El éxito conseguido por Juan Pablo Varillas en Roland Garros y su constante participación en los principales torneos del tenis mundial durante el año le han dado a este deporte una mayor atención mediática. A ello se suman los prometedores resultados de una camada de tenistas junior como Gonzalo Bueno, Ignacio Buse y Lucciana Pérez. Algunos creen que el tenis peruano se encuentra en su mejor momento. Pero, ¿cómo asegurar que estos éxitos se sostengan en el tiempo? El gerente general de la Federación Deportiva Peruana de Tenis, un excapitán del equipo de Copa Davis, un exjugador y dos periodistas analizan en qué medida los tenistas locales, sobre todo los más jóvenes, reciben apoyo de los dirigentes deportivos y tienen posibilidades de desarrollarse en el circuito profesional.
Por Carlos Espinoza y Marcelo Seminario
Portada: Alexandra Prado
Es sabido que en el Perú el fútbol es el deporte más popular, es el que más interés despierta en la gente y el que más dinero mueve, razón por la cual no es extraño que la prensa deportiva le brinde la mayor parte de su atención. No obstante, en junio ocurrió un fenómeno que no se veía hace muchos años en nuestro país: el tenis ocupó las portadas y los titulares en los principales diarios y programas deportivos del Perú.
El causante de este despliegue fue Juan Pablo Varillas y su histórica actuación en el torneo de Roland Garros, uno de los más importantes del mundo. Allí, en el único de los cuatro Grand Slam del año que se disputa sobre la superficie de arcilla, el tenista nacional alcanzó la cuarta ronda, donde se enfrentó a Novak Djokovic, considerado uno de los mejores tenistas de la historia con base en su palmarés. En el encuentro de tenis más promocionado por los medios peruanos en años, Varillas cayó en sets corridos, pero la faena ya estaba hecha. Previamente había superado al adolescente chino Shang Juncheng, ex número 1 juvenil; al español Bautista Agut, ex top 10 del mundo; y al polaco Hubert Hurkacz, actual puesto 17 del ranking profesional.
Lo que logró Varillas no solo fue extraordinario por la espectacularidad de sus triunfos, todos conseguidos en el quinto set ante rivales que, en un principio, partían como favoritos, sino también por la rareza del hito conseguido. Con dichos resultados, Juan Pablo se convirtió en el primer tenista peruano en alcanzar la cuarta ronda de un Grand Slam después de 29 años. En 1994 Jaime Yzaga lo había logrado en el US Open. Tras el final del torneo en el que campeonó Djokovic, verdugo del peruano, Varillas quedó ubicado entre los cien mejores tenistas del mundo (ahora figura en la posición 77°). El último tenista nacional en ubicarse dentro del top 100 del ranking profesional fue Luis Horna, en el 2008.
Sin embargo, Varillas no fue el único en destacar en Francia. A la par del torneo profesional, se disputó el Roland Garros Junior, en el cual compiten los jugadores de la categoría juvenil (hasta los 18 años). Allí, la peruana Lucciana Pérez logró el subcampeonato, convirtiéndose en la primera tenista nacional en alcanzar la final del Roland Garros juvenil en la historia. La hazaña de Pérez, sumada a la conseguida por Gonzalo Bueno e Ignacio Buse, quienes quedaron subcampeones del Roland Garros juvenil del 2022 en la categoría de dobles, sugiere que el Perú posee una prometedora camada de jóvenes talentos.
Gonzalo Bueno, quien gozó de una exitosa carrera como Junior (top 5 mundial), hoy figura entre los mejores 400 tenistas del ranking profesional, luego tres títulos conseguidos en la categoría ITF (tercer nivel del tenis profesional) y una semifinal de la categoría Challenger (segundo nivel). Buse, por su parte, también formó parte del top 10 mundial Junior, y al igual que Gonzalo, ya sabe lo que es ser campeón profesional en la categoría ITF. En la actualidad se ubica alrededor de los mejores 500 tenistas del mundo. Recientemente fue reclutado por la Universidad de Georgia, donde sigue una carrera mientras compite en el circuito deportivo universitario de Estados Unidos.
Parece evidente que la generación de nuevos tenistas que ha formado el Perú posee el talento necesario para llegar lejos en el circuito profesional. No obstante, esta transición debe ser acompañada por un seguimiento constante de la Federación Deportiva Peruana de Tenis (FDPT). Yeltsin Ramírez, periodista y fundador de la plataforma Tenis Peruano, cree que el éxito de estos chicos “va a depender del apoyo y la inversión que pueda brindar la Federación. Ellos tienen potencial y los resultados pueden llegar, pero es importante que los tenistas no se preocupen por factores económicos en su proceso formativo”.
La creencia popular de que el tenis es un deporte caro es certera. El costo por el alquiler de una cancha no es barato. Adquirir implementos como las raquetas o la indumentaria adecuada también requiere una inversión. Muchos jóvenes con aptitudes y capacidades para la práctica de este deporte carecen de los recursos económicos indispensables. Un joven tenista que aspira a ser profesional debe cubrir más gastos de los que ya hemos mencionado. Desde viajes para competir en distintos torneos, estadía en hoteles, sueldo de entrenadores y psicólogos deportivos. Es una inversión económica considerable de la que suelen hacerse cargo los padres.
Por ello, como dice Yeltsin, el apoyo constante de la FDPT cumple un rol fundamental. Su gerente general, Rodrigo Escalante, menciona la estrategia para seguir el desarrollo de nuestros jóvenes tenistas: “Los venimos apoyando con un programa de inserción al tenis profesional. Incluye técnicos que los acompañan a los Grand Slams en los que participan y con un programa de apoyo económico para cubrir los costos de sus giras, entrenadores y lo que necesiten, además de una asesoría técnica de la Federación”.
Programas como estos permiten que los chicos puedan enfocarse únicamente en su nivel de competencia y dejar de preocuparse por las dificultades que implica el reto de convertirse en profesionales. “En la etapa de juniors te puede bastar con jugar torneos nacionales o en Sudamérica, pero en el tenis profesional tienes que viajar a competir a otros continentes. Ya hablamos de presupuestos mucho más altos porque tienes que costear todas las semanas los torneos. Por ejemplo, al ser eliminado el evento deja de cubrirte el hospedaje. Entonces, es una etapa muy dura que no todos la pueden atravesar por falta de recursos económicos”, explica Escalante.
Lucciana Pérez, Gonzalo Bueno e Ignacio Buse han formado parte del top 10 del ranking mundial de sus respectivas categorías. Sin embargo, hay que tener en cuenta que una exitosa carrera en el rango juvenil no te garantiza el mismo desempeño si es que aspiras a ser profesional. Este cambio de nivel conlleva superar una serie de factores que ya hemos descrito y que no todos los tenistas pueden lograr por más talento que tengan.
Muchos tenistas jóvenes prefieren tomar la ruta del tenis universitario antes que afrontar el reto del profesionalismo. Tener la posibilidad de estudiar una carrera gracias a una beca en el extranjero mientras compites en un circuito universitario es una opción atractiva, en contraste con los obstáculos que el duro (y oneroso) camino del tenis profesional plantea en sus inicios en el medio local.
Manuel Cabezas, panelista del medio Tenis Peruano, opina que el tenis universitario no es la mejor opción para convertirse en un tenista de alta competencia debido a la diferencia de nivel respecto al circuito profesional. “Para alguien que aspira al profesionalismo no es lo mejor, pero a menudo el tenista joven busca las mejores oportunidades, y claro, si vemos el lado personal, está muy bien estudiar en Estados Unidos mientras practicas un deporte, eso suena perfecto, pero cuando quieres insertarte en el circuito profesional todo se complica”, advierte el comunicador, antes de citar el caso de José Luis Noriega, quien fue número uno del tenis universitario por la Universidad de San Diego a inicios de los noventas y se retiró del tenis profesional tan solo tres años después de comenzar su carrera, cuando su mejor ranking lo ubicaba en el puesto 161°.
La beca universitaria representa para los tenistas una ruta alternativa al circuito profesional. Si bien la Federación trabaja en programas de inserción para intentar aliviar las dificultades de esta transición de la etapa juvenil a la profesional, no siempre fue así. La inacción e indiferencia causó que muchas promesas del tenis nacional no logren alcanzar su potencial demostrado a temprana edad.
El caso más emblemático es el de Duilio Beretta, quien en el año 2010, en su etapa Junior, alcanzó la cuarta posición mundial y los títulos de Roland Garros y el US Open en la categoría de dobles, pero se retiró tan solo cinco años después, a la edad de 23 años, y con una mejor posición en el ranking profesional de 364°. “A los tenistas peruanos se les debe ayudar. Mi familia y mis amigos son los únicos que asisten a mis partidos”, confesó el tenista arequipeño en una conferencia de prensa tras darle el triunfo a Perú frente a Bolivia por la Copa Davis en el 2015.
Yeltsin Ramírez lamenta el escaso apoyo que perjudicó a Beretta. “Con Duilio tuvimos un gran prospecto; sin embargo, terminó retirándose tan joven. Quizá hubiésemos tenido que esperar menos para volver a tener un tenista del nivel de Varillas, quizá si Beretta hubiera tenido el apoyo necesario habría podido romper la barrera del top 300 y jugar mejores torneos”, reflexiona.
Este cambio de exigencia y falta de ayuda también la vivió Jorge Lituma (35), extenista que actualmente se desempeña como entrenador. “Ser tenista profesional definitivamente no es fácil. La cantidad de dinero que se debe invertir es altísima, con el riesgo de no poder recuperarlo. No es una tarea sencilla y requiere no solo de la parte económica, sino también de contar con un buen equipo de trabajo”, señala.
Jorge reconoce como factores determinantes para el éxito profesional la presencia de un equipo de trabajo que acompañe a los jóvenes tenistas no solamente en el campo deportivo, sino también en el área psicológica y nutricional; apoyos de los que él careció y no pudo llegar a competir en el nivel internacional. “Yo creo que tenía mis posibilidades de llegar al top 100, pero mis padres por ahí no tuvieron la posibilidad de poder trabajar con algún especialista que me pueda ayudar con la parte psicológica; igual en la parte nutricional. También los entrenadores con los que trabajé no tuvieron la flexibilidad de delegar a otros entrenadores para que pueda revisar algunos detalles técnicos”, cuenta el extenista.
A pesar de sus éxitos a nivel nacional, nunca pudo dar el salto al tenis internacional, limitación que terminaría por definir su retiro como jugador. “Uno es consciente de hasta dónde puede llegar. Lo que mínimamente hubiera querido para empezar es entrar al ranking profesional para generar esa dosis de confianza. He jugado torneos en Perú y he llegado a nueve finales, pero no gané ninguna. Me faltó especialmente el tema técnico, en aspectos como el saque y el revés; también el tema emocional me afectó”, comenta Jorge.
Años después de su retiro, Jorge se arrepiente de haber decidido dedicarse de lleno al tenis en lugar de continuar sus estudios universitarios. “Si pudiera retroceder el tiempo habría ido a estudiar. Yo recién ingresé a los 25 años a estudiar Ciencias del Deporte en la Universidad Alas Peruanas y acabé a eso de los 30”, recuerda.
Su experiencia como jugador marcó la manera de enseñar de Jorge, quien después de retirarse decidió continuar trabajando en el deporte que le apasiona, ahora como entrenador. “Debido a mi experiencia personal intento que mis debilidades sean las fortalezas de mis alumnos, ya sea en la volea, en el servicio, entre otros aspectos técnicos”, explica Jorge, quien en su transición como entrenador pudo reconocer otros problemas que afectan a la formación de jóvenes tenistas.
“Los entrenadores debemos compartir un mismo objetivo, porque suele haber recelo. También los padres nos presionan porque quieren resultados en el corto plazo en chicos de 10 a 12 años”, dice Jorge. La presión por los resultados hace que la formación de los jóvenes se centre en estrategias y técnicas que garanticen éxitos en su categoría. Esto suele pasar factura al momento de avanzar a un nivel más competitivo debido a que hay dificultad en adaptarse a diferentes estilos de juegos y lograr resultados sostenibles en el largo plazo.
Otro factor importante para el desarrollo de las jóvenes promesas del tenis es la participación en competencias. Los torneos profesionales de tenis masculino se organizan en tres niveles que van escalando: torneos ITF, torneos Challenger y torneos ATP (de menor a mayor nivel, respectivamente). La inserción de jóvenes tenistas en este sistema es importante para garantizar su competitividad a largo plazo.
‘Tupi’ Venero, excapitán del equipo peruano de Copa Davis, considera que el Perú está rezagado en lo que respecta a la organización de torneos de tenis. Actualmente, en el país se organizan solamente 4 torneos ITF al año, una cifra que es superada por países de la región como Argentina y Brasil, que organizan 22 y 7 de estos torneos, respectivamente. Es decir, una joven promesa peruana tiene apenas 4 oportunidades de participar en un torneo profesional de tenis, mientras que su contraparte argentina tiene cinco veces más de oportunidades de competir al año.
Esta diferencia se amplía más a medida que ascendemos a los otros dos niveles, como se evidencia en los Torneos ATP World Tour. En el Perú no se ha organizado este tipo de torneos (máximo se cuenta con uno de segundo nivel, el ATP Lima Challenger 80), mientras que en Sudamérica existe el ATP 250 de Santiago (Chile); el ATP 500 de Río de Janeiro (Brasil); y los ATP 250 de Buenos Aires y Córdoba (Argentina). “Estos torneos de alto rendimiento están fuera, por lo que es difícil para los jugadores peruanos y algunos optan por salir del país. Por ejemplo, Gonzalo Bueno está viviendo en Buenos Aires», señala Venero. La raqueta número uno del Perú, Juan Pablo Varillas, también optó por vivir en Argentina.
Debido a la escasez de torneos en el país, los jóvenes tenistas se ven obligados a viajar al extranjero para poder escalar en el ranking. Por esta razón, Venero reconoce la importancia de permitir a los jugadores viajar con sus equipos de trabajo a los distintos torneos internacionales, lo que eleva la cantidad de competencias que pueden afrontar en un año en comparación a si se quedan en el país. «La logística es importante; permite que viajen como equipos, llevando entrenador, preparador físico, etc. Eso les permite participar, en promedio, en 30 torneos internacionales al año», subraya el excapitán.
¿Pero por qué el Perú no puede organizar torneos de primer nivel, como sí lo hacen países vecinos? Escalante explica que la rentabilidad de estos eventos es la principal barrera que superar: «Tienes que invertir un montón para hacer un evento así y para ello necesitas asegurar cierto retorno, salvo que te sobre la plata, que no es el caso de la Federación. Tienes que enganchar a las marcas para asegurar que el evento desde el punto de vista económico sea rentable y sostenible, entonces es difícil pensar en lograr ese nivel de apoyo y de inversión».
Venero explica que esta situación se debe a que «el tenis no es un deporte masivo y eso hace que automáticamente deje de ser atractivo para una empresa o una marca». Por otro lado, respecto al factor socioeconómico en este deporte, comenta que “si tienes un niño que es de clase media baja y que tiene muchas condiciones, pero no es socio de un club privado, se vuelve más complicado: tienes que alquilar una cancha, comprar pelotas, pagar a un entrenador…». Una opción en esos casos son las academias de tenis, que incluye en un mismo paquete dichos elementos.
Esta barrera para acceder a la práctica del deporte incide directamente en la cantidad de niños y jóvenes que se interesan por practicar el tenis. «Perú tiene un ranking nacional con 400 niños; en Argentina tienes uno con 8 mil». Por eso los jóvenes que se animan a convertirse en tenistas profesionales son muy pocos en nuestro país. “En Argentina, tú tienes una cancha de fútbol y varias de tenis al costado. Allí y en Brasil ser tenista profesional es algo normal entre los deportistas; acá si eres profesional eres un extraterrestre. Entonces es complicado porque no tenemos una cultura tenística», lamenta Venero.
El extenista reconoce que en el Perú siguen surgiendo jóvenes capaces de competir con sus pares brasileños y argentinos, como es el caso de Gonzalo Bueno, Ignacio Buse y Lucciana Pérez; sin embargo, a largo plazo seguimos siendo superados por estos países.
Aún así, los recientes éxitos de ‘Juanpi’ Varillas abren una ventana para que el tenis gane adeptos en los medios nacionales. El objetivo soñado es masificar este deporte, situación que Venero analiza con esperanza. «Yo creo que sí se puede. Siempre he creído en esa posibilidad durante los cinco años que fui capitán de nuestro país. Estuve apoyando a la Federación en esta gestión y la verdad que sí se puede, pero hay que ponerle corazón al tema; eran pocas las personas que creían en el proyecto, pero los resultados se van dando», finaliza.