La agrupación estudiantil Adolescencias Sin Ficciones (ASF) cuestiona los estigmas en torno a esta etapa de la vida y busca dar voz a una nueva generación de adolescentes que se resisten a pasarlas por alto. Conoce más de su labor a partir de las historias de dos estudiantes de la PUCP que motivaron su creación.
*Este trabajo fue elaborado en el curso Taller de Redacción Periodística, dictado por el profesor Mario Munive.
Por Luciana Avendaño
‘‘Nos dicen que la adolescencia es la mejor etapa de nuestras vidas, pero ¿qué pasa si no la estoy disfrutando como debería?’’, se pregunta Rodrigo Bohorques, estudiante de sociología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y vicepresidente de la agrupación Adolescencias Sin Ficciones.
Tras ingresar a la carrera de arquitectura en 2021, en medio de la virtualidad, cuenta que se encontró con un ambiente abrumador, poco empático y lleno de sobreexigencia académica, en el que presenció incluso críticas destructivas. ‘‘En una oportunidad, una profesora comentó que los trazos de un compañero parecían hechos por una persona esquizofrénica. Ambientes como estos me afectaron tanto que llegué al punto de salir de las clases solo para escuchar música y llorar por la presión que sentía’’, confiesa.
La ansiedad y la depresión se apoderaron de él, hasta que, después de recibir terapia psicológica, descubrió que su verdadera vocación era la sociología. Sin embargo, este hallazgo no lo liberó de la culpa por haberle ‘‘fallado’’ a sus padres. ‘‘No podía dejar de pensar en todo lo que ellos habían invertido en mí. ¿Cómo decirles que el niño que siempre tenía claro su camino ahora ya no lo tenía?’’.
Este sentimiento de frustración, generado en parte por las expectativas sociales, no es un caso aislado. Otra estudiante de la PUCP, que prefirió mantenerse en el anonimato, enfrentó el rechazo familiar tras revelarse su orientación sexual. Durante la pandemia, inició una relación con su mejor amiga, pero cuando su madre se enteró, la desaprobación y los cuestionamientos fueron inmediatos. ‘‘Es triste no poder confiar en mi propia familia sobre algo tan importante para mí’’, expresa.
Pero el rechazo no solo se debió a su orientación sexual, sino al autoritarismo de sus padres. ‘‘Siempre tenían la razón solo por ser mayores; a mí me tocaba aceptar’’, recuerda cabizbaja. Esta presión la llenó de inseguridades que aún la persiguen, especialmente cuando intenta hablar sobre temas de género. ‘‘Hasta el día de hoy no me siento preparada para adentrarme en estos temas’’.
Un espacio para desmitificar la adolescencia
Adolescencias Sin Ficciones es una respuesta a la falta de espacios donde los adolescentes puedan ser escuchados y comprendidos. En febrero de este año, Fernanda De Los Ríos y Dana Benites, ambas estudiantes de psicología, fundaron la asociación. Inspiradas en un proyecto similar coordinado por la profesora María Angélica Pease, la agrupación nació para desafiar la perspectiva adultocentrista y ofrecer a los adolescentes un espacio donde se les valide y no se les estigmatice.
Aunque inicialmente ASF planeaba iniciar un proyecto de intervención en colegios, tras intentos fallidos de colaboración, decidieron aprovechar una convocatoria de la Dirección de Asuntos Estudiantiles (DAES) de la PUCP para oficializarse como asociación. En julio, su casa de estudios los reconoció como agrupación estudiantil de responsabilidad social universitaria.
¿Por qué Adolescencias Sin Ficciones? Porque esta etapa está llena de mitos y estereotipos: ‘‘son muy dramáticos’’, ‘‘siempre están deprimidos’’, ‘‘nunca saben lo que quieren’’, ‘‘son muy rebeldes’’. ASF busca hacer frente a estos discursos y darles a los adolescentes el espacio que merecen como participantes activos de la sociedad, sin ser vistos como ‘‘menos’’ que los adultos.
‘‘La invisibilización de los adolescentes en la agenda nacional no solo los priva de participación política, sino que los expone a la censura y violencia, como vimos en las protestas contra Merino, y los asesinatos de Inti y Brayan’’, explica Fernanda. ‘‘Después nos preguntan, ¿por qué no toman participación en la política, o por qué no reclamamos por esto o aquello? Pues es porque nos censuran, y lo peor, nos matan’’, agrega con molestia.
Adolescencias Sin Ficciones tiene un enfoque especial en la salud mental. Un ejemplo es su post sobre la prevención del suicidio, y otro en el que critica el trend ‘‘No, Riley, espérate a que…’’ respecto a la protagonista de la película Intensamente 2. En este último, la agrupación argumentó que se minimiza las vivencias de los adolescentes al sugerir que siempre habrá problemas más graves, otra muestra de que la sociedad los percibe como ‘‘exagerados’’. ASF, en cambio, buscó hacer entender a sus seguidores que se debía validar todas estas experiencias, sin menospreciar los problemas con los que lidian.
Por otro lado, han realizado actividades dentro del campus en stands donde diseñaron dinámicas de reflexión sobre los prejuicios que rodean la adolescencia. Una de estas consistía en lanzar un dado y, según el número, los alumnos participantes sacaban un papel con un mito. Luego, los miembros de ASF iniciaban una conversación para ver si ellos se identificaban con lo leído. Si lo hacían, ASF intervenía para explicar cómo esos mitos no son más que estigmas, fomentando un proceso de (re)aprendizaje sobre lo que realmente implica ser adolescente.
Una de sus metas a largo plazo es incidir en colegios y otras universidades, creando espacios donde los adolescentes puedan explorar su identidad, intereses y vocaciones sin sentirse limitados por expectativas externas. Proyectos como Adolescencias Sin Ficciones abren la puerta a una comprensión más humana y respetuosa de esta etapa vital. La sociedad tiene una tarea pendiente: escuchar, valorar y apoyar a sus jóvenes, reconociendo la riqueza y complejidad de sus vivencias. Solo así dejaremos de ver la adolescencia como un caos para empezar a verla como lo que realmente es: un proceso de crecimiento y autodescubrimiento que merece ser respetado.
Puedes seguir o contactar a Adolescencias Sin Ficciones en Instagram como @asf_pe.