El periodista, internacionalista y docente PUCP, Ramiro Escobar, sostiene que, si bien el Foro de Cooperación Económica Asia–Pacífico (APEC) es una cumbre importante debido a que implica beneficios comerciales para el Perú como país anfitrión, la convocatoria a protestas durante su realización es legítima. Considera que el Gobierno debería tocar el tema de la inseguridad ciudadana en las mesas de diálogo por más que haya pretendido esconderlo de la mirada de los miembros visitantes de APEC y que, en principio, no sea el asunto central del evento. Escobar apunta que las extorsiones impiden precisamente la fluidez del comercio y que las manifestaciones son una respuesta al hartazgo de los ciudadanos de no sentirse atendidos ni protegidos por sus autoridades.
Por Somos Periodismo
—¿Qué representa APEC para el Perú? ¿Cuál es la importancia de este evento anual?
—Si hay algo que une a estas 21 economías, más allá de las ideologías o los sistemas políticos disímiles, es el intercambio comercial, un retrato de cómo funciona el mundo. Y para el Perú esto sí tiene importancia, porque a lo largo de los años los aranceles entre las economías que pertenecen a APEC han bajado de 16 a 5-6 por ciento. No es un foro irrelevante, una fachada, algo que simplemente nos va a quitar tiempo y sirve para lavar la imagen de la presidenta. Lo que pasa es que ocurre en un momento en el cual Dina Boluarte está con una altísima impopularidad, lo mismo que el Congreso, y hay una altísima inseguridad ciudadana. Entonces los focos están ahí, la preocupación está ahí. Las economías de APEC mueven el 54% del Producto Bruto Interno mundial y más del 40% del comercio internacional. O sea, no es poca cosa pertenecer a APEC.
—¿Qué elementos distinguen al actual APEC de los que se realizaron en Perú en el 2016 y 2008?
—Se está realizando entre países que están involucrados en conflictos bélicos. Rusia y Estados Unidos pertenecen a APEC y, en este momento, están enfrentados indirectamente por el conflicto en Ucrania. Estados Unidos está apoyando a Ucrania y Rusia ha atacado a Ucrania. A la vez, China tiene un conflicto latente, no bélico, pero sí que provoca constantes situaciones de tensión con Japón y con Filipinas, que también pertenecen a APEC, por el llamado “Mar del Sur” de China, que es una porción de mar que se disputan Taiwán, Filipinas, Japón y China. En los últimos años ha habido más tensiones por ese lugar y, sin embargo, están sentados en la misma mesa. Por otro lado, México está en una relación turbada con el Perú. La presidenta Claudia Sheinbaum ha anunciado que no va a venir.
—Al tratarse de un foro de cooperación económica, ¿cómo podría beneficiar al peruano de a pie que viene siendo extorsionado y que se ve obligado a pagar cupos para mantener su negocio y su vida? Se lo preguntamos también porque en estos días se ha dicho, por ejemplo, que APEC solo favorece a los de arriba…
—Productores textiles de Gamarra se han beneficiado con la existencia de APEC. Agricultores grandes, medianos y hasta pequeños, probablemente, se han beneficiado también con la posibilidad de exportar alimentos (paltas, arándanos, naranjas) a otros países que son miembros de APEC. Lo que ocurre es que, en una situación de inseguridad agravada, el agricultor, pequeño comerciante o el fabricante textil puede tener la posibilidad de exportar a China, Taiwán o Malasia, pero si lo están extorsionando, va a ver limitada su actividad económica. Es una falta de visión del Gobierno de no tener en cuenta la sensación de inseguridad que hay. La protesta que hay en este momento se debe a eso. Yo acepto que no es un problema que se resuelva fácil o rápidamente, pero la sensación extendida de la ciudadanía en este momento es que nos han mandado a todos a casa, casi como si fuéramos chicos malos, pretendiendo esconder ese problema interno con estas medidas restrictivas, a fin de que vengan las grandes potencias.
—¿Sería perjudicial para las relaciones diplomáticas con los países visitantes si se toca el problema de la inseguridad ciudadana que está enfrentando el Perú? ¿En APEC, de por sí, podría haber espacios para abordarlo?
—Hay que tener en cuenta que APEC no es un foro político, no se va a hablar de democracia y derechos humanos. Los países que están ahí no son todos precisamente democráticos. Si pusieran esa pelota en la cancha de APEC, habría problemas, porque están países como China, como Rusia, que tienen estándares democráticos muy bajos, formas democráticas distintas o, para nosotros, inexistentes a veces. Entonces el tema político, el tema de inseguridad ciudadana no están como asuntos centrales. El lema de esta APEC es “empoderar, incluir, crecer”, pero no se puede empoderar, incluir a pequeños o medianos productores, a pueblos indígenas —con los que ha habido reuniones en el proceso de APEC que viene desde hace varios meses— o crecer si la inseguridad ciudadana es algo que afecta demasiado a la población. No puede haber buenos negocios si los ecosistemas se deterioran, si hay demasiada inseguridad ciudadana y, sobre todo, si tienes un gobierno tan impopular. Sí creo que debería ser parte del menú de la discusión, porque un país con esos niveles de inseguridad y de inestabilidad política y social es disfuncional. Eso lo saben los miembros de APEC. Si bien el tema es básicamente económico-comercial, ninguna política comercial o económica va a funcionar si esos problemas sociales están en la base. Se debería tener la suficiente inteligencia diplomática y económica como para plantear esos temas en las distintas mesas de discusión que hay. Si se trata de incluir a las mujeres, por ejemplo, que es uno de los temas de APEC, o a los pueblos indígenas, hay que considerar que su situación es de inseguridad. Eso no se puede evadir.
—Las restricciones del Gobierno por la semana del APEC han afectado particularmente al sector educación. ¿Cómo evalúa las declaraciones del ministro Morgan Quero sobre las críticas a la medida de virtualizar la semana de clases?
—Me parece penoso que nos acostumbremos en el Perú a utilizar verbos o adjetivos que no describen lo que son las cosas. Hemos pasado de decir “No fue un delito, fue un error”, “No se cayó, se desplomó” a decir, como dijo el ministro de Educación en estos días, “No es una enseñanza virtual, es una enseñanza remota”… Una diferencia esencial entre una y otra cosa no hay, porque al final la gente se tiene que quedar en su casa. Y también esta actitud del ministro Quero de decir que esto no es un mayor problema porque la mayor parte de la gente tiene acceso a la red. No son todos y la conectividad no es la misma. Ahora el teléfono celular está muy difundido, pero imagínate una señora, en una casa chiquita, con tres hijos, que tiene que enseñar a niños por la vía digital mientras hace teletrabajo. Les complicas la vida. Hay que tener un sentido de la realidad un poco más pronunciado para saber en qué país vives y en qué momento estás: en uno de suma impopularidad como para tomar una medida de esta naturaleza.
—¿Cuál es su lectura acerca de que, con antelación, transportistas y otros gremios hayan convocado a un paro justamente en días de APEC?
—Desde el punto de vista sindical o de la organización de las protestas, eso es eficaz. Los ojos del mundo, en alguna medida, están acá, entonces la gente que protesta quiere hacerle saber al mundo que este país está en problemas, que hay mucha inseguridad, que hay mucha extorsión, que está cansada de la clase política. Es un momento de desesperación, de modo que es una protesta legítima, es un hartazgo. “La protesta es política”, dice el ministro del Interior. Toda protesta es política en la medida que busca un cambio político. Otra cosa es que tú digas “partidaria”. Pero cualquier huelga es política si busca un efecto en el sistema político, en las decisiones del Ejecutivo. Y esto de declarar “traidores a la patria” a los que protestan en días de APEC ya me parece, pues, el sumo ridículo. Es una manera de terruquearlos. “Traidores a la patria” le decían a los terroristas. Esa fue otra de las patinadas de comunicación política del Gobierno, que no entiende en qué momento está ni en qué país está.