El periodismo gonzo propone ir más allá de la cobertura rutinaria para descubrir historias que resultan invisibles ante los ojos de los lectores habituados.
En 1961 Isaac Felipe Montoro, reportero del diario Expreso, se disfrazó con harapos para incursionar en el sórdido mundo de los mendigos de Lima.
En 1984 el periodista de la revista Quehacer José María Salcedo simuló estar loco para contar cómo viven los pacientes del hospital Larco Herrera.
En 1992 Consuelo Chirre salió a la avenida Arequipa por varias noches aparentando ser prostituta. Sus historias fueron publicadas en el diario La Tercera.
¿El camuflaje es un arma válida para un periodista? El alemán Günter Wallraff cree que sí.