Alejandra Barraza: una arequipeña maquilladora de celebridades

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Descubrió su vocación en su natal Arequipa y dio sus primeros pasos en el salón de belleza de su mamá cuando migró a Los Ángeles. Para ella, el maquillaje es algo divertido, es como jugar con barbies, pero hoy es un trabajo, uno con la responsabilidad de acicalar el rostro de estrellas de la escena artística latinoamericana para los Latin Grammy, Premios Billboard, Latin American Music Awards, entre otros eventos de alto prestigio. La fundadora de la academia y agencia líder TNT Agency, Alejandra Barraza, nos cuenta su historia.

*Este trabajo fue elaborado en el curso Taller de Crónica y Reportaje, dictado por el profesor Mario Munive.

Por Mariajosé Delgado


Tiene 39 años, pero vive desde los 15 años en Estados Unidos. Habla perfectamente el inglés y, a veces, tarda un poco en encontrar la traducción de algunas palabras al español. Sin embargo, se siente muy orgullosa del país donde nació. Ama al Perú, y mucho más a la tierra que la vio crecer. Para Alejandra, el lugar más lindo del mundo es Arequipa. Fue precisamente en la ‘Ciudad Blanca’ donde tuvo su primer acercamiento al maquillaje. 

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Estudiaba en el Colegio Sagrado Corazón y, en paralelo, vendía chocolates. Al enterarse de esa actividad, cuya realización dentro de las instalaciones educativas estaba prohibida, las autoridades pensaron en expulsarla. En un acto de benevolencia, la suspendieron por una semana. No le quedó otra opción que acompañar a su mamá en las clases de cosmetología que dictaba en un instituto. Una adolescente Alejandra observaba con fascinación un mundo lleno de colores y brillos. Ver a su madre como instructora fue especial. Quería ser como ella.

No imaginaba que años después sería la dueña de una agencia de maquillaje en Estados Unidos, que tendría su línea de cosméticos y que viajaría por el mundo para maquillar a celebridades. Lo cierto es que Alejandra intentó estudiar la carrera de administración, pero no resultó. Entonces decidió trabajar con su mamá en el salón de belleza que manejaba en Los Ángeles. Le encantaba el sonido de las tijeras, podía pasar días enteros en el salón.

Alejandra acicalando a la actriz y presentadora venezolana Gaby Espino para los Latin American Music Awards 2018. Fuente: Facebook Makeupartistale.
Alejandra peinando a la cantante mexicana Paty Cantú para los Latin Grammy 2019. Fuente: Facebook Makeupartistale.
Uno de los cinco looks que Alejandra preparó para la actriz y modelo colombiana Carmen Villalobos. Premios Tu Música Urbano, marzo de 2020. Foto: Instagram @makeupartistale.

Hablar de su mamá le quiebra la voz. Falleció hace unos años. Fue ella quien le enseñó todo lo que sabe ahora. Admiraba la forma en que dirigía el salón, era alguien a quien todos respetaban. Siempre tuvo claro que ella ha sido su mayor referente e inspiración.

Había veces en que Alejandra tenía que cerrar el local a la medianoche. Pero a ella no le disgustaba. Amaba lo que hacía y sus clientes salían satisfechas. Con 22 años, ya había comprado su propia casa en una zona lujosa de Chino Hills, en el estado de California, Estados Unidos.

Alejandra Barraza y su madre. Fuente: Facebook Makeupartistale.

En el 2012, cuando Alejandra estaba casada, decidió empezar a dar clases de maquillaje. Animada por una amistad, probó suerte. Su primera sesión tuvo cinco asistentes: dos vecinas, una amiga y dos clientas del salón. El resultado fue maravilloso. En las fiestas todas querían saber dónde habían aprendido a maquillarse tan lindo. Así, Alejandra fue ofreciendo más clases a la semana. Su esposo, Héctor Barraza, a quien había conocido en la secundaria, se quedó sorprendido con la afluencia. Tras conocer cuánto dinero estaba recibiendo por las clases, dejó su trabajo para apoyar a su esposa con el negocio del maquillaje. 

Sin darse cuenta, el proyecto se hizo más grande de lo planeado. Iniciando el año 2014, empezaron a trabajar con las escuelas de cosmetología del sur de California y muchas maestras tomaban clases para certificarse con Alejandra. Las redes sociales impulsaron su trabajo y, de pronto, recibían estudiantes de Chicago, Nueva York, Miami. Con el tiempo, crearon un programa intensivo de una semana. Por su escuela han pasado mujeres y hombres de Nueva Zelanda, Dubái, Inglaterra, México, Perú y actualmente ese curso se desarrolla tres veces al año. 

El servicio de maquillaje de Alejandra era tan solicitado que ya no podía brindarlo a todas sus clientas, de modo que empezó a recomendar a sus alumnas de las distintas partes de Estados Unidos para que atiendan en varios lugares a la vez. Así se formó TNT Agency

Alejandra y Héctor Barraza junto con el equipo de maquilladoras y maquilladores de TNT Agency. Fuente: billboard.com
Alejandra Barraza con la polera de TNT Agency en los Latin Grammy 2023. Fuente: Instagram @makeupartistale

Recuerda que la primera vez que participó en los Latin Grammy había sido convocada por una clienta. En esa oportunidad no podía acceder a muchos espacios del evento y veía con admiración el detrás de cámaras. Le parecía casi un sueño cómo se desarrollaba todo. En la actualidad, el equipo de TNT Agency maquilla en la mayoría de las alfombras rojas norteamericanas.

La industria del maquillaje ha permitido a Alejandra establecer vínculos sólidos con sus clientes más frecuentes, entre los cuales destaca la familia del cantante Marco Antonio Solís. La relación que ha cultivado con ellos es excepcionalmente estrecha: cuando Alejandra perdió a su madre, la familia Solís, que en ese momento se encontraba de gira por México, tomó el primer vuelo disponible para darle el pésame durante el entierro. 

Alejandra Barraza se encargó del look de la pareja Marco Antonio Solís-Cristy Solís para los Premios Billboard 2016. Fuente: Facebook Makeupartistale.

Alejandra continúa desempeñándose en múltiples roles: es directora de una agencia de maquillaje, profesora de maquillaje, propietaria de una línea de cosméticos, madre de dos hijas pequeñas, amiga y consejera. A pesar de las exigencias de su carrera, que a menudo implican viajes constantes, encuentra felicidad en lo que hace y no se imagina haciendo otra cosa. Disfruta de su tiempo libre al lado de sus hijas, sobre todo en el cuarto de juegos. En la alfombra de su hogar, hasta que le toque volver a acicalar a las estrellas para las alfombras rojas.