Sin barreras: el deporte adaptado en el Perú

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La delegación de atletismo paralímpico trabaja para vencer el estigma de que las personas con discapacidad no pueden ser deportistas competitivos. En los recientes Paralímpicos de Río los seis representantes que viajaron a Brasil obtuvieron buenas marcas. ¿Por qué seguimos creyendo que las personas con discapacidad no pueden ser atletas de élite?
Por: Andrea Burga
Portada: Giovani Alarcón


Con menos de un año de preparación, la atleta arequipeña Yeny Vargas fue a los últimos Juegos Paralímpicos de Río 2016, y quedó octava en los 400 metros planos en la categoría T47.  A pesar de que alcanzó esa excelente posición, no se siente satisfecha con su desempeño. Por eso ahora está enfocada en mejorar su rendimiento de cara a los Parapanamericanos Lima 2019.

Carlos Felipa, uno de los iniciadores del atletismo adaptado, alcanzó el cuarto lugar en la competencia de salto largo, categoría T42. Es capitán del Ejército en retiro y deportista desde siempre. Asegura que cuando adquirió la discapacidad, su vida no cambió, solo su rutina. “En el caso de los atletas, la única diferencia con el deporte convencional es que nosotros utilizamos una máquina para poder correr, una herramienta que nos permite hacer actividad física, pero que tiene que acomodarse a nuestro ritmo de vida. Cuando me preguntan si me costó adaptarme a la prótesis, yo digo que a la que se le acaba la batería es a la prótesis, no a mí”.

Yeny Vargas y Carlos Felipa integran la selección de atletismo paradeportiva, conducida por el profesor Miguel Calmet. Ellos junto con Luis Sandoval, Israel Hilario, Efraín Sotacuro y José Casas conformaron la delegación que viajó a Brasil a representar al Perú en setiembre último.

El atletismo es una de las disciplinas incluidas dentro de los juegos paralímpicos, junto con el básquet sobre silla de ruedas, el fútbol 5 para personas con discapacidad visual, la natación, el quad rugby para personas tetrapléjicas, entre otros. En total son 23 deportes en los que compiten atletas con discapacidad en base a su clasificación funcional.

Según María Luisa Sarmiento, presidenta de la Federación Nacional de Personas con Discapacidad Física (Fedenadif) y única clasificadora internacional de básquet sentado en nuestro país, las categorías funcionales se crearon para lograr mayor igualdad entre discapacidades. “La clasificación funcional es realizada por un panel internacional de médicos, fisioterapeutas, entre otros profesionales, que realiza evaluaciones clínicas, análisis de movimiento y de actividad física. Cada deporte posee requerimientos diversos y la clasificación varía según el tipo de discapacidad”, explica.

A cada deporte se le asigna una letra, que va acompañada por un número que da cuenta de la funcionalidad y nivel de afectación del competidor. Por ejemplo, en el caso del atletismo, se representa con la letra T si se trata de pista y F si es en campo. Si alude a deportistas con discapacidad visual, el rango siempre es de 11 a 13, donde 11 es ceguera total y 13, parcial.

En discapacidad intelectual la clasificación es de 20 (en esta categoría los deportistas compiten en salto largo, 1500 metros planos y lanzamiento de peso). En el caso de personas con discapacidad física, el rango varía entre 31 y 38, para parálisis cerebral u otras deficiencias que afectan la coordinación muscular; 42 y 47, para afectación en alguna extremidad; y 51 a 58 para atletas en sillas de ruedas.

María Luisa Sarmiento, presidenta de la Federación Nacional de Personas con Discapacidad Física (Fedenadif). FOTO: Jimena Rodríguez

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Miguel Calmet siempre amó practicar deporte, sobre todo el atletismo. Fue integrante de la selección en esta disciplina de las Fuerzas Armadas, pero nunca había entrenado a ningún deportista y mucho menos a uno con discapacidad, hasta que Carlos Felipa le pidió que lo ayudara a correr con la prótesis que había adquirido, tras perder una pierna en un atentado en el Vraem. “Miguel era el científico loco que experimentaba conmigo”, cuenta Felipa con una sonrisa. “Al principio era así porque no sabíamos nada, teníamos que pensar qué ejercicios podía hacer para entrenarme, prácticamente nosotros iniciamos el nuevo movimiento paralímpico”, apunta.

Calmet, que ahora entrena a la selección en la Escuela Militar de Chorrillos, explica que el deporte paralímpico no es sencillo, pero que es posible adecuarse. “El deporte adaptado en sí es complejo. Si bien el ambiente es muy similar al convencional, las restricciones que se hacen son muy marcadas. Por ejemplo, hay que tener mucho cuidado en no sobrecargar en pesas una zona si es que falta un miembro, o si es visual, tener cuidado con el trabajo de pista, porque pueden tropezarse. En el caso de los deportistas con discapacidad intelectual hay que tener paciencia. Pero una vez que ellos empiezan a darse cuenta que pueden, y a dominar su cuerpo, exigen más y es realmente fantástico”.

José Casas es otro de los integrantes de la selección de atletismo dirigida por Calmet. Militar en situación de retiro, viajó con sus propios medios a Sao Paulo para obtener la clasificación funcional que lo llevaría a Río, pues en nuestro país no existen clasificadores internacionales en esta disciplina. “Realmente el Perú está en pañales en todo lo que es el deporte paralímpico. Nosotros tenemos que traer medallas para que se nos reconozca, en lugar de que sea a la inversa y que el Estado apueste por formar a las bases”.

Competidor en Río en la categoría T44 y fundador de la organización Centro Paradeportivo sin Límites, Casas apuesta por promover el deporte para lograr un desarrollo integral de las personas con discapacidad. “El deporte fomenta la inclusión. No existen límites para practicar algún tipo de disciplina, solo hay que dar oportunidades”.

Yeny Vargas. 400 metros planos. FOTO: Giovani Alarcón. 
Carlos Felipa. Salto largo. FOTO: Giovani Alarcón. 
Miguel Calmet. Entrendor. FOTO: Giovani Alarcón. 
José Casas. 400 metros planos.FOTO: Giovani Alarcón. 

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El Perú cuenta con ocho medallas paralímpicas: tres de oro (Toronto 1976, Atlanta 1996 y Sídney 2000), una de plata (Sídney 2000) y cuatro de bronce (Toronto 1976 y Atenas 2004), en natación, atletismo y tenis de mesa.

Pese a habernos dejado más medallas que los Juegos Olímpicos tradicionales, en donde solo tenemos cuatro, no fue hasta noviembre del 2015 que el Comité Olímpico Peruano (COP) promovió la creación de la Asociación Nacional Paralímpica del Perú, reconocida por el Instituto Peruano del Deporte (IPD) en diciembre del mismo año y, en febrero del 2016, por el Comité Paralímpico Internacional.

Nuestro país solo cuenta con una federación deportiva de personas con discapacidad, la Fedenadif, que organiza los deportes de alta competencia en discapacidad física. Para las personas con discapacidad visual e intelectual existen asociaciones independientes, como la asociación Yo soy sus ojos, promotora de atletismo. En el caso de las personas sordas, existen las sordolimpiadas (celebradas un año después que los juegos paralímpicos) y para  las personas con discapacidad intelectual (autismo, síndrome de Down y otras condiciones),  están los juegos mundiales de Olimpiadas Especiales (organizados cada dos años).

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La preparación física de la selección de atletismo se divide en dos turnos: uno en la mañana y otro en la tarde. La rutina se reparte entre el gimnasio y la pista atlética del estadio de la Escuela Militar de Chorrillos. Los chicos ya han intentado ir a la Villa Deportiva Nacional, pero no pueden entrenar en sus instalaciones ya que está sobrepoblada de deportistas convencionales.

Sin embargo, los problemas que tienen que afrontar no solo se limitan a la falta de espacios de entrenamiento oficial. Lucha Villar, presidenta de la Asociación Nacional Paralímpica del Perú, considera que hay otras barreras que aún persisten. “No hay una conciencia de que el deporte es un derecho para todos. Gracias a este, la persona mejora su autoestima y socializa. Un problema es que en los colegios especiales no hay profesores de educación física. Otro es la accesibilidad, una persona con discapacidad física no puede tomar un bus, no puede caminar por las veredas porque no tienen rampas. Por lo tanto, si es que no tiene recursos económicos no puede estudiar ni trabajar. Tampoco se cree que la persona con discapacidad puede hacer actividad física, ya sea por rehabilitación, recreación y ya si quiere después por competición”.

Lucha Villar, presidenta de la Asociación Nacional Paralímpica del Perú. FOTO: Luisenrrique Becerra.

En ese sentido, María Luisa Sarmiento comenta que la federación aún tiene problemas con la accesibilidad a los escenarios deportivos. “Estamos sufriendo con el Estadio Nacional, porque a pesar de que es más o menos céntrico, tenemos deportistas en Comas a los que se le hace muy difícil llegar. Otro problema es la disponibilidad. El coliseo Dibós, que es accesible, casi siempre está ocupado por la federación de básquet convencional. Las piscinas en el Campo de Marte para las personas en silla de ruedas no son accesibles, los deportistas tienen que pedir ayuda para bajar los escalones. La idea no es que dependan de alguien sino que las piscinas se adapten”.

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A dos años de los Juegos Parapanamericanos Lima 2019, las asociaciones todavía están apostando por masificar y concientizar a la gente acerca del deporte adaptado. “Queremos juntarnos con el IPD para hacer un trabajo conjunto con las municipalidades y las Omaped (Oficinas Municipales de Atención a las Personas con Discapacidad). Necesitamos hacer cursos de capacitación junto con las federaciones. Hay muy pocos entrenadores que creen que pueden dedicarse al deporte adaptado, pero quien es entrenador puede serlo de cualquier deporte, solo debe adecuar las reglas para sus deportistas. Queremos trabajar con las bases, hacer que la educación física sea obligatoria en los colegios que albergan a personas con discapacidad”, señala Lucha Villar.

María Luisa Sarmiento agrega que el Comité Organizador de los Juegos Panamericanos Lima 2019 se está preocupando de que los arquitectos encargados de la Villa Olímpica y de los escenarios deportivos reciban información de países con experiencia en organizar paralímpicos como Brasil e Inglaterra. Además es muy optimista con relación a nuestras posibilidades de llegar al podio. “Creo que las autoridades han tenido el criterio de capacitar a sus expertos para estar a la altura en los próximos juegos. No quiero pecar de optimista, pero creo que podemos hacer un buen papel en los Parapanamericanos, debemos contar con equipos, así que yo aspiro a un promedio de 200 deportistas que nos puedan representar”.

Lucha Villar añade que el deporte es un derecho para todos. “Primero hay que masificar, recordemos que una medalla no se consigue de la noche a la mañana, sino que se trabaja cuatro u ocho años, hay que trabajar con los padres para demostrarles que sus hijos con discapacidad también pueden hacer actividad física, y con los municipios para tomar conciencia de lo que se puede hacer, no como una ayuda social, sino como un derecho”.

Miguel Calmet considera que las metas para los Parapanamericanos todavía son muy lejanas. “Estamos a paso de tortuga. Realmente para ser sede, el objetivo era tener aunque sea un atleta por categoría. Si yo tuviera uno por cada clasificación funcional debería tener como mínimo 50; sin embargo ahorita, con mucho esfuerzo, llegamos a 15. Tenemos un déficit de 30 o 40 atletas”.

A pesar de hallarse en una etapa inicial, el deporte adaptado está asentándose en nuestro país. Y ha quedado demostrado que puede ser tan competitivo como el deporte convencional. Yeny Vargas cree que no existen diferencias. “Así como ellos son competitivos, nosotros también. Maite Torres, la campeona nacional de mi categoría, tiene una marca de 55 segundos y la campeona mundial en los paralímpicos tiene 55 también. No hay ninguna diferencia, ambas somos de alto nivel”.