Compromiso – Red de Acompañantes Perú, el colectivo feminista que acompaña a las mujeres que deciden abortar, ha atendido a más de dos mil casos desde su creación en el año 2020. Sus integrantes aseguran que los llamados de ayuda para acceder a un aborto seguro se cuadruplicaron durante la cuarentena.
Por: Jimena Acosta
Portada: Archivo personal
Sara, obstetra de 56 años, y Sabrina, estudiante de 25 años, son dos de las integrantes que conforman esta red de acompañantes. Ellas relatan que cada una acompañaba procesos de aborto de manera individual en el pasado. Sin embargo, crearon una página en Facebook y empezaron a atender a mujeres de manera remota cuando los casos de embarazos no deseados y la necesidad de abortar aumentaron durante la pandemia.
Según Sabrina, la demanda de información y acompañamiento durante el proceso de aborto se cuadruplicó en la cuarentena provocada por el Covid-19. “Antes podíamos acompañar de 4 a 5 casos por semana. En la pandemia, llegamos a acompañar 3 casos por día”. En los últimos dos años ellas han atendido a más de dos mil mujeres que las contactaron porque decidieron interrumpir su embarazo.
El aumento de las solicitudes de acompañamiento se explica porque la pandemia provocó que el 19.9% de mujeres peruanas suspendieran el uso de algún método anticonceptivo moderno a partir de marzo de 2020. Este porcentaje es una estimación presentada en el informe “Impacto de la covid-19 sobre el acceso a anticonceptivos en Perú”, realizado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés).
De acuerdo con este documento, este porcentaje de mujeres no pudo continuar con el uso de anticonceptivos a causa de la disminución de los ingresos familiares y las dificultades de abastecimiento en los servicios públicos de salud. En el informe se estima que este problema fue la causa de más de 15 mil embarazos no deseados.
Durante la pandemia, muchas mujeres, adolescentes y niñas se vieron forzadas a permanecer encerradas junto a potenciales agresores, lo que aumentó el riesgo de violencia sexual. “La interrupción voluntaria del embarazo parece ser el eslabón final de una serie de factores que llevan a una mujer a tener un embarazo no deseado”, reflexiona Sara.
El colectivo feminista está conformado por una obstetra, pero también hay profesionales y estudiantes de las áreas más diversas. Todas han recibido talleres de capacitación y saben cómo brindar este acompañamiento. La red de acompañantes basa sus conocimientos sobre cómo puede interrumpirse un embarazo de manera segura en fuentes científicas confiables. Una de estas es la guía técnica sobre el aborto seguro elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las mujeres que deciden abortar y buscan ayuda son informadas por las integrantes del colectivo sobre el uso adecuado del misoprostol. Este medicamento, utilizado para la prevención y el tratamiento de úlceras gástricas, también provoca contracciones en el útero y la dilatación del cuello uterino, lo que permite la interrupción del embarazo.
Para Sara, el uso de las pastillas de misoprostol le otorga autonomía a las mujeres que deciden abortar porque pueden hacerlo en casa, acompañadas y sin la necesidad de acudir a un centro hospitalario. Una encuesta realizada por el Instituto de Opinión Pública (IOP-PUCP) en el 2018, reveló que el 32% de las mujeres que deciden abortar en el Perú lo hacen utilizando este método. Este fármaco fue incluido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su lista de medicamentos esenciales. Se ha demostrado su eficacia y seguridad para el tratamiento del aborto incompleto y del aborto espontáneo.
Sin embargo, la especulación del precio del medicamento y la desinformación en torno a su uso dificultan el acceso de muchas mujeres a este fármaco. “La criminalización del aborto provoca que muchas mujeres caigan en redes de desinformación que distorsionan lo que la OMS recomienda. Son personas inescrupulosas, ofrecen productos que causan daños a quienes los ingieren o que no logran la interrupción del embarazo”, advierte Sabrina.
El proceso de acompañamiento
El acompañamiento que ofrecen las integrantes de este colectivo feminista se compone de cuatro etapas. La primera consiste en contestar las solicitudes de información y/o acompañamiento para un aborto seguro. Siempre verifican que las mujeres cuenten con una ecografía para confirmar el embarazo, conocer la edad gestacional y descartar un embarazo ectópico (cuando el óvulo fecundado se implanta fuera del útero).
Luego las solicitantes reciben información científica sobre cómo llevar a cabo un aborto seguro con misoprostol. Se les consulta si van a estar acompañadas por un familiar, amigo o pareja, y si tienen los recursos para conseguir el medicamento. También se les recomienda el momento más adecuado para interrumpir el embarazo. Las acompañantes siempre tratan de asegurarse de que las mujeres estén seguras de su decisión.
Una vez que las integrantes del colectivo y las mujeres acuerdan el día en que se realizará el procedimiento, evalúan si el caso requiere un seguimiento presencial o remoto. Por ejemplo, en un acompañamiento remoto las voluntarias se contactan con las mujeres a través de una llamada telefónica o utilizan aplicaciones de mensajerías seguras para ofrecer orientación. Siempre emplean un lenguaje que trasmite empatía y contestan cada duda que aparece durante el proceso.
Finalmente, ofrecen indicaciones para cuidados posteriores, recomiendan una ecografía antes de que se cumpla el décimo día del consumo de misoprostol para verificar la eficacia del procedimiento.
Las dificultades para conseguir misoprostol
El misoprostol es un medicamento poco accesible sin una receta médica dado que es conocido su uso para abortar. El Estado peruano sanciona a las farmacias y boticas que lo venden sin la prescripción de un profesional de la salud con la multa de una UIT. Este año esa multa equivale a S/ 4.600. Por otro lado, las personas que lo venden por su cuenta son sancionadas con una pena privativa de la libertad que oscila entre los cuatro y los ocho años.
Frente a estas restricciones y sanciones, durante la pandemia las integrantes del colectivo recorrieron distintas farmacias de Lima para hacer un registro de los establecimientos en donde se exige receta médica y aquellos en los que sí es posible comprar el medicamento sin la recomendación escrita de un especialista. Si las mujeres tienen dificultades para comprar el misoprostol, las integrantes del colectivo piden la receta médica o el fármaco a otras compañeras o recurren a organizaciones feministas con las que mantienen vínculos.
Al parecer, la exigencia de una receta médica para la venta del fármaco está dirigida mayormente a las mujeres. “Es curioso lo que hemos ido descubriendo. Es más fácil que el misoprostol se lo vendan a un hombre, incluso sin receta médica. Tenemos compañeros, aliados de la organización, que compran el medicamento en lugares en los que no te hacen preguntas”, confiesa Sara.
Otro factor que dificulta el acceso al misoprostol es la desigualdad económica. Según la encuesta realizada por el Instituto de Opinión Pública (IOP-PUCP), un 40% de las mujeres que abortan en el Perú pertenecen a los sectores D y E. “Hemos visto casos de mujeres migrantes que no tenían ni para comer y les era imposible conseguir la pastilla. En esos casos hicimos colectas entre nosotras para donarles el medicamento”, recuerda Sabrina. Además, debido a la exigencia de una receta médica, existe mucha especulación en torno al precio del misoprostol.
Las mujeres que no pudieron acceder al aborto legal
A pesar de que el aborto terapéutico es legal desde 1924, el acceso a este procedimiento sigue siendo restringido por barreras administrativas y morales. En teoría, este es permitido por las leyes peruanas cuando es el único medio para salvar la vida de la gestante o para evitar una mal grave y permanente que dañe su salud. Sin embargo, Sara y Sabrina confiesan haber recibido llamados de ayuda de mujeres que no pudieron acceder a un aborto terapéutico en un centro hospitalario.
Sara recuerda el caso de una mujer que, antes de recurrir a ellas, había solicitado un aborto terapéutico porque estaba gestando un feto que presentaba malformaciones. Sin embargo, el argumento que le brindó el equipo médico para negarle al aborto fue que las malformaciones podían ser operables luego del nacimiento.
El colectivo feminista también ha recibido solicitudes de aborto de familiares de niñas embarazadas a causa de una violación. “Estas familias optaron por buscar ayuda solidaria y feminista. Nos buscaron porque para esas criaturas continuar con el embarazo era una tortura”, explica Sara.
Compromiso – Red de acompañantes Perú es parte de una plataforma llamada Bloque por el derecho a decidir. Participan en el bloque distintas organizaciones que promueven y defienden la educación sexual integral, los derechos sexuales y reproductivos, y la legalización del aborto.
Uno de los propósitos de estas organizaciones es que la lucha a favor de estos derechos no se limite a fechas especiales, como el Día internacional de la Mujer, celebrado cada 8 de marzo, o el Día de acción global por la despenalización del aborto, celebrado el 28 de setiembre, sino que el activismo se desarrolle a lo largo del año. “Los derechos de las mujeres están sufriendo un retroceso. Ya tenemos el caso de Estados Unidos. Se está desconociendo derechos que ya habíamos ganado y no podemos quedarnos calladas. Tenemos que mantenernos organizadas”, afirma Sabrina