Jorge Loayza, campeón nacional de culturismo clásico: “Este es un deporte para antisociales”

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A los 51 años, uno de los mayores exponentes de esta disciplina revela las verdades que se ocultan tras la práctica del culturismo.
Por Gabriel Moreno
Portada: Jorge Loayza


¿Puede un deporte, como el culturismo, ser practicado solo por jóvenes? ¿Existe una edad máxima para ser deportista? La vida de Jorge Loayza Salazar, quien actualmente cuenta con 51 años, nos dará la respuesta. A pesar de su edad madura, Loayza ha competido en innumerables torneos desde que inició su travesía por el culturismo en el 2017. Todo se remonta diez años atrás, en el 2007, cuando comenzó a ir al gimnasio por recomendación de un amigo. En ese entonces, recuerda, aún no le interesaba el culturismo: “En el 2016 me invitaron a ver un campeonato. Yo respondí que no iba a pagar dinero para ver a un hombre en truza”.

Loayza estuvo entrenando en el gimnasio por más de diez años antes de participar en una competencia profesional. Para él el gimnasio se convirtió en una disciplina, un estilo de vida. Pero no fue hasta el 2017, cuando ganó su primer campeonato en el gimnasio Gold ‘s Gym, que quiso adentrarse en el culturismo. Ese mismo año compitió en la Copa Axel, un torneo para principiantes, en la categoría de culturismo clásico. En esta tu peso debe ser igual a tu talla, es decir, si mides 1.70, tu peso debe ser de 70 kilos. Pese a no contar con un preparador físico ni mucho menos experiencia, Jorge Loayza fascinó a los jurados y alcanzó el tercer lugar. A partir de este triunfo, no paró su sed por ganar y demostrar su potencial. 

Su próximo objetivo fue el Campeonato Selectivo Nacional, realizado en julio de 2017. Entonces ya había contratado a un preparador físico y un médico para que lo asesoren en todo su entrenamiento. Tenía una sola meta: hacerse con el título de campeón nacional y competir en el Sudamericano de Argentina representando al Perú. Mentalizarse antes de una competencia es, para Jorge Loayza, igual o más importante que la preparación física: “Yo siempre visualizo y me proyecto. La mente tiene que visualizar el objetivo, la meta y ser autocrítico”. Fue así que, luego de una intensa preparación física, se convirtió en el nuevo campeón nacional. En ese momento Jorge Loayza tenía 46 años y había competido por el título con jóvenes de 20, 25 y 30 años. 

Jorge Loayza junto a su primer preparador físico, Arturo Tello. Luego de ganar la competencia y recibir su diploma, viajó al Sudamericano de Argentina representando al Perú. Foto: Archivo personal.

Al regresar de su participación en el Sudamericano de Argentina, en donde quedó en el séptimo lugar, nuestro campeón nacional de culturismo clásico volvió renovado y listo para seguir compitiendo. Era el 2018 y su siguiente objetivo fue clasificar al Sudamericano de Panamá. Pero algo había cambiado en la mentalidad ganadora de Loayza. Él confiesa que tuvo que recurrir al uso de anabólicos para seguir compitiendo. Pues sin el consumo de estos químicos, “sabes que vas a ir en desventaja en los siguientes campeonatos”. Ya había experimentado la derrota en el Sudamericano del 2017. Y debido a que sus objetivos eran cada vez más ambiciosos, debía estar al mismo nivel que sus contrincantes, aunque eso signifique exponerse a los efectos colaterales de esta sustancia. 

En el culturismo el consumo de anabólicos que ayudan a definir o aumentar la masa muscular es un problema que amenaza la vida de los mismos consumidores. Así lo señala Jorge Loayza: “En este deporte muchos sufren enfermedades renales y deben hacerse diálisis, otros sufren del hígado y del colon. Incluso varios culturistas peruanos han muerto a causas de esos males, mientras que hay otros que están con cáncer”. Todas estas consecuencias eran conocidas por él, quien se vio obligado a utilizar anabólicos en las competencias del 2018 y 2019 para así aumentar sus probabilidades de ganar. Según refiere, se aplicaba una dosis mínima y era supervisado por médicos de su confianza. Es por ello que asegura que no ha tenido ninguna complicación a nivel hormonal o física.  

Al pasar de los meses, los objetivos eran cada vez más ambiciosos. En el 2019 compitió en el Sudamericano de Ecuador representando a la selección peruana de culturismo. Una semana después, participó en el Campeonato Nacional de Trujillo, en la cual ganó dos categorías: culturismo clásico y classic physique. Y ese mismo año participó en el Mister América, la mayor competencia de culturismo en la región, en donde quedó tercero en la categoría de culturismo clásico, detrás del campeón mundial y el campeón de España. Jorge Loayza tenía 48 años cuando había acumulado todos estos logros. Recuerda con una sonrisa que a pesar de su edad, ha batallado arduamente con jóvenes por los títulos que hoy ostenta.

Competencia de alto nivel internacional en el mundo del culturismo: Mister América, el cual se llevó a cabo en el 2019. Jorge Loayza se encuentra en el lado derecho de la fotografía al lado del campeón mundial y del campeón de España. Foto: Franco Ramírez.

Si bien es cierto que el culturismo le ha dado logros y reconocimiento a nivel nacional e internacional, en palabras de Jorge Loayza su travesía por este deporte ha sido una historia difícil. Señala que su preparación lo alejó de todos: familiares, amigos y pareja. “Una preparación involucra ser antisocial. O sea, cero fiestas, cero reuniones, cero amistades, cero saliditas, cero todo”. Esto le causó muchos problemas con su familia, pues no compartía tiempo con ellos; y al aislarse se volvió más egocéntrico y egoísta. Pero no solo se aisló de todos, sino que evitó socializar en su entorno: “Generalmente cuando yo iba al gimnasio trataba de no hacer vida social”. Es así que durante todo su proceso de preparación para competir solo pensó en sí mismo y comenzó a sentirse solo.

Pero hubo otro mal que afectó las relaciones sociales de Jorge Loayza: el consumo de anabólicos.  Como mencionamos líneas arriba, nuestro campeón nacional de culturismo clásico manifiesta no tener ninguna secuela a nivel físico u hormonal. No obstante, la ingesta de anabólicos durante los dos años que estuvo compitiendo a nivel internacional le generaron problemas emocionales. Se tornó más agresivo e intolerante con los demás: “En la oficina reaccionaba mal con mis colegas al punto de insultarlos e incluso algunos de ellos me tenían miedo”. 

Los problemas que tuvo Loayza no solo se limitan a lo social, sino también a lo psicológico. Él manifiesta haber desarrollado ansiedad por los dulces. Es decir, romper con su dieta y consumir chocolates, helados e incluso pizzas. “Si comía algo que no debía, por ejemplo, me invitaban una galleta, me sentía mal”. No podía consumir la comida que quería, pues estaba en una etapa de preparación física muy rígida: la definición. Y si lo hacía sentía culpa, la cual lo torturaba mentalmente. 

¿Un caso aislado? 

Jorge Loayza comenta que así como él se aisló de todos y solo pensaba en sí mismo y en cómo aumentar su ego, lo mismo le ha sucedido a la gran mayoría de deportistas que compiten en el culturismo. Si bien es cierto que en el mundo deportivo la dedicación y disciplina son relevantes para sobresalir, ¿hasta qué punto una disciplina es sana? La psicóloga Lisbeth Chávez responde a este interrogante de la siguiente manera: “Una disciplina va a ser sana siempre y cuando tú sigas manteniendo un adecuado ambiente familiar, laboral, estudiantil y social. Pero si de repente empiezas a aislarte por esa disciplina, a dejar a tu familia, los estudios y las amistades, ya deja de ser adecuado”. Bajo esa línea, la licenciada en psicología, señala que no es necesario aislarse para obtener reconocimiento y logros en el deporte. 

Otro problema que afecta a los culturistas son los repentinos cambios de emociones provocados por los efectos de los anabólicos. Quienes consumen estas sustancias químicas están más expuestos a cambios de temperamentos, mayor agresividad y ansiedad. Es por eso que Lisbeth Chávez considera necesario un mayor interés en el área psicológica de estos deportistas, pues los anabólicos producen una sobreaceleración del metabolismo. En otras palabras, acelera el ritmo cardiaco, acelera la neurosinapsis, las redes neuronales, y se altera el metabolismo del cuerpo. Estos trastornos provocan efectos secundarios: problemas cardíacos, más agresividad, más estrés y ansiedad. Estamos hablando de deportistas que nos representan a nivel internacional con graves problemas de temperamento que pueden, como en el caso de Jorge Loayza, dañar sus relaciones sociales. 

Lamentablemente, según Lisbeth Chávez, hay muy pocos psicólogos deportivos en el Perú. No existe esa área de especialización académica en las universidades. Jorge Loayza  afirma que no ha tenido ayuda psicológica en el IPD. Para la psicóloga, es indispensable que haya profesionales que puedan canalizar y absolver dudas, y conversar con ellos acerca de sus problemas. Ella está segura de lo esencial que es la presencia de un psicólogo en este tipo de deportes para evitar que casos como los de Jorge Loayza se repitan. 

Llegada la pandemia, nuestro campeón nacional de culturismo clásico dejó de competir. Dedicó ese tiempo a la reflexión y a la autocrítica: “La vida es corta y toda la vida no voy a estar pensando en el culturismo, y aparte de que ya tengo mis años”, admite con resignación. En el último año, comenzó a socializar más, a ir a eventos y salir con su familia. Le costó tres años entender que aislarse no era la solución al éxito y que a veces puede darse un gustito y comer las comidas que más disfruta. Con una sonrisa, anuncia que piensa regresar a competir el próximo año en el Suramericano de culturismo. Y le aconseja a la próxima generación de culturistas que “nunca hagan atajos. Siempre sean sinceros consigo mismos”.