Durante la semana de protestas contra el gobierno ilegítimo de Manuel Merino, en Cajamarca las fuerzas policiales mostraron un comportamiento absolutamente distinto al de sus pares en Lima, que reprimían con ferocidad a los manifestantes. Hubo marchas masivas, pero no violencia policial. El domingo 15, cuando en las calles se pedía justicia por la muerte de Inti y Bryan, los y las policías decidieron marchar en señal de duelo y solidaridad.
Por: Álvaro Cáceres (desde Cajamarca)
Portada: Álvaro Cáceres
“Las manifestaciones en Cajamarca han sido un ejemplo de cómo las protestas pueden desarrollarse de forma pacífica”, afirma Linked Carrera, uno de los jóvenes universitarios cajamarquinos que participaron activamente en las marchas contra la vacancia y el gobierno de Manuel Merino, y que destaca la actitud amigable y solidaria de los policías que tuvieron a su cargo el orden y la seguridad.
Al principio las manifestaciones en la ciudad de Cajamarca no fueron muy numerosas. Sin embargo, gracias a las redes sociales, el número de participcaantes en las movilizaciones de esta región aumentó rápidamente logrando unir a miles de cajamarquinos en una misma causa.
“Era el momento de que Cajamarca despertara. Como ciudadanos tuvimos conocimiento de todo lo que pretendía hacer el gobierno de Merino y nos dimos cuenta de que no podíamos ser indiferentes frente los que sucedía en todo el país”, sostiene Linked Carrera, 18 años, estudiante de Ingeniería de Minas de la Universidad Nacional de Cajamarca. Fue así que en la segunda gran marcha nacional (el sábado 14 de noviembre) llegaron a concentrarse aproximadamente ocho mil cajamarquinos en las calles. “Es probable que haya sido la mayor manifestación de protesta registrada en Cajamarca. Nunca se había visto algo así en toda la región”, relata Linked.
Si bien en Cajamarca también fue clave la comunicación de los activistas a través de las redes sociales, debe destacarse una diferencia notable con lo ocurrido en Lima. La relación entre la ciudadanía y la policía en las regiones del interior del país fue distinta a la que experimentó en la capital. Mientras en Lima, la represión policial provocó la muerte de dos jóvenes universitarios, Inti Sotelo (24) y Bryan Camargo (22), en Cajamarca, en cambio, no hubo agresiones ni detenciones. “La situación más tensa que vivimos fue cuando la policía armó cordones de seguridad para impedirnos salir de la Plaza de Armas durante la segunda marcha nacional (14 de noviembre). Afortunadamente pudimos solucionar el problema gracias del diálogo con los oficiales a cargo”, refiere Carrera.
La relación con la policía mejoró notablemente cuando al día siguiente (el domingo 15 de noviembre), la policía cajamarquina se unió a las protestas de la población por los asesinatos de Inti y Bryan registrados en Lima. “Le pedimos una muestra de solidaridad a la policía. Y el oficial que estaba a cargo me dijo que compartía el rechazo y estupor por lo ocurrido en Lima. Inmediatamente ordenó a sus suboficiales hacer un plantón y, sosteniendo rosas blancas en señal de paz, los policías se unieron a los manifestantes”, recuerda Carrera. Poco después se anunció la renuncia de Merino a la Presidencia. Era mediodía y la policía local decidió acompañar a la población por las calles de Cajamarca. Un grupo de mujeres policías encabezó la marcha, con las manos alzadas, y enfundadas en guantes blancos. Fue un gesto que toda la población entendió y que trasmitía un mensaje completamente distinto al que otros miembros de la PNP dejaron con sus actos reprobables en las calles de Lima.
Las marchas en Cajamarca cesaron luego de la renuncia de Merino, sin embargo, Linked Carrera remarca que las movilizaciones van a continuar. “Se ha logrado un primer objetivo y ahora nos hemos tomado una pausa, pero vamos a seguir con el pedido de una nueva Constitución por el bien de Cajamarca y de todo el Perú”, puntualiza el estudiante universitario que fue testigo y protagonista de una semana en la que la ciudadanía logró en las calles cambiar la historia política del país.