A casi un año de la devastación provocada por el Fenómeno del Niño, Sol Sanguinetti, comunicadora experta en gestión de riesgo de desastres, advierte aquí los increíbles yerros y vacíos que arrastra el Estado peruano.
Por: Sebastián Velásquez
Portada: DePeru.com
Dieciocho millones de peruanos se encuentran en situación de vulnerabilidad si ocurriera algún desastre natural en la zona donde residen. Vulnerabilidad significa que podrían perder no solo sus viviendas y bienes materiales, sino también sus propias vidas. Esta es una de las conclusiones del Plan Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres (Planagerd) 2014-2021.
Somos altamente vulnerables porque vivimos dentro del Cinturón de Fuego del Pacífico, donde se registra el 80% de los temblores, terremotos y tsunamis a nivel mundial. También por el Fenómeno del Niño que desata torrenciales lluvias y devastadores huaicos e inundaciones a lo largo de la costa.
El Plan Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres (Planagerd) busca hacerle frente a los estragos y desastres causados por fenómenos naturales. Nos permite saber quiénes están riesgo, dónde se ubican, qué debemos hacer para prevenir y reducir el impacto de la destrucción, así como planificar una respuesta organizada para la rehabilitación y reconstrucción oportuna de toda la infraestructura dañada.
Pese a la existencia del Planagerd, poco es lo que se avanzado, por ejemplo, en la reconstrucción en la costa norte del país. ¿Por qué no se ejecutan las obras de rehabilitación tan necesarias para mitigar nuevos desastres? Sol Sanguinetti, experta en el tema, explica aquí qué es lo que está fallando dentro del Estado y cómo lograr una adecuada gestión.
1) No se hablan entre ellos. En el Perú no existe coordinación entre los sistemas de gestión de riesgo de desastres que dependen del Estado. Pongamos un ejemplo: el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastre (Cenepred) recoge sus propios datos, pero no los comparte con el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci). Este último hace lo mismo. Idéntica es la incomunicación entre los expertos del Ministerio de Agricultura y el Senamhi, pese a que la ley les ordena intercambiar información entre entidades públicas. “No existe una acertada comunicación entre sectores del Estado. Cada ministerio, secretaría u oficina avanza por su cuenta en vez de hacer una labor sistemática con un solo objetivo. Y eso provoca que se dupliquen esfuerzos y se omiten tareas imprescindibles para la gestión de riesgos de desastres. Esto es muy preocupante”, advierte la experta.
2) Todo está en Lima. Uno de los principales escollos para la gestión de riesgos en el Perú es que los expertos se concentran en la capital. “La gente más preparada está en Lima. Es cierto que Indeci tiene oficinas descentralizadas y que Cenepred capacita a los gobiernos regionales y municipales. Sin embargo, no existe un incentivo para que los mejores profesionales se vayan a trabajar a provincias”, explica Sanguinetti. Ella ve un segundo problema: “El Senamhi trae a Lima toda la información recolectada en las regiones y es en la capital donde se procesa los datos de manera manual antes de regresar al interior del país. Es decir, la información recorre un trayecto más largo de lo necesario”. Añade que como los datos están en su mayoría almacenados en Lima, si esta colapsara, se perdería todo lo relevante. A esto hay que sumarle que «en nuestro país si un sistema de alerta o información se cae, no se tiene claro cuál sería el siguiente en reemplazarlo».
3) ¿Y ahora quién podrá ayudarnos? En el Perú carecemos de un sistema integrado de seguridad que sea eficaz. «Los ecuatorianos, por ejemplo, usan un sistema llamado ECU 911; cualquier persona puede comunicarse para pedir auxilio en caso de una emergencia, sea un terremoto o una inundación», cuenta Sanguinetti. Este es uno los sistema más difundidos en el país vecino. «¿Pero qué ocurre en el Perú si tienes una emergencia? ¿A quién llamas? ¿Al 116? ¿Al 105? ¿Tal vez el 100? ¿O a tu serenazgo? ¿Sabes el número de tu serenazgo? En caso suceda un terremoto y estoy atrapada pero tengo un celular con señal a la mano, ¿crees que me voy a acordar de alguno de todos los números y saber cuál debo marcar? ¿Existe alguna campaña que te diga a dónde llamar en caso de una emergencia?”, pregunta.
4) Nadie te avisa. Falta un sistema que comunique a la población que se ha registrado una emergencia. Chile cuenta con una alerta que envía mensajes de textos a los teléfonos celulares si hubiera riesgo de tsunamis, sismos de gran intensidad, erupciones volcánicas e, incluso, incendios forestales que puedan amenazar las viviendas. En el caso peruano existe la ley Sismate que dispone la creación e implementación de un sistema de alerta de mensajería ante cualquier emergencia. Hasta el momento solo ha sido utilizado para enviar mensajes de texto que invitan a participar en simulacros.
«El problema es que seguimos haciendo las cosas de forma manual; es decir, si ocurre un sismo, alguien tiene que escribir manualmente el aviso, como si estuviésemos en el siglo XIX. El sistema debería alertar de forma automática, siguiendo una serie de instrucciones. Por ejemplo: si el sismo es de una intensidad de 6.5 en la Escala de Richter, el sistema debería enviar alertas a todos los usuarios de telefonía móvil que se encuentren en un radio de tantos kilómetros alrededor del epicentro», propone.