El reconocido periodista Carlos Cornejo Alayza asegura que la cobertura de los medios de comunicación en los últimos meses evidenció los intereses políticos en favor de la candidatura presidencial de Keiko Fujimori. Estos quebrantaron una de las reglas fundamentales del periodismo: el equilibrio informativo.
Por: Marcelo Ramírez
Portada: Valeria Mogollón
Cuando un medio de comunicación forma parte de una campaña de demolición contra un candidato que no le gusta, y apoya abiertamente a otra opción política, se rompe la ética profesional del periodismo. Así lo sostiene Carlos Cornejo, destacado comunicador y periodista peruano, quien denuncia un desequilibrio informativo de la prensa televisiva, radial, digital y escrita en los últimos meses del proceso electoral en Perú. “Los medios se echaron al servicio de la candidatura de Keiko Fujimori”, afirma.
Pero, ¿qué significa ética profesional del periodismo, y a qué se refiere Cornejo con desequilibrio informativo? En primer lugar, la ética profesional alude a una serie de normas que los periodistas deben seguir. Estas normas son, por nombrar algunas, transmitir con veracidad los acontecimientos a ser presentados y mantener una postura neutral frente a ellos. El desequilibrio informativo sucede, por ejemplo, cuando un medio noticioso cubre solamente el cierre de campaña de un partido, mientras que omite presentar el del otro.
Para Carlos Cornejo (49), exconductor de Canal N, actual locutor del programa Espacio de Gestión – PUCP y director de la Agencia de Comunicación La Factoría, el equilibrio informativo ha sido roto pues la candidatura de Pedro Castillo generó tanto miedo en los medios que incluso la directora del diario Perú21, Cecilia Valenzuela, tuvo que salir a justificar su toma de partido respecto a las elecciones en un programa en vivo.
“Yo puedo entender que Cecilia escriba lo que quiera en su columna de opinión, y ya veré yo si empato o no con ella, pero lo que no puede suceder es que, conversando con Mávila Huertas, en una charla que parecía de dos amigas en un café, le dijera al público televidente que iba a mantener un carácter de resistencia frente a Castillo. ¿Quién es ella para decirle al país a quién hacerle resistencia o no? Digamos, ese no es un papel de los periodistas”, comenta Cornejo.
Cornejo sostiene que los programas noticiosos tampoco cumplieron con el rol de mantener una posición imparcial al difundir información tergiversada como un arma política: “Las fake news se dispararon por lo que la sensación de confusión y de caos en la percepción ciudadana fue mayor. Manipularon y difundieron mensajes que Pedro Castillo nunca dijo. […] Si tuviésemos un Poder Judicial decente probablemente los medios serían mucho más cuidadosos a la hora de difamar”, cuestiona.
“Creo que Milagros Leyva, Carlos Paredes y Gilberto Hume perdieron credibilidad. […] Hume fue mi jefe. Me pareció un hombre valiente por lanzar el video Kouri-Montesinos, cubrir la Marcha de los Cuatro Suyos cuando ningún canal lo quería hacer, pasar todas las audiencias de la CVR. Este señor al que yo le tenía mucho respeto por su compromiso periodístico en favor de la democracia, ahora termina embarcado en una aventura que ensucia su carrera. No me explico cómo termina exigiendo a jóvenes reporteros someterse a un determinado manejo informativo irregular e injusto”, afirma Cornejo al comentar el despido a los periodistas de América Televisión y Canal N que denunciaron un alejamiento a los principios del periodismo por parte de los directivos al apoyar la campaña de Fujimori.
Por otro lado, Cornejo recalca que los periodistas que apoyan a Fujimori no lo hacen por dinero, ni por corrupción, sino porque están obligados a seguir con una línea editorial que “defiende” el modelo económico actual ante la “amenaza” de un eventual gobierno estatista de Castillo. “Incluso algunos de ellos vienen de colegios privados, son de clase media, media alta, y todos tienen un patrón de vida acomodada, entonces no necesitan ser comprados. Una situación diferente a la de un periodista que nació con hambre, y que será mucho más permeable al momento de entender que se necesitan cambios sociales”. Por lo tanto, la postura de un periodista dependerá también de su historia de vida.
Espacio noticioso y espacio de opinión
Cornejo enfatiza en distinguir el espacio noticioso de la opinión, el cual debe cumplir estrictamente con todos los principios de la ética profesional del periodismo. De lo contrario, incorporar la opinión en un espacio noticioso puede generar confusión en los espectadores pues no les permite entender qué tipo de contenido están viendo. “Cuando ven un espacio de opinión pueden marcar distancia de él, a diferencia del noticiero donde esperan ver información neutral, pero en este encuentran a conductores que opinan de lo que está pasando. Por ejemplo, algunas veces he visto a Mónica Delta en su programa informativo, leyendo su nota y de pronto hace un comentario. Yo me pregunto ¿quién le ha pedido su opinión?”, expresa indignado.
Si bien los programas noticiosos de televisión y las redes sociales de un periódico pertenecen a empresas privadas que pueden tener intereses políticos y económicos, Cornejo sostiene que, al momento de ofrecer un espacio informativo, siempre deben aspirar a presentar noticias de manera imparcial. Añade que ello sucede porque el contenido que será visto, leído y/o escuchado por miles de seguidores implica una gran responsabilidad social al no solo informar y generar impacto en las masas, sino también al influir en la formación de sus posturas. “Yo no les pido que desconozcan sus ideales, tendencias y sensaciones, pero sí les puedo pedir equilibrio informativo”, señala.
Para Cornejo, el incumplimiento de la ética profesional del periodismo ha transformado la percepción ciudadana respecto al comportamiento de los medios de comunicación. “Hay una percepción cada vez más hosca, molesta e irritada de la gente”. Él considera que los medios se han ido deteriorando debido a que se involucraron en la polarización política. Es así que hoy se denota un gran rechazo hacia los periodistas y sus centros de trabajo.
No obstante, advierte que será cuestión de tiempo para que los peruanos perdonen a los periodistas, ya que “somos una audiencia muy pasiva”. Cualquier periodista calumnia, injuria o difama, igual la gente los premiará viéndolos posteriormente. “Nicolás Lúcar en el año 2000 estuvo a punto de traerse abajo la democracia en un momento gravísimo, al insinuar que el presidente Paniagua era un corrupto. Paniagua lo pecha en televisión y Lúcar se convierte en un apestado durante el gobierno de Toledo por cinco años. Pero veinte años después es la cara más importante de Radio Exitosa”, refiere.
De igual modo, Cornejo espera que, en un futuro cercano, los periodistas entiendan que para vivir en democracia deben reconocer que el público merece recibir una información completa, que los impulse a reflexionar sobre los cambios que cada opción política propone. “Hay que entender que no siempre ganas y que no siempre pierdes. Y que el modelo se puede cambiar, y que las cosas no están escritas sobre piedra. Si hay gente que cree que un comunista como Pedro Castillo debe ser el presidente, te la comes, sino no vivas en democracia”, sentencia.