El deporte peruano aún no da ese gran salto que nos gustaría ver, pero el consumo de diarios deportivos se ha consolidado en los últimos cinco años. ¿Cómo afronta la prensa especializada los fracasos deportivos del país?
Por: Elvis Jáuregui
Portada: Cecilia Herrera
Era 24 de setiembre de 2011. Transcurre en aparente normalidad el clásico del fútbol peruano en el Estadio Monumental. Sobre las tribunas se ven las banderas de ambos equipos, las barras entonan sus conocidos cánticos y la audiencia permanece expectante. Es la atmosfera regular del clásico, pero esta noche un hecho singular le robaría la atención: Walter Oyarce, hincha de Alianza Lima, cae al piso desde lo alto de uno de los palcos. Mientras agoniza en medio de los pasillos que conectan a la tribuna de oriente, los culpables se escabullen entre la multitud, tratando de escapar del estadio. Al día siguiente, la prensa deportiva no pone sus ojos en el resultado del partido, sino en la muerte del hincha. Los principales diarios deportivos rompen su usual estilo de presentar las noticias. Ocurre un punto de inflexión.
Desde su creación en 1994, la información deportiva que ofertaba El Bocón se caracterizó por utilizar un lenguaje confrontacional. “Cuando salimos al mercado hubo muchos detractores y críticos. No tardaron en etiquetarnos de periodismo sensacionalista”, afirma César Munive, editor del diario El Bocón desde hace 18 años.
No es difícil notar que el sensacionalismo es un componente esencial de los diarios deportivos. Una tipografía impactante y un manejo efectivo del lenguaje visual pueden significar más lectores. “Guerra de artilleros”, “U y AL pelearan hasta el final por el título”, “Solo uno sobrevivirá”, son ejemplos de este estilo. Gracias a ello, El Bocón logró picos de venta promedio de 150 mil ejemplares al día. Según cifras de la Sociedad de Empresas Periodísticas del Perú (SEPP), hoy bordea los 75 mil ejemplares.
El jueves 13 de octubre, tres semanas después del deceso de Walter Oyarce y de la detención de los principales sospechosos, El Bocón presentó una inédita y peculiar edición: el número 6422 estaba compuesto por nueve páginas en blanco, incluyendo la portada. “Era una respuesta a los hechos de violencia que ensuciaban los espectáculos deportivos. Tras la muerte de Oyarce, El Bocón asumió un rol pacificador basado en combatir la violencia a través del diario”, reflexiona Munive.
Fue un punto de inflexión que trajo consigo un doble impacto. Por un lado, el porcentaje de lectores cayó significativamente. Por otro, su iniciativa los hizo merecedores del premio León de Oro en el Festival de Cannes del 2012. Se le consideró la mejor campaña de marketing en el mundo.
Desde su aparición, El Bocón ha cambiado varias veces su estructura. El cambio más significativo ocurrió en 2010, cuando se replanteó el espacio correspondiente a las noticias. Al principio, los textos eran muy largos, la estructura alcanzaba para dos o tres notas acompañadas de una foto en una sola página. Ahora, una sola página contiene hasta siete datos, lo que Munive denomina microformato periodístico. “Al lector de hoy no le gusta leer mucho, hay que adaptarse a los nuevos tiempos”, afirma.
Los lectores de El Bocón pertenecen a los estratos sociales B y C y su edad fluctúa entre los 20 y 40 años. Su participación en la oferta de contenidos del diario es cada vez más recurrente. “Ahora el lector, por el uso de las redes sociales, tiene más criterio para discernir entre lo que es verdadero y falso. Llama al diario y se queja. Sucede de manera frecuente”, agrega el editor.
La información que proviene de fuentes fidedignas es la mejor herramienta para conseguir datos para escribir una nota. “Es común que en la búsqueda de la información deportiva te manden al bombo (jerga periodística que refiere a un dato falso). Ante ello existe un proceso de verificación y corroboración con otras fuentes. Solo la experiencia te permite saber que la información se acerca a la realidad o no”, explica.
Actualmente El Bocón, a pesar de ser el primer diario deportivo del país y ser considerado el tabloide tradicional de su categoría, ha dejado de ser el líder en lectoría para ceder su lugar a una nueva propuesta periodística con un público totalmente diferente: el diario Depor.
Desde su lanzamiento en marzo de 2009, Depor tuvo muy claro cuál sería su estrategia de comunicación para atraer a un nuevo tipo de público que usualmente no era considerado por la competencia: jóvenes entre 13 y 17 años. “Depor amplió el mercado, gente insatisfecha de la competencia se acopló a nuestra oferta”, afirma Wilder León, editor general del diario.
Según la SEEP, este bolsón de lectores posee apenas un consumo de prensa deportiva del 15%, mientras que en diarios tradicionales el nivel es de 21% y en prensa popular es 64%. En ese espacio potencial se ubicó la estrategia de crecimiento de Depor. “A los jóvenes que nos leen, nosotros no les transmitimos las malas noticias del deporte, sino buscamos darles expectativa de notas positivas. No queremos que una nueva generación crezca con una idea de pesimismo de su país”, explica León.
Existe una estrecha relación entre el deporte nacional y la prensa que combina elementos de alegría y frustración en el lector. Un triunfo o éxito de la selección nacional o de cualquier otro deporte realza la autoestima del público, y aquello significa un aumento indiscutible en ventas y de consumo de información deportiva en los días posteriores. La realidad es distinta cuando las malas noticias se presentan, ya que repercuten directa y negativamente en la circulación de periódicos deportivos y en la percepción del deporte. “No podemos negar aquel escenario de frustración. Lo que hacemos es darle vuelta rápidamente a las malas noticias a través del manejo de promociones y otras actividades de marketing para distraer a nuestros lectores. Depor trata siempre de ser crítico y positivo a la vez”, señala León.
En poco tiempo, Depor pasó de vender 30 mil ejemplares al día a liderar el mercado de la prensa deportiva con una circulación diaria de 119 mil, según cifras de la SEPP.
La diferencia de Depor con las secciones deportivas de los diarios de corte general es la gran cobertura que le otorgan no solo al deporte sino a los eventos que este provoca. “Ideamos lo positivo de la información deportiva a través del entretenimiento de nuestros contenidos. Nuestra función primordial es ser lo más ameno con el lector y eso responde a nuestra línea editorial”, agrega el editor general.
“En Depor, la nota tiene que ser directa, fuerte, concisa y sin floro. Presentamos la noticia tal como si se la contáramos a un amigo”
Para Wilder León, la elaboración de notas informativas en Depor no tiene precedente en ningún otro diario local. Su estilo es único. “La nota tiene que ser directa, fuerte, concisa y sin floro. Presentamos la noticia tal como si se la contáramos a un amigo”, señala.
El verdadero potencial del éxito de Depor es quizá la consolidación de su página web, la más visitada de su rubro. El posicionamiento del diario en las redes sociales ha logrado resaltar la marca por encima de la competencia. Esto le ha permitido descubrir nuevas tendencias deportivas que luego ofrecen en su versión de papel. “Junto con el editor web siempre revisamos qué noticia fue la más visitada, cuál la más comentada, y a partir de ese reporte buscamos otros temas y aspectos a nuestras notas”, señala León.
Precisamente, la versión web del diario le permite ofrecer a su público una oferta informativa diferente. Gracias a ello, Depor abre el mercado del periodismo deportivo, por lo general limitado al fútbol, al vóley o al tenis, a una disciplina que cada vez gana más adeptos: las artes marciales mixtas. “El portal web es nuestro pequeño investigador de mercado. Primero lanzamos pequeñas notas referentes a la UFC (empresa de artes marciales mixtas). Poco a poco, fuimos ampliando el horizonte hasta que decidimos hacer lo mismo en el papel. Ahora esas notas ocupan una carilla dos o tres veces a la semana.”, manifiesta.
El estilo Depor se basa en una identidad deportiva: la originalidad del contenido informativo y la espectacularidad de su propuesta gráfica. Aporta un nuevo esquema de presentación de notas que resulta atractivo y accesible al mercado del lector juvenil. A ello se añade un objetivo ambicioso de la redacción web del diario. “Queremos que nuestro portal se internacionalice”, proyecta el editor.
Líbero se identifica como un diario netamente de fútbol. A diferencia de otros, este periódico está dirigido hacia un público masculino cuyas edades oscilan entre los 13 y 35 años. “Es una audiencia que busca una lectura fácil en 15 minutos. Lo que se ofrece son pocos cuerpos de textos pero mucha información a través de datos, imágenes, cifras, tablas, declaraciones de protagonistas y columnas de opinión”, explica Carlos Salinas, director del diario.
Sus lectores no se identifican solo con equipos locales, sino que simpatizan con clubes del exterior y demandan constantemente información del fútbol extranjero. “Nuestra sección de fútbol internacional se ha duplicado en los últimos ocho años porque entendemos que detrás de un hincha de Alianza, ‘U’ o Cristal, hay también uno del Real Madrid, Barcelona, Manchester o Milan”, sentencia el director.
En Líbero, el fútbol no solo es la base, sino también la fuente de información. El resto de disciplinas quedan relegadas a un segundo plano o casi desaparecen. “Las secciones deportivas de los periódicos de corte general cometen el gran error de copiar a los diarios deportivos. Tratan de ganarnos en la primicia. Si ellos buscan competir con nosotros no deben vender fútbol, deben hacerlo con otros deportes”, afirma Salinas. Gracias a ese enfoque, Líbero registra ventas diarias promedio de 105 mil ejemplares, según estadísticas de la SEPP.
A este fenómeno se le conoce como la futbolización de la información deportiva. “No somos un diario que informa trivialidades. Somos un referente que tiene un gran poder de influencia en la prensa deportiva y que toma posiciones en temas importantes”, afirma el director.
Al día siguiente de la muerte de Walter Oyarce, Líbero lanzó en portada la fotografía del palco donde se cometió el crimen junto al rostro de los principales implicados: ‘Loco’ David y ‘Cholo’ Payet. “Inmediatamente nos llamaron de la Fiscalía y nos solicitaron la foto original. No pusimos ninguna traba. Gracias a ello, el Poder Judicial pudo emitir la orden de captura a los culpables”, explica Salinas.
Algunas veces, las notas informativas de Líbero incluían a los barristas como protagonistas del espectáculo del fútbol; sin embargo, Carlos Salinas reconoce que ese fue un error que no pueden volver a cometer. “Nuestra política actual es nada de Comando Sur, Trinchera Norte o Extremo Celeste, excepto cuando se trata de temas de ayuda y de bien social. No le vamos a dar tribuna a un sector que no está movido por la pasión sino por la irracionalidad”, añade.
A pesar de estar tan directamente relacionado con el mundo del fútbol (futbolistas, representantes, entrenadores y dirigentes) y estrechar vínculos con los protagonistas, Líbero trata de mantener cierta distancia con sus fuentes. “El diario no es amigo de nadie. Todo aquel que trabaja acá la tiene bien clara: la crítica y el cuestionamiento hacia alguien o algo no está condicionado a nada”, manifiesta el director.
Más allá de que la crítica siempre está presente en el ejercicio periodístico, el mundo del fútbol, en época de fichajes y transacciones, se mueve por rumores, chismes y datos sin confirmar. Allí empieza un juego de especulaciones que le ha valido a la prensa especializada la etiqueta de “vendehumo”. “No es algo exclusivo de la prensa deportiva. Nosotros siempre tratamos de hilar fino para separar cuál es información fidedigna y cuál no. En muchos casos se hace caso a fuentes directas”, se defiende Salinas.
La esencia de los titulares de Líbero está en su estilo coloquial. Muchas veces el uso del doble sentido va de la mano con alguna fotografía pícara. En otras se apela al sentido del humor del lector. “Independientemente de la creatividad e imaginación, los titulares componen un elemento decisivo del significado de pasión que tenemos como diario. El tono pretende arrancarle al lector una sonrisa”, apunta el director.
A pesar de que el fútbol peruano este lleno de derrotas y fracasos, Líbero sabe lidiar con ello: su apuesta reside en mostrar el anverso de la noticia deportiva como una forma de entender que, a pesar de que en la cancha se gana o se pierde, lo que definitivamente se vive es la pasión. Eso es importante para sus lectores. Sin embargo, algunas veces la aparición esporádica de campeones en otras disciplinas deportivas -Kina Malpartida, Inés Melchor, Natalia Cuglievan o los hermanos McFarlane- relega momentáneamente a segundo plano esa pasión.
La clave del periodismo deportivo es explotar los pocos éxitos que alcanzamos y darle al lector la ilusión de que es partícipe de esos logros colectivos a través del consumo de las noticias. Cuando llegan los malos resultados, la prensa se repliega y trata de aferrarse al máximo entusiasmo. La difusión de resultados deportivos, compartida con la mediatización del fútbol u otras disciplinas, recrea una singular simbiosis entre medios de prensa y deporte.
El mercado del periodismo deportivo aún está en ciernes. En cifras de la SEPP, Depor abarca el 41% del total de consumo, Líbero el 36% y El Bocón un 22%. El restante 1% lo posee Todo Sport, un diario que viene circulando desde hace 20 años pero que está a punto de desaparecer. No queda descartada la posibilidad de que un nuevo actor salte a la cancha.