En el 2023, ganó el Premio Conservacionista Emergente del Indianapolis Prize por su trabajo en la protección de especies peruanas que se encuentran bajo amenaza como el mono choro de cola amarilla. La misión de Fanny Cornejo (40), directora ejecutiva de la asociación civil Yunkawasi, es que los procesos de conservación sean liderados por las comunidades.
*Este trabajo fue elaborado en el curso Taller de Crónica y Reportaje, dictado por el profesor Mario Munive.
Por Cynthia Pérez
Conseguir una cita con la bióloga peruana Fanny Cornejo es una tarea complicada: hoy puede estar en Lima, y mañana, probablemente, en la selva de Junín. Mientras conversa para esta entrevista, su teléfono no deja de sonar, y es que siempre está coordinando con su equipo. La organización —dice— es lo más importante para una persona con una agenda tan recargada como la suya, porque le permite manejar su tiempo y espacio. Cuando era pequeña, no había salida o paseo que no apuntara en su cuadernito, y ahora planifica sus actividades en una hoja de Excel, una de las acciones que más le relaja.
Su vocación se dio de manera orgánica. No existió un momento específico ni tuvo una revelación que la hiciera inclinarse por la biología. Todo se fue gestando desde la niñez. Vacacionaba en los campos de Arequipa y Piura, donde nacieron su madre y padre —ambos ingenieros geólogos—, respectivamente. “Me encantaba mirar cómo las hormiguitas seguían su camino”. Esa fascinación por la naturaleza provenía además de las enciclopedias que leía ni bien pasaban por sus manos.
Fanny estudió en el colegio Carmelitas. Señala que no tenía las mismas condiciones socioeconómicas que los demás compañeros, sus padres se esforzaron por ofrecerle una educación básica de calidad. “Yo era ultra nerd, me había leído todos los libros del colegio, encima usaba lentes, pero también era una buena deportista”, recuerda.
Conforme crecía, su interés por la biología se iba consolidando. Algunos familiares se sorprendieron de que vaya a seguir esa rama de la ciencia. Para su suerte, sus padres le decían que “podía hacer lo que quisiera, y siempre que lo hiciera bien, tendría un empleo, o se generaría su propio trabajo”. Esa seguridad le permitió a Fanny vivir sin temores y completar su carrera —con mención en zoología— en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Fue su madre quien la inspiró para trabajar en el tipo de proyectos que lleva a cabo actualmente. “Dedicó años de su vida a voluntariados de servicio tanto en el ámbito social como ambiental”, destaca. Así, Fanny Fernández Melo y Fanny Cornejo Fernández, madre e hija, fundaron en 2007 Yunkawasi, una organización que trabaja de forma participativa con las comunidades andinas y amazónicas para la conservación de la biodiversidad que las rodea.
Un día, mientras realizaba una de sus prácticas en campo con primates, le ofrecieron trabajar en un proyecto con el mono choro de cola amarilla. Hasta entonces, apenas sabía de su existencia y que no se dejaban ver fácilmente. La primera vez que alcanzó a verlos se movían entre la espesa neblina que cubría el bosque montano —también conocido como bosque de nubes— en la Amazonía peruana. No los distinguía porque estaban a unos siete metros de altura sobre ella. Después de unos minutos, pudo identificarlos.
“El objetivo era detectar la causa que amenazaba la supervivencia de esta especie. En ese momento, el animalito estaba expuesto a un peligro en su hábitat. Las propias actividades humanas en la zona, como la deforestación, han aumentado, y eso produce que, en la actualidad, tengamos más pérdida de bosques”, explica Fanny.
Esa experiencia marcó el inicio de su lucha por la preservación del primate. El año pasado su labor fue reconocida internacionalmente con el Premio Conservacionista Emergente del Indianapolis Prize, considerado el más prestigioso en protección de la fauna silvestre. Esto le permitió a la experta dirigirse a muchas personas que se interesaron en conocer más acerca del mono choro de cola amarillo. Dicho galardón incluía un estímulo de 50 000 dólares que destinará a proyectos afines.
Su campaña “Achórate por el mono choro de cola amarilla” tuvo una difusión masiva. En abril, se presentó un proyecto de ley multipartidario que, contando con el respaldo técnico de Yunkawasi, establecía las disposiciones legales para la conservación de esta especie endémica del país y los bosques montanos que habita, los cuales se ubican principalmente en las regiones Amazonas y San Martín, además de Loreto, La Libertad, Huánuco y Junín. El Pleno del Congreso finalmente aprobó la iniciativa el 12 de junio. “Por primera vez, Perú está diciendo ‘¿Sabes qué? Yo me achoro, me comprometo, me preocupo, para que una especie tan emblemática y tan amenazada no se extinga’”, enfatiza Fanny Cornejo.
La bióloga cuenta que su equipo de Yunkawasi siempre le dice: “Cuando haces las cosas bien, el universo confabula para que salgan cosas bonitas”. Y así fue. En el 2019, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) seleccionó la fotografía que Fanny tomó del mono choro de cola amarilla para acuñar una moneda de colección de 1 sol donde figuraría el animal. “Al principio, me parecía lindo, chévere, pero no me llamaba tanto la atención. En cambio, ahora me reúno con alguna autoridad política, le muestro la moneda, le digo que es mi foto, y ya me ven diferente”, revela.
Yunkawasi busca facilitar los procesos de conservación a fin de que puedan ser liderados por las propias comunidades. “Es una visión horizontal que trata de lograr que una señora de una comunidad campesina que no ha podido acabar la primaria ahora sea una lideresa local que está trabajando en la defensa de los bosques”, sostiene. Un nombre que se le viene a la mente es Miriam, de la comunidad campesina Corosha en la región Amazonas. Fanny apunta a que haya más mujeres líderes como ella.
La bióloga menciona que su trabajo no podría funcionar sin la participación del Estado. “No importa quién esté en la cabeza del gobierno, necesitamos institucionalizar muchas cosas. En todo lo que hacemos involucramos al Ministerio del Ambiente”, indica esperando a su vez que los peruanos comprendan que con simples acciones desde sus hogares pueden apoyar a las comunidades que están protegiendo el medio ambiente.
“En la mañana que te levantas y tomas café, puedes elegir entre uno que viene de la deforestación y otro de la conservación de bosques”, ejemplifica. Fanny camina portando la ropa y los accesorios que producen los emprendimientos de estas comunidades. Es una orgullosa embajadora de la biodiversidad peruana. Sus aretes a base de caucho fueron elaborados por ciudadanos awajún de la Reserva Comunal Tuntanaín en la región Amazonas. “Con eso ya se está contribuyendo a que se vuelvan sostenibles”, concluye.
No cabe duda de que Fanny tiene muchos planes en mente. Este año se celebraron los 50 años del redescubrimiento del mono choro de cola amarilla y Yunkawasi tiene preparado un documental en el que la bióloga está trabajando. Y es que a pesar de no contar con tiempo libre, ni con sueldo fijo, Fanny no cambiaría su vida por nada del mundo. Se dedica a lo que realmente le apasiona: educar, pensar y planear estrategias para proteger nuestra biodiversidad.