Gabriel de la Cruz es el fundador de Presente, una organización que trabaja por la inclusión de la comunidad LGBTQI+ en el sector laboral y en la cultura peruana. Piurano, 36 años, casado, Gabriel afirma que seguirá luchando por sus derechos aun cuando estos no figuren en las prioridades de los políticos más votados en la última elección presidencial.
Por: Darlen Leonardo
Portada: Archivo personal
Gabriel trató de llevar una vida heterosexual hasta los 22 años. Se reprimió aún más cuando empezó a ser objeto de burlas a causa de sus ademanes femeninos. “Esto no me puede pasar más”, se decía a sí mismo. Trató de adoptar una postura masculina y se volvió aún más tímido. “Miedo al rechazo. Siempre tenía miedo al qué dirán y cómo me tratarán”, recuerda. Gabriel sufría y se sentía muy inseguro.
A los 24 años se armó de valor y, en una reunión privada, les reveló a sus diez amigos cercanos que él era gay. También les presentó a su novio de esa época. Nadie se burló ni se escandalizó. Ocurrió todo lo contrario. Gabriel se sintió aliviado. Su círculo de amigos más íntimo lo aceptaba tal como era. Cuando cumplió 25 años se unió a un grupo de teatro testimonial, sentía que esa experiencia lo ayudaría a superar su timidez. Y en efecto, el teatro testimonial lo ayudó a soltarse y a mostrarse cómo él era realmente. Hablaba sobre sí mismo. Daba su testimonio de vida.
Aún con miedo al rechazo, pero sin poder ocultarlo más, a los 28 años decidió hablarle a su mamá de su identidad sexual. Una tarde se sentó con ella en la sala de su casa y, entre lágrimas, le confesó que le gustaban los hombres. Hubo un silencio largo. Su mamá no le dijo absolutamente nada ese día. “Lo estará procesando”, pensó Gabriel.
Sin embargo, a los pocos días ella empezó a preguntarle si le gustaba tal o cual otra chica. ¿Será tan fuerte el poder de la negación o realmente mamá se ha olvidado de todo lo que le había contado?, se preguntaba Gabriel, tratando de entenderla. Si él debió cumplir 28 años para aceptar y reivindicar su sexualidad sin culpas, no podía exigirle a su madre que lo acepte de un momento a otro. Una noche Gabriel llegó llorando a casa. Había terminado una relación. Fue a raíz de esa ruptura y decepción que ella empezó a entender los sentimientos de su hijo. Al día siguiente lo invitó a almorzar y le dijo que piense en todos los defectos de su ex para que así lo olvidara más rápido. Gabriel se sintió por fin acogido y comprendido por la mujer que más ha amado en la vida.
Luego de contarle a su mamá y a sus mejores amigos que era gay, Gabriel sintió alivio y satisfacción. Sin embargo, el miedo al rechazo era constante y solo podía ser mitigado a medida que más personas conocían sobre su orientación sexual.
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Gabriel estudió Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Desde que salió de la universidad empezó a trabajar en Transparencia, una ONG enfocada en la promoción de la democracia y la representación política. Luego de unos meses de trabajo, Gabriel fue encargado de los temas vinculados a género, específicamente en la promoción de la participación política de la mujer. Fue allí donde descubrió que también se debía visibilizar la falta de derechos, la inequidad y vulnerabilidad de la comunidad LGBTQI+. “En 2014 tomé la decisión de empezar a trabajar en la generación de proyectos a favor de las personas LGBTQI+”. Así pudo formar el colectivo No tengo miedo, que defendía los derechos de la comunidad gay.
Ese año fue invitado a ser el moderador de la Marcha del orgullo en Lima. Había cumplido 29, pero la orientación sexual de Gabriel seguía siendo una incógnita para la mayoría de las personas que conocía o con las que trabajaba. Familiares y amigos lo vieron en televisión, en el estrado, agradeciendo el apoyo de la comunidad LGBTQI+. Fue una sorpresa. “No pensé que iría tanta gente. Me equivoqué. Fue una de las marchas más grandes realizadas en Lima y, además, fue televisada”, recuerda.
“Lo que vino después fue muy grato y apareció en mi muro de Facebook. Estaba lleno de mensajes de amigas y amigos diciéndome lo orgullosos que estaban de mí. Y eso para mí fue un antes y un después en mi vida”, recuerda.
En el 2016 ganó una beca para trabajar en Estados Unidos. Allí pudo conocer la labor de organizaciones que defienden derechos civiles y luchan por la igualdad. El 17 de junio del 2017 Gabriel fundó Presente, una ONG que promueve el acceso igualitario a empresas e impulsa una cultura laboral contra la discriminación.
–¿Cómo surgió la idea de fundar Presente?
–La ONG nace con el objetivo de sensibilizar al mercado laboral en temas de diversidad LGBTIQ+ e incluir a personas de nuestra comunidad en las empresas públicas o privadas. No teníamos experiencia en el mundo corporativo, pero nos dimos cuenta que había empresas inclusivas y que no debían ser una minoría, sino todo lo contrario. Entonces decidimos buscar incidencia para lograr empresas más inclusivas en el país. Cuando empezamos, lo primero que hicimos fue entablar alianzas con organizaciones más grandes y con mayor experiencia. Descubrimos que en junio (el mes del Orgullo LGBTQI+) las empresas realizaban el business case de la inclusión y la diversidad, es decir, lograban que este tema se convierta en números y aumente su rentabilidad.
–¿Y qué actividades realizan?
–Trabajamos con líderes corporativos y en el área de Recursos Humanos para que los ejecutivos conozcan los derechos de la población LGBTQI+ y sean amigables durante el proceso de selección. Además, realizamos charlas y talleres con el personal de las empresas para que los miembros de la comunidad que trabajen en ella tengan un ambiente laboral saludable, donde sean respetados.
–¿Cuál es el objetivo de la organización?
–Buscamos que Presente se convierta en un espacio que inspire a otras personas para que ellas lleven este mensaje de lucha y de igualdad a distintos lugares y pueda hablarse de inclusión en la mayoría de las empresas. Así las personas de la comunidad no sentirán que deben callar sus pensamientos y emociones en los lugares donde laboran.
Gabriel se pone a sí mismo como un ejemplo: “Hasta los 22 años viví con miedo al rechazo. Obviamente no daba todo de mí en el trabajo. Me moría de miedo. Tenía que guardar determinadas formas para evitar que se note que era gay. Como estaba tan concentrado en evitar que me noten, pues no me hacía notar. ¿Y qué consecuencias trae esto a las empresas? Pierden productividad, pues su talento no da el 100%”, explica.
–¿Cuáles han sido las dos principales actividades de Presente durante la pandemia?
–Las dos actividades principales se han centrado en la Casa Trans Lima Este y en la Certificación Empresas Presente. Esta es una certificación que creamos en 2019, cuando premiamos a los mejores espacios laborales para el talento LGBTQI+. El 2019 premiamos a 18 empresas y dos organismos del Estado: OEFA e Indecopi. Este año vamos a hacer el ranking de los mejores lugares para trabajar para las personas LGTBQI+ y vamos a premiar a la empresa más trans inclusiva.
–¿Qué opinas de los comentarios discriminatorios que lanzaron los candidatos a la presidencia durante la reciente campaña electoral?
–Lamentablemente, es muy triste escuchar que un líder político hable de la comunidad LGBTQI+ en términos despectivos. No porque a mí me afecte, sino porque pienso en el Gabriel que tenía miedo hace años atrás. ¿Cómo creen que se sienten las personas de la comunidad que están escuchando? Desde ese momento están generando un clima de rechazo que afecta la salud mental de las infancias y adolescencias LGBTQI+. Debemos pensar en las personas que recién se están descubriendo y tienen miedo. Si el presidente está diciendo que eso está mal y que tu vida no es igual a la vida de otra persona, pues eso afecta la salud mental de toda la población LGBTQI+. Eso desde ya es terrible.
–¿Qué le espera a la comunidad en el quinquenio que está por empezar, teniendo en cuenta que ninguno de los políticos que pasó a la segunda vuelta se mostró solidaria con la población LGBTQI+?
–Siento que durante los próximos cinco años no vamos a escuchar que nuestros líderes hablen de estos temas de manera positiva. En la campaña se ignoró la agenda de los derechos de la comunidad LGBTQI+. En segundo lugar, lo más difícil es generar políticas públicas que la comunidad necesita. Si la 2da encuesta de Derechos Humanos ha dicho que el 70% de los peruanos considera que la población LGBTQI+ es la más vulnerable, debería haber un programa en el cual se integren las políticas públicas en favor de esta población.
–¿Consideras que en el contexto que se viene aumentará la discriminación y la homofobia?
–Trato de ser positivo al respecto y mirar el vaso medio lleno. No creo que aumente la homofobia y discriminación a la comunidad, pero igual es muy grande esa realidad en nuestro país y no va a cambiar de un momento a otro. Somos parte de la broma del barrio con los amigos, en redes sociales y demás. Está tan arraigado en la sociedad que de repente lo que podría suceder es que existan más personas que se organicen para protestar contra nuestros derechos, como los grupos conservadores. Eso sí podría pasar.
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Gabriel de la Cruz y el norteamericano Ross Irons se casaron en diciembre pasado en Texas, Estados Unidos. No lo pudieron hacer en Perú porque las normas y algunos jueces del Tribunal Constitucional lo impiden. Después de casarse, Gabriel presentó sus papeles al Consulado peruano para que sus documentos nacionales cambien de estatus y se le registre como una persona casada. Un funcionario le envió una escueta respuesta por correo que copiaba el artículo 42 de la Constitución. Este se refiere a la familia. También se menciona el contenido del artículo 234 del Código Civil: el matrimonio solo es válido entre un hombre y una mujer. En otras palabras, la ley peruana le prohíbe a Gabriel y Ross acceder a un derecho que la ley estadounidense sí les reconoce.
Gabriel espera que en algún momento el Perú sea un país donde todas las personas puedan vivir sin tener que ocultarse, sin sentir miedo ni soportar situaciones de violencia y discriminación. Aún hay mucho que hacer por la comunidad LGBTQI+ en el país. Sus integrantes saben que será difícil que durante los próximos cinco años se logren avances en la conquista de políticas públicas a su favor. Sin embargo, continuarán luchando hasta conseguir que la población LGBTQI+ sea aceptada y goce de plenos derechos aquí.El fundador de Presente seguirá trabajando por los derechos de su comunidad. Ahora, además, se trata de un tema muy personal que lo afecta directamente. “Nuestro estatus familiar en Perú peligra porque no reconocen nuestro matrimonio. Además, no le puedo dar la nacionalidad a mi esposo, por lo que él no puede quedarse más de seis meses. No sabemos qué esperar del futuro y a dónde ir. Ya estábamos construyendo una vida en Perú. Seguiremos luchando para conseguir que nuestro matrimonio sea aceptado”, afirma.