Colorín Colorado, este cuento ha cambiado

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Blancanieves, Peter Pan, Cenicienta, La Sirenita y muchas otras historias marcaron la infancia de millones de personas. Varias generaciones crecieron entre cuentos de hadas y películas animadas. Tenemos en común el haber pasado los primeros años de nuestras vidas consumiendo fantasías, pero ignorábamos la carga sexista, machista y heteronormativa de todas estas historias.
Por: Ana Sofía Condemarín y Nahomi Bruno


Las películas animadas siempre han logrado llenar todos los asientos en las salas de cine porque cautivan tanto a los niños como sus padres. La animación nos permite hablar de metáforas y creer en la magia, en sirenas, genios, hadas madrinas, juguetes con vida propia y animales que hablan. 

Muchas de estas historias que podemos ver en pantallas grandes y chicas se basan en cuentos de hadas que ilustran un mundo maravilloso. No obstante, la realidad es que sus tramas han legitimado estereotipos de género que son propios de una cultura machista. A pesar de que se han experimentado cambios, pareciera que en la actualidad resulta difícil deconstruir estos prejuicios.  

En junio se estrenó Lightyear, la precuela de Toy Story, una de las películas animadas más taquilleras en la historia. Sin embargo, fue censurada en 14 países por proyectar, en la escena final, un beso de dos segundos entre dos personajes femeninos. Este veto, aplaudido por grupos conservadores, causó polémica y malestar en las industrias del cine y la televisión. Lo cierto es que el escándalo que se ha originado sorprende porque no se trata de la primera muestra de amor no heterosexual en figuras animadas.

Para echar luces sobre este tema conversamos con la comunicadora Jimena Valdez, la docente Helen Garnica, el realizador audiovisual Isa Abad y la psicóloga especializada en temas de género Omayra Chauca. Les pedimos explicar cómo se ha perpetuado el mito del amor romántico heteronormativo y otras formas de machismo. 

Representaciones con orgullo

En 1937 la compañía de animaciones Walt Disney empezó a crear personajes ficticios muy atractivos para el público en general. Todos asumían roles convencionales, siempre heterosexuales. Solo al cabo de ochenta años Walt Disney comenzó a representar a la comunidad LGBTIQ+ en personajes principales y secundarios de sus animaciones. 

En 2016 la productora mostró interés en hacer visible la diversidad de género. Presenta a su primera pareja gay en la serie infantil Gravity Falls, la cual trata sobre las aventuras de verano de dos mellizos, Dipper y Mabel, en un misterioso pueblo. En ese lugar es donde los hermanos conocen a Sheriff Blubs y Deputy Durland, dos personajes masculinos, secundarios y enamorados.  Ambos se confiesan amor en una breve pero romántica escena durante el último capítulo de la segunda temporada de la serie. 

Es necesario precisar que esta representación sólo se manifiesta a través de diálogos como: “Estamos locos de poder y amor” o “El tiempo que pasamos juntos es un tesoro suficiente”, pero no a través de interacciones físicas como besos y abrazos de una romántica pareja heterosexual. 

Para el realizador audiovisual Isa Abad, una serie que rompe con este esquema es Star vs. The Forces of Evil: (Star contra las fuerzas del mal). Esta gira en torno a las travesuras de la princesa adolescente llamada Start Butterfly, quien disfruta meterse en problemas junto con la compañía de sus amigos. 

En el capítulo “Solo amigos”, estrenado el 23 de febrero del 2017, se muestra el primer beso entre una pareja gay. “Fue un pequeño detalle, además de que no formó parte de la historia principal, pero fue un paso bastante importante dentro de la animación”, destaca Abad. 

“Marco” y “Jacky” en el concierto de “Sentencia de Amor”. Foto: Star vs.The Forces of Evil.

Esta escena se realizó en un contexto justificado, ya que los protagonistas se encontraban en un concierto, escuchando su canción favorita “Amigos sí, y no más”

Parejas besándose en la serie animada Star vs. The Forces of Evil. Foto: Star vs. The Forces of Evil.

Las representaciones de la comunidad LGTBIQ fueron cada vez más frecuentes, llegando así a su manifestación más explícita en The Owl House: La Casa Búho. Esta serie trata sobre una chica del mundo real, Luz Noceda, que accidentalmente, a través de un portal, viaja a un mundo mágico y se convierte en aprendiz para ser bruja. En esta travesía conoce a Amity, con quien empieza a interactuar y compartir experiencias hasta enamorarse. Dentro de la trama, se desarrolla el romance y la relación entre estas dos. Además de presentar muestras de afecto como besos y abrazos. 

“Luz” y “Amiti” dándose un beso de pareja enamorada. Foto: The Owl House

Para la comunicadora Jimena Valdez esta es la primera serie animada que muestra de manera explícita cómo dos personajes del mismo sexo, en este caso mujeres, se dan un beso y se enamoran mutuamente. 

En el 2018, Cartoon Network fue el primer canal de la televisión estadounidense que representó un matrimonio gay de dos personajes femeninos y protagónicos, Rubí y Zafiro, en la serie Steven Universe. Esta trata sobre un niño llamado Steven, quien intenta salvar la tierra con el apoyo de sus amigos y amigas dentro de un universo donde coexisten humanos y gemas.

“Rubí” y “Zafiro”, personajes principales del programa Steven Universe, en su matrimonio. Foto: Cartoon Network

Para Jimena Valdez, la serie muestra diferentes representaciones de la mujer, “su personalidad y su forma física son completamente distintas a diferencia de las clásicas princesas de Disney. Esto es importante ya que rompe con lo estereotípicamente bello de los estándares occidentales”, señala. 

Es importante agregar que la comunidad LGTBIQ+ ya había sido representada en producciones del siglo pasado, y una de las formas de hacerlo posible fue a través de los villanos de las series animadas. El realizador audiovisual Isa Abad señala que existen villanos y villanas en las animaciones de los ochenta o noventa que fueron un intento de representar a la comunidad LGTBIQ+. “Encontramos al antagonista y demonio Él en las Chicas Superpoderosas con una vestimenta que representa al sexo femenino, a pesar de que Él sea masculino”, destaca.

Villano “Él” de las chicas superpoderosas viste falda y tacones. Foto: Cinemáticos

A pesar de que se ha visibilizado otras formas de amor, aún hay una carga heteronormativa muy grande en la sociedad que ocasiona reacciones violentas cuando este tipo de contenido llega a la pantalla grande. Las relaciones exclusivas entre personajes femeninos y masculinos es algo que se ha mantenido en el mundo de la animación desde sus inicios. Por esa razón, resulta difícil para las audiencias deconstruir la imagen que tienen sobre los roles de género. 

La construcción de estereotipos

Si bien existen muchas compañías dedicadas a las animaciones, las más populares son las adaptaciones de Walt Disney. Cuando recordamos sus películas es inevitable que no despierte en la memoria la imagen de las clásicas princesas que cautivaron el mercado. “Si pensamos en las primeras princesas como Blanca Nieves, Cenicienta y la Bella Durmiente, podemos ver cómo ellas solas no pueden resolver un problema y necesitan de un hombre para ser felices”, indica Valdez. 

De acuerdo con la docente universitaria Helen Garnica, el arquetipo de los personajes femeninos en Disney está basado en la literatura cortesana, en donde la dama permanece en un castillo y debe esperar a la llegada de un hombre para ser rescatada. La mujer será protegida, cuidada y honrada, mientras que el varón protege, rescata y honra. La idea de un final “feliz” constituido por un matrimonio entre un personaje femenino y otro masculino es exclusiva de las adaptaciones. En otras palabras, las historias han sido embellecidas para dar una perspectiva ilusoria de la vida. 

“Si seguimos la lectura de los cuentos originales nos podemos dar cuenta de que son descarnados y crueles. En el caso de la versión danesa de La Sirenita, su amor por el príncipe es lo que termina causando su propia destrucción al convertirse en espuma. Él es visto como un personaje anómalo porque hace que ella abandone su espacio para incorporarse en su universo”, explica Helen Garnica. 

Para el realizador audiovisual Isa Abad la animación del siglo XX representa el clásico estereotipo de retratar a las mujeres como dominables y a los hombres como machos que dominan. La falta de consentimiento reflejada en besar a una mujer dormida o distraída no es algo exclusivo de Disney, también ocurre en Warner Bros con Pepé Le Pew, un zorrillo de los Looney Tunes que constantemente besa a Penelope Pussycat sin su consentimiento, y en Cartoon Network ocurre lo mismo con el personaje Jhonny Bravo, quien acosa constantemente a mujeres con comentarios sexistas. 

En el 2021, el columnista Charles M. Blow de New York Times exigió que se cancele “Pepe Le Pew” por perpetuar la cultura de la violación. Foto: Letra Global
Traducción: “Soy guapo. Tú eres linda. Vayamos a casa para contemplarnos”. Foto: Cartoon Network

Garnica destaca que las protagonistas de las animaciones tienen cuerpos sexualizados con pequeñas cinturas y bustos predominantes desde que se estrenó Blanca Nieves en 1937. En Disney lo podemos ver con Jasmine, Aurora, Ariel, Pocahontas y la lista es larga. En Cartoon Network se reconocen figuras como La señorita Bellum, la secretaria del alcalde en las Chicas Superpoderosas y las protagonistas en Drama total, como Gwen, Heather y Katie. En la serie Danny Phantom, de Nickelodeon, también lo podemos apreciar con Paulina. Ocurre también en Warner Bross con Lola Bunny y Melissa Duck. Lo curioso, o tal vez no tanto, es que la decisión de dibujar esos cuerpos fue siempre de hombres. 

Cuerpos sexualizados en películas y televisión.

Figuras deconstruidas

En el siglo XXI aparecieron nuevas imágenes de la mujer y el hombre, que toman distancia de los estereotipos. La diversidad ha comenzado a estar más presente, ya no sólo encontramos protagonistas de piel blanca, de ojos claros y de contextura delgada. “Ahora la propuesta cultural visibiliza a jóvenes con cabello rizado, afrodescendientes, con rasgos indígenas o asiáticos”, explica Omayra Chauca, psicóloga experta en género. 

“Valiente”, una película producida por Pixar en el 2012, fue el primer largometraje protagonizado por una mujer en 17 años, desde su primer estreno millonario con Toy Story en 1995. La princesa se llama Mérida, una adolescente que por primera vez no presenta un cuerpo sexualizado y tampoco tiene interés en contraer matrimonio en la época medieval de Escocia. Es hija de reyes, pero no quiere guardar la compostura ni cumplir con los deseos de sus padres. 

Mérida de “Valiente” es una princesa que rompe con el estereotipo de delicadeza para ser una adolescente rebelde y segura de sí misma. Foto: Disney News

“Hay una notoria diferencia entre el cuerpo y actitudes de Mérida con las princesas de Disney. Primero, el cabello es rizado y voluminoso. Segundo, ella misma se hace un vestido lo suficientemente cómodo para practicar arquería. Tercero, lo último que le preocupa es enamorarse de un hombre”, detalla la comunicadora Jimena Valdez. 

Recientemente Pixar estrenó la cinta Turning Red, que muestra lo que es para una niña entrar a la pubertad y afrontar la menstruación. La película, protagonizada por Mei Lee, fue realizada por un equipo exclusivamente liderado por mujeres y la dirección estuvo a cargo de Domee Shi, una animadora, cineasta y guionista gráfica china-canadiense.

Mei Lee es un personaje que logra hacer justicia a los cambios que las niñas atraviesan durante la pubertad. Foto: Disney +

“Es sorprendente que ahora podamos ver un personaje de 13 años como Mei, en Turning Red, a quien le vino la regla, y la película lo aborda de una manera lúdica. Antes hablar de la regla era como un pecado y cuando comprabas un paquete de toallas higiénicas lo cubrías con bolsa negra para que nadie lo note. Entonces es positivo para las niñas y adolescentes que ven la película y se puedan ver reflejadas sin mayor vergüenza”, resalta la psicóloga Omayra Chauca.

Es la primera vez que se muestra gráficamente un paquete de toallas higiénicas en una película animada. Foto: Disney +

Otro personaje femenino importante es Moana, de una animación de Disney estrenada en el 2016, contextualizada en la leyenda de Maui en las islas de Hawái. Ella tiene cuerpo que rompe con los antiguos estereotipos muestra una contextura muscular y cabellos sin recoger. El amor romántico no aparece en sus prioridades ni intereses, lo único que quiere es cambiar el destino de su pueblo y así inicia un viaje solitario y peligroso. De esta forma muestra independencia y fuerza para enfrentar sus miedos.

Moana forma parte del grupo de mujeres temerarias y aventureras. Foto: Disney 

Frozen (2013 y 2019) es otra animación de Disney y cuenta la historia de dos hermanas. Una es la princesa Elsa y su hermana Anna. En esta película hay varias escenas que la ha convertido en un referente: “Hay una escena en la que Elsa cuestiona a Anna por haberse enamorado de un chico que conoció en un día. Hacer eso también es una forma de criticar los romances de todas las princesas de la industria del entrenimiento”, comenta Jimena Valdez. 

“No te puedes casar con un hombre que acabas de conocer”, una de las líneas más comentadas de Elsa en Frozen. Foto: Kallmaker

La comunicadora destaca que el amor fraternal entre dos mujeres tiene un mensaje de empoderamiento sin precedentes. Durante las dos secuelas de Frozen, la protagonista no evidencia tener inclinaciones amorosas hacia ningún personaje, una característica inusual en una princesa, que siempre está soñando con el anhelado ‘príncipe azul’. Para el realizador audiovisual Isa Abad, “Elsa en Frozen es una de las imágenes más grandes de cómo no darle victoria a la heteronormatividad. Esto no es para demostrar si su personaje es bisexual o lesbiana, sino que nunca define su orientación sexual y no trata el romance”. 

Otra película muy singular es Shrek porque contiene múltiples personajes que burlan todo lo que conocíamos como “ideal”. “La protagonista Fiona es consciente que debe encarnar el arquetipo de princesa y encerrada en un castillo espera a su héroe. Pero el que la rescata no es un héroe, sino un ogro que quiere ir de vuelta su pantano y tampoco llega sobre un corcel, sólo tiene a un burro cobarde. En la trama la hada madrina es villana, hay una princesa transgénero y el príncipe encantador es bello por fuera, pero tiene un alma corrupta”, detalla Garnica. 

Para que el público, compuesto por niños, pero también por adultos, se pueda reconocer en las ficciones, es necesario deconstruir las tramas clásicas para contar historias llenas de diversidad en cultura y personajes con diferentes cuerpos, historias, deseos, formas de vivir y, sobre todo, de amar.