Es hincha de Universitario de Deportes desde que era niño, pero en los últimos dos años ha desarrollado un inesperado vínculo con el Melgar de Arequipa. Ejerce el periodismo deportivo desde 1989. Ha trabajado en Hoy, El Sol, Expreso, La República, El Comercio y Tv Perú. Además del fútbol, el básquetbol y automovilismo son sus otras pasiones.
Por: Rossdela Heredia
Domingo 9 de julio de 1977. Rubén almorzaba en casa con su familia. En la tarde jugaba la ‘U’ y Alianza, era el anhelado clásico. De repente papá y mamá empiezan a discutir. Bernardo, su padre, está enfurecido. Se levanta de la mesa y le dice: “Alístate y abrígate porque iremos al estadio”. A los siete años ir al estadio le parecía maravilloso. Se cambió rápido y salieron. A bordo del viejo Chevrolet llegaron al pasaje Hernán Velarde. Bernardo estacionó y caminaron hacia la entrada Oriente del Estadio Nacional. Solo encontraron entradas en reventa. En el primer tiempo, Alianza Lima ganaba con goles de José Velásquez y Teófilo Cubillas. Rubén miró a su viejo, quien tenía cara de pocos amigos y lo entendió a la perfección: que un domingo familiar te pelees con tu mujer, vayas al estadio, pagues de más y encima tu equipo pierda no era el mejor de los días. Para el segundo tiempo los cremas hicieron cambios. Ingresaron Roberto Chale y Percy Vílchez. El resultado final fue un empate. Bernardo aplaude feliz. Todo había cambiado en menos de dos minutos. Le invita a Rubén un milkshake y una salchipapa en El Acuario. Regresan a casa y sus papás se amistan. Desde ese momento Rubén está seguro que si la ‘U’ gana, todo va estar bien.
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¿Fuiste más que un simple hincha?
Sí. En 1981 empiezo a ir al club para pedir autógrafos a los jugadores después de sus entrenamientos y así fui involucrándome con el equipo. Pertenecí a la Barra Oriente durante casi toda mi adolescencia y juventud. Guardo buenos recuerdos de aquella etapa de mi vida.
¿Hasta ahora tienes un vínculo cercano con Universitario?
Aún me considero hincha, pero ya no me desvivo por ver todos sus partidos. Los goles no los grito como antes. En los últimos años le he agarrado cariño a Melgar. En 2014 pertenecí al comando técnico de Juan Reynoso, a quien considero un buen amigo. He sido parte de todo el proyecto para sacar campeón al equipo en 2015. Viajé a ver la final y grité a viva voz el gol que le dio el título.
¿Has estado en algún partido de fútbol marcado por la violencia?
En varios. Por ejemplo, cubrí el partido entre Sporting Cristal y Universitario en abril de 1991. La barra de la ‘U’ quemó el ómnibus de Cristal. Felizmente no hubo muertos. También estuve en el clásico entre la ‘U’ y Alianza Lima ese mismo año. El partido se suspendió porque le estaban tirando piedras a Carlos Marrou, el arquero de Universitario.
¿Después de 25 años ha disminuido el nivel de violencia en los estadios?
Para nada. Cuando se decidió que el último clásico se juegue sin público, me mostré crítico porque es una medida que en países como Argentina no ha sido efectiva. Todo lo contrario, está peor. Creo que la mejor forma de erradicar la violencia es enfrentarla y no evadirla con disposiciones como esta. Se deben modificar las leyes, volverlas más drásticas como en Inglaterra. Todo ser humano es transgresor, pero como los castigos allá son fuertes, los hinchas se portan bien.
En agosto se inician los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Nuestros representantes pertenecen a disciplinas no tan populares en el país, ¿es necesaria una mayor promoción de estos deportes en los jóvenes?
Necesitamos que el deporte se masifique. Todos los niños quieren jugar fútbol, pero no todos tienen las mismas aptitudes. Existen 54 disciplinas deportivas y de repente varios de ellos tienen mejores cualidades para una de estas.
En febrero, Daniel Ahmed, Jefe de la Unidad Técnica de Menores de la FPF (Federación Peruana de Fútbol), presentó el ‘Plan Centenario 2022’ que busca formar jugadores para mejorar la competitividad en el fútbol peruano, ¿se llegará a cumplir?
Me presentaron ese proyecto, lo he leído y está bonito, pero no han tenido tiempo para explicar cómo exactamente lo lograrán. El papel aguanta todo, pero, efectivamente, falta captar mucho talento. Lima ya está saturada, se puedo buscar en el norte del país, por ejemplo. Si se llega a cumplir será excelente.
¿Qué sientes que le falta al periodismo deportivo peruano?
Debido a la necesidad de inmediatez de los datos, no hay mucha verificación. Por ejemplo, si yo tuiteo “lamento informar que el técnico de Melgar, Juan Reynoso, ha fallecido”, nadie comprobaría esa información. Lo positivo es que está surgiendo la tendencia de periodistas jóvenes que hacen curso de entrenadores y eso ayuda mucho en el análisis de los partidos. Finalmente, se debe profundizar en otros deportes y desechar que ‘futbol lo es todo’. Todo deporte tiene su encanto.
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Jueves 2 de enero de 2014. Bernardo, su padre, ya no está. Se cumple un año de su muerte. Rubén llega a Arequipa a trabajar al club Melgar. Aquí conoce a otro Bernardo, es un delantero argentino y se apellida Cuesta. Le parece curioso esta coincidencia: el segundo nombre de Rubén es Bernardo. Se lo comenta a Cuesta. Pasaban los meses y el delantero aún no hacía goles en la Copa del Inca. Para animarlo, Rubén le dice “Anoche estuve conversando con tu tocayo (su padre) y me ha dicho que mañana harás un gol y acabarás con la mala la racha”. En el siguiente encuentro, Cuesta juega ante la UTC y anota un gol. Acaba el partido y le dice: “Siga conversando con el tocayo. Hace bien”. Al año siguiente, Cuesta anotó el gol que le dio el título nacional a Melgar. Rubén lo gritó no solo por la emoción. Con la ‘U’ o sin ella, sabe que Bernardo siempre estará presente.