La línea amarilla de los corredores complementarios dejó de circular el 24 de abril. Ahora, los usuarios están preocupados ante una inminente suspensión del resto de líneas del SIT que, por el momento, continúan operando.
Por Sara Calle y Valeria López
Los problemas de la línea amarilla se remontan a los años 2015-2018. En este periodo se realizaron modificaciones en el contrato de concesión entre Perú Bus Internacional S.A y Protransporte, antecesor de la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU). Se estipulaba condiciones que impedían el alza del precio del pasaje, lo que colocó en desventaja a la concesionaria, pues conocidas empresas de transporte con las que la línea «compartía» ruta (Etuchisa – Los Chinos y San Felipe Express) atraía a una mayor cantidad de pasajeros.
Por eso, se suspendieron las rutas 101 y 107. La primera realizaba un recorrido desde San Martín de Porres hasta Lurín, mientras que la segunda trasladaba pasajeros de San Martín de Porres a Santiago de Surco. Los usuarios más afectados son trabajadores y estudiantes cuyos puestos laborales y centros de estudios se encuentran en medio de las rutas mencionadas.
Son las 10:00 de la mañana. Las horas punta, entre las 6:00 y las 9:00 A.M., han pasado. Los usuarios de los corredores viajan más tranquilos y menos apretados. Sin embargo, algo les preocupa. La suspensión de la línea amarilla ha puesto en cuestión la continuidad de las líneas roja, morada y azul. Para muchos, estas son su principal medio de transporte.
Susana Cárdenas (47) vive en La Molina y trabaja en San Miguel. De lunes a viernes, toma el corredor rojo para dirigirse a su centro laboral. Para ella, este medio de transporte es vital así cuente con un vehículo propio. “Prefiero tomar el corredor. Vengo sola desde La Molina y la gasolina está cara. Aunque no es un servicio perfecto porque los buses se demoran en pasar en horas punta, el corredor me trae directo”, relata.
El flujo de los buses en los corredores es un problema señalado por más de un entrevistado. Este es el caso de Otto Leiva (52), quien se moviliza desde Rímac hasta Magdalena de lunes a viernes, sobre todo a través de la línea azul y morada. “Los corredores son importantes porque son más viables (económicamente) para el pasajero. Incluso uno va más cómodo. Eso sí, no siempre vas más rápido. Los buses se demoran mucho en pasar o no se detienen en su paradero”, cuestiona.
Otros usuarios no comparten la opinión de Leiva. Giancarlo Gurmeneta (25) utiliza la línea morada para trasladarse desde Magdalena hasta el Centro de Lima. Él considera que los corredores son eficientes y llegan rápido a los paraderos. “De un corredor a otro no demoran ni cinco minutos”, calcula. Esperanza Quispe (61), usuaria de esta misma línea, opina que el corredor saca de apuros, pues es rápido y directo. “Si dejara de funcionar sería un gran problema porque vengo desde San Juan de Lurigancho”, señala.
Si bien las líneas de corredores presentan problemas que los pasajeros identifican y critican, estas siguen siendo un medio crucial en su rutina diaria de transporte. Al consultarles sobre la posible eliminación de los corredores, los ciudadanos se muestran angustiados. Por un lado, a Susana Cárdenas le inquieta la inseguridad en micros y colectivos. “Los he tomado, pero últimamente se han visto muchos casos de delincuencia. En el corredor me siento más segura”, confiesa.
El tiempo es un factor que le preocupa a Esperanza Quispe, pues tendría que tomar más de un medio de transporte para trasladarse desde Mangomarca hasta San Miguel. Ese trayecto diario le resulta problemático. “Los micros se exceden de pasajeros y cobran demasiado, hacen lo que quieren porque no hay control de las municipalidades. Sería atroz si nos llegara a faltar el corredor morado”, declara.
Leiva coincide con Quispe. “A falta de corredores solo quedaría optar por lo que venga. La necesidad hace que se creen y utilicen otros medios”. Al preguntarle si con esto se refiere al transporte informal, responde: “Claro, se usan si no queda otra cosa. Aunque con todo lo que se ve en las noticias, es evidente que son un tipo de transporte inseguro. Por eso se deben perfeccionar los corredores, en lugar de eliminarlos”.
¿Cómo llegaron los corredores a esta situación? Aldo Facho, especialista en planificación y diseño urbano, considera que el problema radica en la mala gestión del Sistema Integrado de Transporte. El urbanista explica que esta ineficiencia ha causado problemas con los concesionarios: “Lima no ha cumplido con liberar las rutas por donde pasa el corredor. Eso genera una competencia desleal”. De esa manera se origina una pugna por pasajeros entre corredores y otros medios de transporte urbano.
A esta disputa se suma el anuncio de Rafel López Aliaga, alcalde de Lima, quien lejos de ver la existencia del transporte informal como un problema, propuso en mayo que se empadrone a los colectiveros. La propuesta no prosperó, afortunadamente, debido a que el burgomaestre fue duramente criticado.
Para los concesionarios no es rentable operar corredores en los que la cantidad de pasajeros no genera las ganancias esperadas durante el día. Por eso, están considerando cerrar líneas con poca demanda. Para Aldo Facho, el cierre de rutas repercute en la acogida social al Sistema Integral de Transporte. “El problema es que cuando el servicio no atiende bien, la gente pierde confianza, lo deja de usar y este se viene abajo”, advierte.
Como una alternativa de solución, la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) propuso que el Estado subsidiara el servicio de transporte público. Frente a esta iniciativa, Aldo Facho sostiene que si se diera un subsidio este debe dirigirse a los pasajeros mediante tarjetas o modelos más sofisticados. “Reitero que el problema no es el sistema, sino la gestión. El sistema o es robusto y sólido o no lo es, no hay un punto intermedio, no se puede operar a medias porque a medias no sirve”, afirma.