La fundadora de la revista arequipeña El Búho, Mabel Cáceres Calderón, tiene un récord de dieciséis demandas en contra por difamación e injuria y constantemente recibe amenazas de muerte. Es la única periodista peruana incluida en la lista de ‘100 héroes de la información’ elaborada por ‘Reporteros Sin Fronteras’. Esta es la historia de una de las periodistas más querelladas de Sudamérica.
Por: Miguel Ángel Ala
Portada: Miguel Ángel Ala
Una tarde de marzo de 2002, Mabel recibió una caja de cartón forrada con papel de regalo. No tenía remitente. La agitó levemente pero no puedo adivinar que es lo que contenía. En minutos su oficina se llenó de policías de la unidad de desactivación de explosivos. Sospechaban que había una bomba en la caja. Al final todo fue una falsa alarma, no hubo bomba, pero los policías se llevaron una gran sorpresa. Encontraron el testículo ensangrentado de un toro pegado a la base con cinta adhesiva y una nota que decía: “Ya llegó tu hora”.
Las amenazas de muerte comenzaron a ser parte de la rutina de Mabel desde que en noviembre del 2001 publicó un reportaje donde denunciaba el desvío de dinero público de la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) al club privado de fútbol Atlético Universidad. Rolando Cornejo Cuervo, rector en ese tiempo, y sus allegados se la juraron para siempre.
Mabel Cáceres estudió periodismo en la Universidad Católica Santa María, pasó por la redacción de los diarios Correo y Arequipa al Día. Fue directora y productora de TV UNSA. Con la experiencia que adquirió en prensa y televisión decidió, en sociedad con el poeta Alonso Ruiz Rosas y el escritor Ody Gonzales, lanzar el semanario El Búho. Ella recuerda que estaban “hastiados de la sorna de la dictadura e inconformes con la escasa fiscalización de la prensa”. Sentían que Arequipa no tenía una voz que los represente. La República, Liberación y Caretas informaban siempre desde una visión nacional y el célebre Arequipa al día resultaba insuficiente para la segunda ciudad del país. Así que decidieron crear su propia voz, la voz de Arequipa, para “decirles a los intocables, hasta aquí nomás”. En ese contexto nació El Búho, el 3 de marzo del 2000.
El país vivía polarizado por el intento de reelección de Alberto Fujimori. El poder autoritario de Vladimiro Montesinos intentaba reconstruir las bases fujimoristas en Arequipa. En medio de ese fervor político fueron publicaron sus primeros números. No faltaron críticos que los acusaran de ser voceros de la oposición. El Búho les respondió con solvencia: “No esperamos que todos (los medios) coincidan con nosotros, pero si (las investigaciones) sacan ronchas, debemos confesarlo, no estamos apenados”.
Mabel Cáceres es de mediana de estatura, tiene el pelo negro que le llega al hombro. Lleva sus lentes de carey color guinda y una blusa negra. Se sienta en su escritorio y revisa su agenda. Es mediodía. Su aspecto es serio y a la vez sereno. Enciende su laptop, por un instante fija la mirada en la pantalla mientras coordina con sus redactores detalles de las comisiones del día.
Pase lo que pase, ella siempre trata de asegurarse que las notas sean revisadas y pulidas. Recuerda que una noche, años atrás, llevaba el teléfono celular en la mano entraba a la sala de partos para dar a luz a su segundo hijo. “Yo seguía coordinando informaciones sobre el presidente regional y el alcalde provincial. Los médicos pensaban que estaba loquita y desquiciada”, recuerda Mabel mientras una sonrisa se dibuja en su rostro.
En 2004, Transparencia Internacional y el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) le otorgaron a El Búho la mención honrosa al Mejor Trabajo de Investigación Periodística de un Caso de Corrupción. Habían investigado el enriquecimiento ilícito de las autoridades de la UNSA, el cobro de 58 mil soles de viáticos y pasajes fantasma, el desvío de cuatro millones de soles para las planillas del Club Atlético Universidad y otras irregularidades.
«De las dieciséis denuncias judiciales en mi contra, no tengo ninguna condena, en todos los procesos he sido absuelta»
La noticia de la mención honrosa salió publicada en portada en su siguiente edición junto a varias fotos de las investigaciones. “A las nueve de la mañana, miles de ejemplares ya habían desaparecido de los kioscos”, recuerda Mabel. Desde muy temprano, un grupo de hombres a bordo de una camioneta roja los habían comprado y explicaron que debían enviarlos al Congreso de la República, relató un canillita de la zona. Los allegados al rector de la UNSA, Rolando Cornejo Cuervo, pensaron que la revista había publicado una nueva denuncia contra su jefe. Por eso compraron compulsivamente todos los ejemplares en circulación.
Mabel tiene un récord nada envidiable: 16 procesos judiciales por difamación e injuria. Ha sido denunciada cuatro veces por el ex rector de la UNSA, Rolando Cornejo; tres veces por Percy Chocano, ex director de la Escuela de Post Grado de la misma universidad; dos veces por Rosa Guerra de Cornejo, esposa de Cornejo y una vez por el abogado Miguel Sierra. También ha acumulado denuncias del ex presidente del gobierno regional de Arequipa, Daniel Vera, de funcionarios de la Autoridad Autónoma de Majes, del alcalde de Yanahuara, Elvis Delgado, entre otras autoridades locales. Las represalias judiciales siempre están a la orden del día.
“He ganado todos los juicios que me hicieron, aunque algunos de mis redactores fueron sentenciados en primera instancia, esos fallos fueron revocados luego por la Corte Suprema”, señala Mabel. Ella y sus periodistas han salido bien librados de los juicios porque sus denuncias periodísticas siempre han estado bien documentadas. IPYS se ha comprometido con la defensa legal de El Búho porque considera que esas querellas contra el semanario son un atentado a la libertad de prensa y a la democracia. “Un país sin prensa libre no puede aspirar a llamarse democrático”, sentencia Adriana León, funcionaria de esa institución.
La oficina de El Búho está ubicada en el segundo piso del edificio ‘Arequipa’, a media cuadra de la Plaza de Armas. En sus paredes se distingue portadas del semanario enmarcadas en vidrio, esas que han hecho temblar más de una vez las redes de corrupción de la Ciudad Blanca. En el despacho de Mabel hay un escritorio de madera con una ruma de fólderes y hojas. Un par de sillas flanqueadas por computadoras llenas de polvo, cables enrollados en el suelo y dos cámaras de televisión. En el techo hay tachos de luz y cerca de la ventana un switcher pequeño. Esta oficina es a su vez una sala de redacción y un set de televisión.
Aquí no solo se cierra la edición de la revista, también se graba El Búho TV, un espacio de entrevistas y análisis político que se emitía por el canal Viva TV de Arequipa, hasta que por presiones de políticos y anunciantes lo retiraron del aire. Hoy el programa continúa en un canal de Youtube.
En tiempos en los que la tecnología se apodera de la prensa, la digitalización es una buena opción. El Búho intenta ser el primer diario digital de Arequipa. “Nuestra meta es convertirnos en un periódico digital que se sostenga con los anuncios de pequeñas empresas”, dice Mabel.
El dinero siempre fue un problema. En diciembre de 2001 dejaron de salir durante un mes porque no podían pagar la planilla. La subvención de un organismo de cooperación internacional los ayudó a resurgir. El dinero alcanzó hasta la edición número 500, en 2011. A fines de ese año, ya sin subvención, dejaron el formato semanario y se transformaron en revista. Los ingresos por publicidad se comprimieron y no garantizaban la continuidad. “Les pasa a todos, pero sobre todo a los independientes”, agrega Mabel.
La revista tiene un tiraje de 2000 ejemplares y un promedio de 1500 lectores fieles. Los cuatro redactores hacen algunas veces también de fotógrafos y videoreporteros. Los practicantes vienen a la redacción por el prestigio que se ha ganado El Búho, vienen para aprender de periodistas experimentados, ninguno lo hace por dinero. “El presupuesto no alcanza”, argumenta Mabel.
La revista se ha divorciado del poder económico y político -que según Mabel está a manos de la minera Cerro Verde y del Gobierno Regional- al cual se someten muchos medios para subsistir de su publicidad. “Como nosotros somos críticos con ellos no nos ponen anuncios en la revista”, afirma Mabel. “El diario El Pueblo, por ejemplo, ha sobrevivido más de 100 años porque no se pelea con nadie, solo es un vehículo para la difusión de avisos económicos, eso a costa de no hacer periodismo”, agrega indignada.
Mabel está convencida de que el periodismo existe para cuestionar, para ser libre. Y sigue siendo libre a pesar de los problemas económicos. “Ella busca que la revista no muera, hace malabares y no se corrompe”, explica Adriana León. “Muchos periodistas dicen que de la ética no se vive. Yo les respondo, entonces: ¡No hagas periodismo!”, sentencia Adriana.
Le pregunto a Mabel si se siente orgullosa de lo que ha logrado con El Búho y me responde: “No sé si orgullosa, pero si tranquila con mi conciencia porque queremos hacer las cosas tal como indican los manuales”. Periodistas como ella están en peligro de extinción.