extranjero también. Por último, la razón final y verdadera, creo, y que en realidad es muy triste, es que es un problema universal que toca los corazones. La gente lo ha compartido porque siente que es una constante preocupación y es terrible que sea un problema peruano, latinoamericano y global.
«Nélida dijo algo que no se me hubiera ocurrido, dijo a la cámara que le impresionaba mucho ver al cerro despellejado y que sentía que a ella le sacaban el hígado y los riñones al verlo”.
-El tráiler alcanzó más de 5.7 millones de reproducciones en su página oficial de Facebook…
-Nosotros lo teníamos muy claro desde el principio, porque no significaba que íbamos a tener el mismo número de espectadores solo por pura aritmética: salimos en cuatro salas y ni siquiera en horario completo. Pero que la gente vea el tráiler y que la historia llegue, aunque sea un poquito, a los corazones de las personas es muy bueno.
-¿El cine documental en el Perú está creciendo?
-Hay un boom del cine nacional que empezó con producciones comerciales como Asu Mare. Y ahora es genial que producciones más independientes lleguen a las salas y tengan espectadores.
-¿Cómo lograste entender la cosmovisión de los habitantes de los andes?
-Fue sorprendente y progresivo. Me acuerdo que el discurso de Nélida me impactó al inicio. La primera vez que estábamos frente a un tajo abierto cerca de Cajamarca, veíamos el cerro negro. Nélida dijo algo que no se me hubiera ocurrido, dijo a la cámara que le impresionaba mucho ver al cerro despellejado y que sentía que a ella le sacaban el hígado y los riñones al verlo. Eso implica una relación demasiado fuerte con la naturaleza. Yo nunca hubiera dicho despellejado, pero ahora entiendo porque siento también el dolor de la tierra. Ese discurso se volvió natural en mí y me hice preguntas sobre mi forma de consumo.
-La elección de Nélida para encarnar al personaje central fue muy acertada…
-Desde el principio era alguien que todas las personas nos referían. Cuando investigábamos nos decían: Nélida ha sido regidora, estudia derecho, lo que más ama en su vida es alimentar a sus patos, ha hecho un corto documental que se llama Yacumama… Era fascinante en todos los sentidos para ser la protagonista.
-Leí que en una clase de cine de Estudios Generales de la PUCP, pasaste el tráiler de la película y los alumnos empezaron a aplaudir…
-Eso fue hermoso, definitivamente tocó corazones. El director y yo hemos ido a todas las clases y eventos universitarios donde nos han invitado para que la gente conozca el documental. Esa clase de cine fue a la primera que fui. Había preparado mi presentación, pero solo pasé el tráiler y los chicos aplaudieron e inmediatamente se armó el debate.
He tenido otras experiencias más difíciles. En otra universidad, en una carrera de administración de empresas, proyecté el tráiler. Yo estaba acostumbrada a que la gente pregunte o comente, pero no hubo reacción. De modo que le pregunté a los alumnos de qué creen que trataba el documental, y uno de ellos dijo: de los temores de los campesinos en relación a los proyectos de desarrollo. Pensé: uy, hay otra visión aquí, entonces le repregunté si estos temores eran fundados o infundados, y me respondió que infundados. Probablemente era un curso de gestión ambiental y ellos quieren trabajar para el sector minero.
“El documental está a favor del agua, y en contra de la destrucción de la naturaleza y de las vidas para sacar materiales a cualquier costo».
-Si bien hay diálogos en el documental, hay más silencios largos o música que acompañan los imponentes paisajes de los andes y definitivamente te trasladan a ese espacio. ¿Fue difícil lograrlo?
-Quería que fuera algo bien sensorial. Nos tomamos días de grabación para rodar la naturaleza. Algo hermoso que está en el tráiler son los ojos de agua y tratamos de capturar toda la belleza de los andes.
-Se ha negado que la trama tenga una tendencia “antiminera”, ¿qué posición toma el documental entonces?
-Es totalmente subjetivo, hay una posición del director, de Guarango, de la producción que va más hacia la sostenibilidad, la denuncia de la violación de los derechos humanos; pero no es antiminero. De entrada, las cámaras que usamos tienen metal, las baterías son de litio… El documental está a favor del agua, y en contra de la destrucción de la naturaleza y de las vidas para sacar materiales a cualquier costo. Todas las personas necesitamos metales, pero no por ejemplo en cabeceras de cuenca, no si no hay licencia social, ni violando derechos humanos para imponer un proyecto.
-¿Planeas hacer más documentales?
-Por supuesto. Hace poco he ganado el concurso de proyectos de largometraje documental del Ministerio de Cultura. Estoy súper feliz. Es una responsabilidad muy grande dirigir un documental que ya está en pre producción. Empiezo el 2016 con el rodaje.