Poeta Salò Tomoe: “Saberme trans es tener un estado de conciencia plena de mi propia humanidad”

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Con solo 22 años, Salò Tomoe ya tiene el valor de reivindicar su identidad de mujer trans en un mundo literario que se muestra hostil. Investigadora de la poesía peruana del siglo XX, su obra tiene influencias tan diversas como la música de Indochine o la poesía del Siglo de Oro español. Salò explora temas universales como el amor o la religión, pero también cuestiones más íntimas como la transidentidad o la experiencia de vida como mujer. Aquí expone lo que ha significado la poesía en su vida.

Por Mariam Sahraoui



Salò Tomoe es una mujer de 22 años que creció en Chancay y vino a Lima para estudiar. Pero me confiesa que vino también a buscar perspectivas de vida que su ciudad natal no le ofrecía a una mujer trans. “Es más fácil transicionar en Lima”. Ahora trabaja en un Oxxo para sustentarse, pero ella tiene más de un as bajo la manga: escritora, traductora, investigadora en la poesía peruana del siglo XX, pero sobre todo Salò es una poeta. Su amor por la literatura nació en las páginas de ese diario que su madre le regaló cuando era niña, y en el cual empezó a escribir todo lo que se le ocurría. “Para mí empezar a escribir poesía fue una especie de introspección, de ordenar todas las ideas y los sentimientos que tenía dentro de mí y que muchas veces escapan a la forma cotidiana en que hablamos. Me preguntaba cómo pongo todo esto en palabras para que me entiendan. Yo sentía que la única manera de hacer esto era mediante la poesía”, afirma. 

A los 17 años, la poesía le había conquistado el corazón: ella empezó a estudiar Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y dedicó más tiempo a su pasión, la poesía. En 2020, obtuvo una mención honrosa en el Concurso Bienal de Poesía con su primer poemario Historia General del Amor. En 2021, publicó Diarios del Armagedón y La Destrucción y la Música, y acaba de publicar su último poemario, El Evangelio de Circe, que explora la experiencia de ser mujer. “Siento que vivir las experiencias de mi vida como mujer son muy diferentes…, no es que una sea inferior o superior, simplemente que se ve el mundo distinto y eso me parece algo que es necesario retratar”, señala. 

Salò posa con su reciente poemario El evangelio de Circe en un evento que se llevó a cabo en el Centro Cultural España. Foto: @salotomoe.
Portada del poemario La destrucción y la música, lanzado en 2021. Foto: Biblioteca Nacional del Perú.

Salò Tomoe recalca que la poesía es una compañera que la ayudó durante su proceso de transición: “Siempre he tomado la poesía como una forma de entenderme a mí misma y decir las cosas de una manera en que no podría decirlas de otra forma. La experiencia de vida trans es algo muy complejo de comprender, incluso para mí, siendo mujer trans desde hace casi dos años, sigo sorprendiéndome”. Para la poeta, hay una relación muy profunda y privilegiada entre la poesía y la experiencia de vida trans, ya que ambas buscan respuestas a la misma pregunta: ¿quién soy como ser humano? “Saberme trans es tener un estado de conciencia plena de mi propia humanidad y escribir poesía también implica esto, estar en un estado de conciencia de quién soy yo en el mundo, e intentar explorar eso. La poesía no es simplemente colocar imágenes y hacer que un texto sea bonito, sino es la profundidad que tú le otorgas a partir de lo que vives”, sostiene.

En la segunda estrofa del emocionante poema “Manifiesto Contranatura”, Salò Tomoe se apropia de la palabra “travesti”, por mucho tiempo utilizada como un insulto, y empieza a nombrarse así con orgullo.

No me pidan que sea
la mujer solitaria
que ha adorado a sus hijos más que a nada en la vida,
ni la reina que llora en el centro del mundo

o la sirena que arroja su vientre a una hoguera
No me pidan que sea
otro hombre ocupado,
el que carga un planeta de oro en los hombros,
el que no sabe más que del peso de un puño
y ha lanzado una piedra contra un ángel pequeño
No me pidan que tenga la voz coronada
de palabras hermosas
y esperanzas vacías,
no me pidan que ame a cada ser en la tierra
hasta dejar mi esqueleto como un niño en la nada.
Porque nada de eso
realmente nada de eso
puede darme la vida que me han prometido;
porque nada de eso me ha llevado a la cena
en que escucho una voz sollozar de alegría.
Y más bien todo eso
me ha golpeado en la cara
hasta hacerme sangrar y llorar de amargura,
me ha quitado la voz, me ha arrastrado a la mesa
en que he visto morir a la virtud y la gloria
No me lo pidan jamás

Yo tengo un corazón
mi corazón es travesti
y mi cuerpo es travesti
Y mi sangre es travesti
Y la piel de mis manos, y mi alma, mi pelo
Y mis labios, mis uñas,
Y mis hombros, mi boca,
mi silencio es travesti
mi alegría es travesti
y también lo es mi furia, mi dolor, mis entrañas
y mi llanto milenario, y mi hambre y mi sed,
y mi abundancia, mi vacío
son travestis también;
mi alimento, mi carne, el agua de mi fuente,
los animales de oro que beso día a día
las flores que arranco de mi tumba, cada una
como un torrente de estrellas
son travestis también
las letras de mi nombre, mi morada y mi sombra,
las mujeres que amo
son travestis también
las palabras que pronuncio, mi oración de la tarde,
mi fe y mi palabra, mi amor por la vida
mi religión es travesti
mi dios es travesti,
la juventud que atesoro, durante siglos y siglos
como una hermosa medalla, mi muerte primera
y entre todas, la última; y mi mundo, mi cielo,
mi paraíso de plata y mi Edén prometido
a cada ser en la Tierra
es travesti también.

En este espacio elitista que es la literatura, una mujer trans como Salò tuvo que armarse con mucho valor y orgullo para afirmarse y exponer su arte: “La primera vez que leí en público fue el año pasado, en el Centro Cultural de España, y tuve mucho miedo. Recuerdo que estaba muy nerviosa porque solo tenía cuatro meses de transición, no me sentía segura, y yo era la única persona trans”. La poeta relata la doble discriminación que sufre, siendo una mujer trans en un mundo literario sobre todo masculino. “En el Perú la traba legal es muy fuerte. Para publicar con editoriales tu nombre social va a ser registrado como si fuera un seudónimo. Al menos a mí no me molesta porque entiendo que el Perú ahora no está listo legalmente para afrontar esto. Hay mucho trabajo por hacer, no solo con las mujeres trans, sino también con las mujeres cis”, apunta. La poeta subraya que tanto la falta de consideración de las editoriales como el miedo de la recepción hacen que muchos artistas trans no difundan sus obras. “En general el lugar que nos es otorgado es periférico”.

En el marco del Día del Orgullo LGBT, el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social realizó una «muestra de poesía no heterosexual». De izquierda a derecha, Salò es la segunda. Foto: Twitter @LUMoficial

Al valorar la dimensión política de su arte, Salò Tomoe responde que la poesía panfletaria nunca fue de su agrado. “Pero sí creo que todo poeta tiene una obligación política. Siempre he creído que el artista debe comprender cuál es su posición en el mundo y a quién debe referirse, qué es lo que puede cambiar, de qué debe hablar”, precisa. La poeta cree que sería más justo hablar de una poesía hecha por una persona trans que de una poesía trans, dado que ella abarca temas tan diversos como el amor, la religión o la experiencia de ser mujer.

Salò Tomoe termina la entrevista exprimiendo una pena: en nuestro mundo consumista, dice, la poesía se ve cada vez más como un arte anticuado e inútil. “Se olvida que actualmente muchos escriben poesía, y también poesía trans, solo que hay que hacer la labor arqueológica de recoger todo esto. Al menos en el Perú siento que hay poesía trans, pero el punto es saber buscarla”, indica. Ella invita a los lectores a abandonar los prejuicios sobre la poesía y a redescubrir la belleza de las palabras.