De no creer. Jonathan Malaga, joven de 25 años y estudiante de sistemas, consiguió ser el campeón nacional de Yu-GI-Oh y compitió junto a los mejores por el título de campeón continental en Santiago de Chile. Actualmente, se alista para nuevos torneos y espera que la comunidad de jugadores de Yu-Gi-Oh sea más reconocida y visibilizada.
Por: Gabriel Moreno
Portada: Gabriel Moreno
Alzando el pulgar derecho como ademán de aprobación y mostrando algunas de las cartas con las que ganó el título de campeón, Jonathan Malaga está sentado en una mesa de duelos del centro comercial Arenales, ubicado en el corazón de Lince y punto de reunión de los seguidores de la cultura popular japonesa. Con una sonrisa, Jonathan recuerda que su incursión en el mundo del Yu-Gi-Oh comenzó el día en que su entonces pareja le mostró las cartas del famoso anime japonés. “Ella me compró algunas cartas al azar, a mí me llamaron la atención y ella me dijo que había un lugar en Arenales donde se reunían para jugar”.
Jonathan se animó a jugar sin imaginar que llegaría a convertirse en uno de los mejores jugadores a nivel nacional. En un principio él creía que se trataba de un juego para niños. Ahora no se arrepiente de las horas que le ha dedicado al juego. El Yu-Gi-Oh es y será siempre su afición. Ha obtenido logros a nivel personal y el reconocimiento dentro de esta comunidad de aficionados.
Para muchos de los nacidos en los años noventa, el famoso anime japonés Yu-Gi-Oh fue parte de su infancia. Sin embargo, pocos conocen que también contaba con un juego de cartas, el cual emula los duelos de la serie televisiva Yu-Gi-Oh en la vida real: Yu-Gi-Oh Trading Card Game (Yu-Gi-Oh TCG), como es conocido. Cada jugador tiene 8000 puntos de vida y gana el que derrote a su oponente utilizando “monstruos o ciertas cartas que infligen daño”. Según refiere Jhonathan, “el Yu-Gi-Oh es similar al ajedrez solo que acá juegas con puntos de vida”.
Con la llegada de la pandemia, el juego se reinventó. Los duelos ya no se realizaban de manera presencial, sino que se optó por utilizar plataformas virtuales como Discord y Zoom. Fue en ese contexto que Jonathan Malaga comenzó a participar en competencias. Según refiere, en un principio jugó en pequeños torneos, quería ganar experiencia antes de participar en competencias de mayor nivel. Llegó a competir en cincuenta torneos antes de dar el gran salto.
Tenía poco más de un año de experiencia en el juego cuando, armado de valor y “a la de Dios”, se inscribió en el torneo nacional de Yu-Gi-Oh que se realizó el 28 y 29 de mayo de este año en la Cámara de Comercio de Lima, en Jesús María. Era su primera vez compitiendo en un torneo de este nivel. Participaron 401 jugadores. Fue una competencia muy difícil, recuerda ahora.
Conforme pasaban las horas, Jonathan iba demostrando su gran nivel. A pesar de su escepticismo inicial, al finalizar el torneo había participado en 9 rondas: 6 el primer día y 3 el segundo día. Solo perdió una vez. Según relata, su objetivo no era ganar el torneo: “Estaba muy sorprendido, yo solo fui para el top 128, y decir que al menos me gané mi premio consuelo”. Sin embargo, su estrategia de juego y su habilidad personal dejaron absortos a principiantes y experimentados y le sirvieron para ganar uno de los torneos más importantes en los que ha participado.
Jonathan admite que en el medio local el Yu-Gi-Oh no es muy valorado. Muchos ven todo lo relacionado con los animes como un simple pasatiempo. Y esta percepción está muy extendida dado que no es un juego que tenga muchos aficionados en el país: “El Yu-Gi-Oh no tiene la popularidad de los juegos de video. Por lo general, se piensa que es un juego de niños. Por eso no lo valoran y no llegan a ver cómo es el juego en realidad”. El Yu-Gi-Oh tiene una sana comunidad de jugadores, reglas específicas y un público diverso (de distintas edades y de ambos sexos).
En opinión de Jonathan, la comunidad de jugadores de Yu-Gi-Oh debe ser más reconocida. “La gente debe entender que este no solo es un juego de cartas, practicarlo requiere de una estrategia”. El campeón nacional sostiene que el Yu-Gi-Oh debe ser considerado un deporte y alcanzar el reconocimiento que merece.
Tres meses después de haber participado en su segundo torneo más importante, el Continental realizado en Santiago de Chile, Jonathan recuerda que tanto los pasajes como la estadía estaban cubiertos dado que eran parte de los premios que ganó al conseguir el título de campeón nacional. Jonathan Malaga ve con optimismo su futuro dentro del juego y promete seguir trayendo logros a la comunidad local de jugadores de Yu-Gi-Oh.