Campesino e influencer Waldir Maqque: «Quiero hacer reflexionar a quienes han olvidado el trabajo del agricultor»

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Desde fines de 2020, Waldir Maqque utiliza una cuenta de TitTok para difundir videos tanto sobre la vida cotidiana de los campesinos como sobre la cocina tradicional andina.
Por: Olenka Campos
Portada: Página web Enfoqesperu

Con más de un año y medio de actividad en la red social TikTok, Waldir se ha forjado una enorme comunidad de seguidores. Los implementos que usa, inusuales para las personas de un entorno urbano, junto a su alegre personalidad han logrado posicionarlo como un influencer. Este es un repaso por los inicios de su carrera, su relación con el campo, sus reflexiones sobre la agricultura y sus sueños personales.

Waldir Maqque (25 años) creció en la comunidad de Viacha (3794 m. s. n. m.), ubicada en el distrito de Pisac, provincia de Calca, en la región de Cusco. Desde pequeño aprendió el trabajo de campo: cuidar a sus animales y cultivar sus propios alimentos. Cuando terminó el colegio, migró a la ciudad para obtener estudios superiores. Allí, decidió estudiar gastronomía en el Instituto Latino de Cusco. Al mismo tiempo, un amigo le estaba enseñando a usar las redes sociales cuando llegó la pandemia.

En los últimos meses del 2020, la aplicación TikTok adquirió popularidad entre miles de jóvenes, entre ellos Waldir. Los últimos meses del año consumía TikTok fielmente, hasta que un día se animó a grabarse haciendo sus actividades cotidianas. Empezó primero mostrando su cultura y paisajes hasta que descubrió que videos mostrando la cocina andina tradicional atraía a más personas. 

Perfil de Waldir Maqque en TikTok. Foto: @waldir.maqque

¿Cómo ha sido tu proceso de aprendizaje con las redes sociales?

Tenía un amigo que me estaba enseñando Instagram, pero el TikTok es nuevo, tiene dos años y un poquito más. También he conocido bastantes personas que han sido muy amables que me han invitado. En ese proceso de aprender fue que con el amigo que trabajo en turismo, venían varias influencers a mi casa y me daban tips para crear videos, saber editar.

El año pasado en agosto una persona de Lima, Ximena Galiano llegó a mi casa. Muy amablemente me enseñó a editar y a usar una aplicación. Eso fue genial, yo aprendí y cinco días después hice una receta y practiqué lo que ella me enseñó. En ese entonces yo tenía algo de cincuenta mil seguidores en TikTok, puse a prueba lo que me enseñó y ese video que publiqué tuvo bastantes visitas.

Desde entonces, empecé a enfocarme en la gastronomía, antes había estado con el tema de la cultura, del paisaje, los animales y todo eso. Cuando empecé con la cocina, cuando me enseñó a editar, mi página enseñando la gastronomía tradicional andina se volvió un boom. Yo superagradecido con las personas que siempre me han dado su consejo y siempre están ahí diciéndome haz esto haz aquello, te apoyo, dale, vamos. Son muy amables, en verdad. Así, cada vez voy aprendiendo más y descubriendo cosas.

¿Qué es lo que más te gusta de ser creador de contenido?

Yo creo que interactuar con muchísimas personas que también puedan aprender de mí. Lo que mis padres me han enseñado o las personas que me rodean, no quiero que se quede en mí, quisiera compartirlo con todos. Que muchas personas puedan aprender y ver cómo se hacen las cosas. La idea es, bien o mal, compartirlo. De seguro yo estoy enseñando y quiero seguir enseñando a través de mi cultura y a través de la gastronomía.

Los comentarios de tus videos son en su mayoría positivos, pero ¿cómo manejas las críticas o los malos comentarios?

(Sonríe) Cuando empecé, me chocó bastante. Creo que era mi cuarto video de cocina y me tildaron de muchas cosas. Como estaba muy pendiente de revisarlo y verlo, me afectó. No soy de responder. Si alguna vez respondo, siempre les contesto de una buena forma, trato de que el ataque se acabe ahí, que no siga. Acepto si no puedo decirle (a alguien) que no es así, que no es de esa forma.

Me afectó tanto que dejé de grabar contenido por una semana y media porque pensé lo peor. Dije qué estoy haciendo mal o por qué me dicen esto y dejé de hacerlo. Dentro de esa semana que no grabé nada me puse a pensar “por qué voy a parar por un simple comentario si lo puedo dejar pasar”.

Desde entonces ya comienzo a llevarlo bien. Sé que si respondes o te picas, las personas van a seguir con los insultos y malos comentarios. Mejor es dejarlo ahí, a veces lo dejo sin comentar para que pare.

Cholomena junto a Waldir Maqque. Enero 2022. Foto: Youtube Cholomena.

«No era mi sueño ser cocinero desde niño, pero las necesidades me hicieron terminar en esto: la cocina. Al final, terminé apasionado por la cocina»

Cuéntame ¿cómo nació tu pasión por la gastronomía?

Desde muy pequeño mi mamá me enseñó. He nacido con la cocina, con el fogón a barro, con el fogón de leña, cocinando en olla de carpa que se compraba en las ferias. Lo primero que me enseñó fue a sancochar papa. Como era el hermano mayor, a veces mi papá y mi mamá se iban a trabajar en el pueblo entonces me dejaba solo con mis dos hermanos menores. Tenía que cocinar para darles de comer. Jugábamos a la cocina, a pesar de que éramos hombres jugábamos con las niñas.

La mayor parte viene de ahí pero en el camino también… Cuando terminé de estudiar me mudé a la ciudad de Cusco como cualquier muchacho que piensa en estudiar. Empecé a buscar un trabajo, tenía que rentar un cuarto. Para poder trabajar, encontré que el área de la cocina es donde más empleo hay: como ayudante, como lavaplatos. Cuando empecé a trabajar en la cocina estaba aprendiendo. Cuando decidí estudiar, era lo que conocía. No era mi sueño ser cocinero desde niño, pero las necesidades me hicieron terminar en esto: la cocina. Al final, terminé apasionado por la cocina. Sí…

Cómo fue ese cambio, ¿es diferente la cocina que muestra a la cocina de la ciudad?

Yo creo que sí hay una gran diferencia. La cocina andina se me hace más fácil porque la conozco desde muy niño. Si uno está acostumbrado a una cocina, es lo más fácil. De hecho, para las personas que no han nacido con esa cocina se le va hacer complicado amasar y todo porque es nuevo.

Para mí fue igual cuando aprendí a picar en una tabla. Al principio no podía cortar, no podía hacer nada porque estaba acostumbrado a cortar y pelar en mi mano. Hasta me volé los dedos en la tabla y me corté. Con el tiempo vas adquiriendo una habilidad. Ahora para mí es lo mismo, puedo hacerlo con la misma velocidad en la cocina industrial y la de fogón.

Waldir Maqque en Pisac (Cusco) en octubre de 2020. Foto: Instagram Waldir Maqque Ccoyo.

«Mi sueño más grande es poder trabajar llevando turismo a las zonas rurales. Hacer turismo vivencial en las casas con las familias de las comunidades rurales»

Además de la cocina y la vida en el campo, ¿qué otras actividades te gusta hacer?

Me gusta caminar muchísimo. Ir a acampar con mis hermanos o solo al cerro. Aparte de eso, como trabajo, me gusta promover el turismo rural comunitario, el turismo vivencial me encanta. Ahorita mismo estoy emprendiendo en eso. Quiero hacerle conocer a las personas mi cultura y la gastronomía para que puedan probar y ver cómo se ordeña una vaca, cómo se trabaja una chacra.

Has colaborado con personajes como Ximena Galiano y Cholomena, ¿cómo ha sido participar de colaboraciones con otros creadores de contenido?

Me siento super alegre porque las personas con las que he hecho colaboraciones me han invitado, me han escrito “quieres hacer un video” y yo gustosamente los acepto. Digo bienvenido, que chévere, que genial. Es la parte en la que siempre interactúo y me gusta. Me siento super contento con eso, no tengo otras palabras. Quiero conocer muchas personas.

¿Cuál crees que ha sido hasta ahora tu logro más grande? 

Bueno, no creo que haya tenido mi logro más grande todavía, pero espero seguir aportando a la sociedad en hacer reconocer la agricultura y la gastronomía. Enseñar que para la gastronomía no hay impedimento ni límites para la gastronomía. O sea, seguir aportando a la sociedad, tal vez ser un ejemplo a seguir para muchos niños o para los que dicen que no se puede, porque en verdad si te propones algo es posible.

¿Cuáles son tus metas a futuro? ¿Tu más grande sueño?

Mi sueño más grande es poder trabajar llevando turismo a las zonas rurales. Hacer turismo vivencial en las casas con las familias de las comunidades rurales.

Su vida en el campo

Cuéntanos, ¿cómo es un día tuyo?, ¿cómo empieza…?

Bueno yo soy de la comunidad de Viacha y allá como son zonas rurales, normalmente a las 6 o 6:30 a.m. me levanto. Lo primero que hago es sacar a las alpacas y alimentar a los animales. Mi mamá se levanta a las 5:30 a.m. a preparar el desayuno, mientras mis hermanos y yo alimentamos a los animales, sacamos a los animales al campo, tenemos chanchos, gallinas, alpacas, cuyes, vacas… Cuando regresamos, desayunamos a las 8.

Luego de eso, depende de la época del cultivo, nos vamos a la chacra, ahí pasamos la mayor parte del tiempo. Sembrío, voltear la tierra, nos encargamos en Ayni y Minka, con los vecinos de la comunidad, hasta las 5, con los almuerzos. Después ya descansamos. En la pandemia fue así, antes estudiaba y me movía por la ciudad a trabajar, así…

¿Realizan estas actividades juntos o cada uno por su lado?

La mayor parte siempre estamos juntos, pero en las mañanas nos dividimos o hacemos una rotación. Un día mi hermano se levanta por las alpacas, otro día yo me levanto por las alpacas, otro día mi hermano y yo le tenemos que dar pasto a los cuyes. O sea, es turnarse porque somos cinco hermanos. Pero para el momento de ir a la chacra, los tres varones que hemos acabado el colegio y estamos estudiando algo superior nos vamos a la chacra juntos, con mi papá o con mi mamá a veces. Ella nos trae el almuerzo y se queda con nosotros hasta la tarde. Siempre estamos en la chacra, juntos la mayor parte del día.

¿Cuándo fue que aprendiste el trabajo del campo y cómo fue ese proceso para ti?

Desde muy pequeño, nací en una zona rural, mis papás son agricultores y se dedican a los animales. Entonces, desde que tengo memoria mi abuela, papá y mamá me han enseñado a pastar a los animales, antes teníamos ovejas. Desde los siete años me llevaban a voltear la chacra. Los adultos rompían la tierra con la chaquitaclla y nosotros ayudábamos. Entonces, ya de niños nos dedicábamos a eso junto con las personas de la comunidad.

¿Era algo que disfrutabas de niño o a veces renegabas?

(Ríe) De hecho, a nadie le puede gustar porque es un poco duro. Hay días que hace demasiado frío, llueve inclusive. De niño no me gustaba, pero era la obligación de la casa porque tu mamá te ordenaba y tenías que hacerle caso o tu papá te decía vayas a hacerlo. Hoy vas a ayudarle a tal persona para que la próxima nos ayude en la chacra. Tenía que cumplir con las obligaciones y tenía que ir sí o sí, no había de otra. 

Ahora, ¿has aprendido a quererlo?

(Asiente) Cuando uno se hace mayor, entiende esa parte. Si no haces el ayni y minka o no quieres trabajar, nadie te va querer ayudar. Si tú vas a querer trabajar solito es más complicado, entonces yo tomé consciencia de eso. A mí no me gusta trabajar solito, es mejor ir a trabajar entre varios, entre 10 o 15 personas avanzas rápido. Prefiero eso. Ahora me gusta juntarme con varias personas y trabajarlo rápido, un día a mi chacra y el otro día a la chacra de la otra persona. Más fácil, me he acostumbrado a eso. No puedo decir que me guste pero tampoco no es que no quiera.

Para ti ¿qué es lo más bonito de vivir en el campo?

Donde yo vivo, es mi zona de confort se puede decir. Viacha es mi comunidad. Me atrae porque es mi hogar, ahí está mi familia y todo lo que amo. Por ese motivo yo siempre voy a amar el campo, ahí está todo lo que he aprendido en mi niñez. De hecho otras partes me gustan, pero no me pueden gustar como el lugar donde he nacido.

Ahí está mi hogar, mi familia, mis padres, mis hermanos. Es un lugar lleno de amor, las personas que conozco allá me conocen, hablo con ellos, nos bromeamos, a pesar de que son personas mayores, igual. Me siento querido, rodeado por gente que conozco y me puede aconsejar y hablar. Por ese motivo, amo ese campo.

Y ¿qué es lo más difícil o lo que menos te gusta?

Bueno, lo que menos me gusta de allá sería el tema de la educación. Para mí, para seguir estudiando es un poco complicado… En Lima, la capital, hay más facilidades para poder estudiar. Es la parte en donde digo ¿no? por acá no hay mucha facilidad para estudiar, no hay más universidades o institutos. Es muy complicado para mí esa parte. Entonces es donde digo, no me gusta eso. Me gustaría que fuera como Lima, poder estar yendo y estudiando y así poder prepararme.

Me hablabas un poco de la pandemia, ¿cómo fue para ti y tu familia?

Personalmente, yo estaba trabajando y estudiando, en la ciudad de Cusco, estaba estudiando gastronomía. Cuando empezó la pandemia, tuve que dejar de estudiar y volver a lo que vivía antes. No pude seguir estudiando, (tuve que) regresar a lo que ya sabía hacer. Esos dos años estuve sin ir a la ciudad, dos años en casa pero nunca estuve encerrado.

Es una comunidad, entonces nadie más iba a venir, nosotros seguíamos trabajando la agricultura familiar, con nuestras labores y animales. Me perjudicó porque dejé de estudiar. Más nos hemos dedicado a tener una vida más sostenible con el campo. Tienes que trabajar, cultivar un día algo para que al día siguiente te produzca y puedas comer. A mí solo me perjudicó el tema del estudio, no pude terminar y hasta ahora no lo termino. Ahorita, no está en mis planes, el próximo año estoy pensando en terminar de estudiar la carrera de gastronomía. 

Tu canal de TikTok nos muestra el trabajo del campesino, del agricultor ¿Qué piensas del lugar que ocupa el campesino en la sociedad?

Pienso que los agricultores no son valorados por las personas que tal vez han olvidado que ese trabajo existe. Esa área en donde los agricultores siembran para que en las grandes ciudades puedan tener productos. Tal vez por eso la desvalorización de los campesinos. Puedo ayudar con el tema de difundir información y cambiar un poco eso en lo que se pueda.

Yo enseño mucho de la gastronomía, trato de hacer ver la realidad del campo, de una manera más rústica. Cómo se vive en el campo, explico que no necesitas una tecnología para hacer harina. Al pasar el tiempo y migrar a una ciudad olvidas esa vivencia que teníamos hace años atrás. Y en algunas partes todavía sigue vigente, como en mi comunidad y mi familia.

Pienso que los agricultores no son valorados por las personas que tal vez han olvidado que ese trabajo existe

Yo personalmente creo que podemos cambiar haciendo ver mi contenido, haciendo ver la realidad de cómo era antes y cómo una persona se puede autosustentar y tener una vida sostenible en el campo. Mi manera de pensar es que hay que hacer reflexionar a esas personas que han olvidado cómo se hacía en el pasado. Ahora último he estado enseñando y muchas personas han cambiado su manera de pensar y eso me da mucho gusto.

Una vez me dijeron: “Yo pensé que la harina salía del supermercado y no era así, era una chambaza, había que moler con el mortero”. Y yo creo que como esa persona que me escribió eso, con mis videos puedo cambiar ideas. Puedo hacer ver el trabajo real que está detrás de la harina y de cada producto que está en bolsitas en el supermercado.