Cautivada por el sonido distorsionado de las guitarras, ha dedicado más de una década de su vida a la investigación musical desde un enfoque multidisciplinario. La originalidad de sus artículos y ensayos sobre el rock y sus exponentes (locales y foráneos) la han llevado a convertirse en una figura conocida y valorada en el ámbito académico y cultural. En esta entrevista, Diana Joseli, socióloga especializada en temas de cultura, arte, música y sociedad, relata su experiencia como investigadora en el Perú, su admiración por Patti Smith y Bob Dylan, el consumo de cedés y discos de vinilo, y cómo la música es una herramienta de enseñanza en las aulas universitarias.
Por José Miguel Gómez
Ilustración: Alexandra Prado
Al momento de presentarse, Diana Joseli siente el deber de incluir los nombres Patti Smith y Bob Dylan. Desde los 13 años ha tenido una conexión especial con ambos artistas. “¡Somos los tres! Están ellos dos y estoy yo y somos el trío para toda la vida”, dice con un tono de voz que revela la estima que tiene por ellos. Sin embargo, existe otra conexión fundamental en la vida de Diana Joseli y es la que ha mantenido con el rock peruano.
En 2014, obtuvo el segundo puesto en el II Concurso de Investigación sobre Cultura en Lima gracias a su ensayo Let’s play in Lima City Rockers: El rock como valor y potencial cultural en Lima. Tres años después, sustentó su tesis de licenciatura en Sociología sobre los discursos políticos y el circuito económico de la escena rockera limeña durante primera década del siglo XXI. Ese mismo año, creó el blog YouCanSayFuck para criticar, investigar y difundir información sobre el rock independiente nacional e internacional. En 2018, escribió un ensayo sobre la memoria y el rock independiente alrededor del Conflicto Armado Interno (CAI) para el Lugar de la Memoria (LUM), y otro sobre la presencia de las mujeres en la historia del rock peruano para la reedición del libro de Pedro Cornejo, Alta tensión: Breve historia del rock en el Perú. Finalmente, en 2021, publicó Hazlo tú mismo records: Memoria de sellos discográficos independientes en el Perú (2000-2020), la primera investigación sobre este tipo de disqueras en el país e importante aporte a la bibliografía acerca de la historia musical nacional.
—¿En qué momento de tu vida aflora esta vocación por la investigación musical?
—Viene de un proceso progresivo. El interés comienza en mi etapa universitaria, en el curso de Investigación Académica de Estudios Generales Letras. Allí opté por investigar acerca del rock subterráneo de los ochenta. Eso fue en el año 2009 y para aquel entonces no existían libros sobre historia del rock peruano o temas relacionados más allá de una tesis de sociología de Juan Carlos Murrugarra Cerna, un artículo académico y los libros de Pedro Cornejo y Daniel F. Más tarde, este tema inicial se transformó para mi tesis de licenciatura en una mirada sobre los discursos políticos de las canciones y el circuito de producción económica de la escena independiente de la primera década del siglo XXI. De esta manera inicia todo: estiré esa madeja académica inicial para luego comenzar a hacer muchas más cosas. En 2017, sustenté mi tesis y, ese mismo año, decidí abrir el blog YouCanSayFuck en LaMula.pe para comenzar a publicar notas de un estilo más divulgativo, para nada académico, a partir de las entrevistas que había realizado.
—En el podcast «Espectro Local» de Marli Pissani, comentaste un episodio interesante con Camilo Riveros, antropólogo y bajista de Plug Plug, en cuanto al proceso de transformación de un agente pasivo a uno activo frente a la escena local.
—Camilo Riveros es una de las personas que yo entrevisté para mi tesis y conversamos sobre el tópico de la identidad. Él me dijo que las personas van a tener una identidad siempre que manifiesten un rol activo en la escena y sean parte del circuito de producción, ya sea haciendo videos o fotos, creando un blog o incluso formando una banda. Es cumplir un rol para que este circuito se mantenga activo. En mi caso, siempre me identifiqué dentro de la escena como miembro del público, pero me faltaba un mayor involucramiento. Fue así que decidí ser una agente más activa con la escena.
—¿Cuáles son los desafíos que debes enfrentar como investigadora?
—El campo de la investigación sobre temas de cultura es muy reducido en el país. No hay un financiamiento económico que pueda sostener o impulsar dichas investigaciones y el único espacio en el que es posible abordar un tema cultural es, en principio, la universidad. Allí es donde surgió lo mío y muchas otras investigaciones. No existen campos académicos donde uno pueda continuar en la investigación cultural. Desde las ciencias sociales, en donde yo me encuentro, si uno quiere continuar en la investigación, por ejemplo, dedicada a la música, tiene que ser autogestionado, independiente, ya que nadie te va a contratar ni financiar. Es lo que hemos hecho varias personas, incluso la propia Fabiola Bazo.
En la introducción del libro Cielo Rock. Una visita al panteón del rock peruano (2021), Carlos Torres Rotondo, reconocido autor de libros sobre la historia del rock en el Perú, escribió lo siguiente: “Cielo Rock. Una visita al panteón de los próceres del rock peruano aparece publicado en un momento en que la práctica de la escritura sobre rock ya se ha consolidado en nuestro medio”. Esta afirmación enciende el debate y Diana Joseli no pierde la oportunidad de intervenir.
—En Twitter, señalaste que estás en desacuerdo con lo que Carlos Torres Rotondo escribió en Cielo Rock. Cito: “No lo creo. La mayoría de libros sobre rock peruano están pésimamente escritos”.
—A mí me invitaron a escribir en ese libro, pero no participé porque no había un pago de por medio y esto está relacionado con el asunto de la falta de financiamiento. Esto lleva a que todo se haga o por gestión propia o por el mal llamado “por amor al arte”, pero todo trabajo debe ser remunerado. Carlos Torres Rotondo tiene razón en cuanto a que la práctica de la escritura sobre el rock ya se ha consolidado en tanto se ha venido escribiendo sobre ello desde hace muchísimo tiempo. Él incluye la práctica de periodistas, aficionados y cualquier persona interesada en escribir al respecto ya sea en medios digitales o impresos. Mi crítica iba por la profundidad de los análisis y la escritura, ya que no necesariamente existe calidad en cuanto a información y estilo. Yo estoy preocupada por lo segundo; es decir, que la escritura tenga cierto arte. Además, estamos en un país donde no se lee. Por lo tanto, para que algo pueda ser interesante para los posibles lectores debe existir un enlace artístico para que simpaticen con la investigación por más importantísima que sea.
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—Tú eres partidaria de consumir música en (su) formato físico. ¿Por qué deberíamos comprar cedés o discos de vinilos en un momento en el que existen alternativas como Spotify, Apple Music, Bandcamp o Soundcloud?
—Mi apuesta por el consumo del formato físico es una cuestión ética y política, pero tengo que recalcar que la opinión que yo tengo es muy personal y para entrar en diálogo con lo que piensan las personas. Además, tiene que ver con mi experiencia individual de consumo: por mucho tiempo no tuve internet en casa y la única manera de poder escuchar música era a través del formato físico. Hoy en día, ambos formatos – físico y digital – pueden convivir y a las personas no se les debería quitar la posibilidad de acceder al formato físico. Al contrario, se les debe enseñar que es posible este otro tipo de consumo y que no ha desaparecido, sino que más bien se está produciendo un revival. Ahora bien, por lo general, los músicos han tenido dos posibilidades de ingresos económicos y son los conciertos y la venta de discos, pero la pandemia ha anulado ambas fuentes. Ahí es donde se produjo esta búsqueda de otras maneras de financiamiento. Ha emergido con la venta de mercancía y gracias a esto las personas se han dado cuenta de que lo físico también es importante. Es lo que hemos aprendido por la pandemia.
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A pesar de la lejanía geográfica, Patti Smith y Bob Dylan se han convertido en figuras fundamentales en la vida de Diana Joseli. “Cuando hablo de mí, siempre voy a hablar de Patti Smith y Bob Dylan; de lo contrario, voy a sentir que las personas no me van a llegar a conocer”, afirma. Ella habla de ellos como si fuesen amigos de toda la vida.
—¿Qué significan estos dos artistas para ti? En Twitter y de manera personal has comentado que son tus “dioses”…
—Son mis referentes más personales e importantes como parte de la base de mi identidad cultural. Ambos articulan las dos cosas que más me interesan, la poesía y la música. Cuando descubrí que los dos eran amigos, me pareció que esta conexión que tenía con ellos se fortificó mucho más. Siempre voy a hablar de ellos, ya que han sido importantes para mí desde los 13 años; además, están vivos y eso es valioso porque la cultura es un ente vivo y se transforma con el tiempo. Es lo que ha sucedido con ambos. Para mí es importante que estos referentes culturales se reconozcan a sí mismos como seres dinámicos posibles de transformarse a lo largo del tiempo, y llegando inclusive a contradecirse. Esto les da más humanidad. En lo particular, no me gusta lo estático y la búsqueda de coherencia me parece que no es humano y no va por el lado de la puesta del arte, el cual busca, más bien, la libertad creativa incluso en la propia vida.
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Diana Joseli no solo tiene vocación por la investigación musical, sino también por la enseñanza. Esto la ha llevado a dirigir talleres y charlas sobre literatura punk escrita por mujeres, historia del rock en el Perú y redacción musical especializada en rock. Las instituciones en donde ha realizado esta labor académica son la PUCP, el Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el Centro Cultural Británico y el Museo de Arte de Lima (MALI). Actualmente, Diana es jefa de práctica de los cursos de Sociología en Estudios Generales Letras y Ciencias de la PUCP y, por supuesto, la música está presente en sus clases.
—¿Qué importancia le das a la música al momento de enseñar?
—Trato de aterrizar lo visto en teoría con ejemplos que tengan que ver con cultura y, especialmente, con música, pero siempre y cuando se apueste por ello y se me permita hacerlo. Cuando hemos hablado de temas de género, definitivamente traigo a colación la portada de Horses, de Patti Smith. Este era un objeto artístico para analizar: cómo posa Smith, la indumentaria que tiene, la cual es inicialmente vista como masculina, y todo este contraste entre masculinidad y feminidad en ella. Les raya el disco a los alumnos y alumnas. Por supuesto, con Dylan podemos hablar de política. Yo siempre trato de mostrar a mis referentes, aunque choco culturalmente con los gustos actuales.
—¿Por qué?
—Siento que no hay este background de cultura general. Cuando yo estaba en Estudios Generales Letras, los alumnos tenían una mirada más de cultura general. Por ejemplo, si bien los Rolling Stones no eran de tu generación, sabías que estos abuelitos habían hecho rock y se habían convertido en íconos. En cambio, la mayoría de mis alumnos únicamente mencionan a artistas contemporáneos y ni siquiera están en la búsqueda de artistas originales. Es importante no quedarse con los gustos personales que uno ha almacenado hasta el momento: debemos entrar en diálogo con otro tipo de ofertas culturales. Esta generación está muy apegada a lo mainstream.
Sin embargo, Diana Joseli reconoce que este choque cultural y/o generacional no es del todo negativo. El conocer los gustos musicales de sus alumnos le permite entablar un diálogo más cercano con ellos e incluso protagonizar momentos divertidos en clase. “En una ocasión, mencioné a BTS y todos dejaron el celular a un costado y comenzaron a murmurar y reírse. ¡Solo dije BTS!”, recuerda sorprendida.
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La experiencia de Diana Joseli en el campo de la investigación cultural en el Perú da cuenta de un país en el que existen muchos más desafíos que oportunidades. Ella es contundente con todas las partes involucradas, autoridades y consumidores, que no valoran el quehacer cultural.
—En 2022, tomaste la decisión de no continuar con YouCanSayFuck. ¿Crees que tu blog hubiese tenido una mayor acogida en otro país?
—Probablemente. Esperaría que sí, aunque creo que hay una tendencia un poco global de las generaciones actuales de no leer mucho y prefieren recurrir a espacios audiovisuales, como los canales de YouTube, en donde existen usuarios que abarcan temas culturales, critican discos y demás, antes que a medios de crónicas o reseñas escritas. Hay una mayor acogida en aquellos medios que son más visuales. ¡El paradigma de la imagen! Si no hay imagen, no haces clic.
—¿Qué podemos esperar de ti en el futuro respecto a la música? ¿Has pensado en volver a publicar o el futuro aún es difuso?
—Yo no descarto la posibilidad de continuar escribiendo y publicando sobre rock, pero sí me parece que esa labor tiene que ser económicamente remunerada como cualquier quehacer cultural. Si en el futuro algún medio me hace la invitación, pues sí aceptaría… Inclusive si se tratara del proceso de un libro, pero siempre y cuando haya una remuneración de por medio. Tampoco descarto la posibilidad de volver a publicar sobre música de manera más independiente, pero por ahora está en stand-by.