Melissa Sierralta, psicóloga especializada en el tratamiento de pacientes oncológicos, explica el trato que deben recibir en casa los seres queridos aquejados por estos males.
Por Israel Toribio Ossio
Portada: Clikisalud
La especialista explica que durante el proceso de cáncer es importante validar lo que está sintiendo la persona, es decir, que no hay que minimizar lo que siente, no reprimir cuando está llorando o está tenso. Porque cuando el familiar es diagnosticado con este mal es un momento muy duro para él y su familia. En casi todos los casos, la autoestima es baja del paciente.
Hay frases a las que se recurren en estos casos para tranquilizar al paciente oncológico: “No llores” o “Tú, tranquila”. Este tipo de expresiones pueden ayudar a validar lo que está sintiendo tu familiar y acompañarla en el proceso para que pueda sentir que tú estás ahí para apoyarlo. Sin embargo, está mal utilizarlas de manera reiterativa cuando la persona se siente decaída. La idea es manifestarle que tiene todo tu apoyo. Melissa propone como ejemplo: “Cualquier cosa que necesites, cuenta conmigo” o “¿En qué te ayudo?”.
Otra forma de intentar ayudar, según la psicóloga, es realizar tareas domésticas que el paciente en ese momento no puede realizar o que le resultan difíciles de hacer (tales como cocinar, tender la ropa, limpiar la casa, etc.). En este sentido, facilitar esas actividades al familiar es positivo. Sin embargo, no hay que exagerar en este plano; evitemos que se sienta inútil en casa, cuando quiera hacer una actividad lo que corresponde es motivarlo. Asimismo, preguntarle cómo se siente, no solo refiriéndose a su estado de ánimo con respecto al cáncer, sino también a las expectativas para el futuro, cuando supere la enfermedad.
La especialista señala la forma más adecuada de comunicación durante el proceso de cáncer y luego de superar el mal. El tratamiento con quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia provoca efectos secundarios (decaimiento, cansancio, caída del cabello). Este cuadro clínico tan severo a menudo hace que el paciente abandone el tratamiento. Entonces, debemos recordarle por qué debe luchar por su vida. Es importante que no pierda de vista que tiene un objetivo claro, vivir.
Cuando se ha superado el cáncer cada persona tiene una reacción diferente. Esta enfermedad no tiene que ser motivo de tabú, ha sido parte de su lucha por la vida, un desafío él que afrontó a lado de su familia. Por eso, es necesario hablarlo con naturalidad. Seguir adelante es otra forma de demostrar que lo peor ya pasó y que es hora de sentirse bien. Además, después de dejar atrás la enfermedad hay chequeos anuales que siempre generan tensión en el paciente. De ser así, es necesario que reciba ayuda psicológica. además del soporte familiar, indica la especialista.
Melissa refiere que no es lo mismo un adulto con cáncer terminal que un niño al que se le ha detectado un cuadro oncológico. Al primero hay que hablarle de la muerte con la mayor naturalidad, buscar que la acepte y la asuma con resignación. Mientras que a un infante hay que explicarle qué es lo que tiene y transmitirle esperanzas de vida.
La experta indica que en el caso de un paciente terminal es importante que la persona pueda expresar qué cosas quiere realizar en ese tiempo que le queda de vida, ayudar a que culmine esas actividades, proyectos o sueños. No se debe tener miedo a hablar de la muerte, porque es un hecho inexorable. Además, si la persona quiere resolver temas legales, tales como la herencia de sus bienes, hay que apoyarlo.
En cuanto un niño es diagnosticado con cáncer, lo importante es no ocultarle que tiene una enfermedad, hablarle del tratamiento que lleva. Explicarle su estado de salud de manera más sencilla, de forma que lo pueda entender. Según la psicóloga, “es importante hablarle con dinámicas o con juegos, tales como los soldaditos malos y soldaditos buenos que están en pelea y eso está sucediendo en su cuerpo”. Otra forma es anticiparse a lo que sucederá, es decir, si va a recibir quimioterapia, explicarle de forma sencilla lo que ingresará en su cuerpo. Además, utilizar juguetes de doctores, enfermeras y hospitales para que el niño se adapte al ambiente médico.