Este es el testimonio de una estudiante universitaria de 20 años que es la subcapitana de la selección nacional de mayores de hockey femenino. Aquí ella habla de su pasión por el deporte y de cómo ha sido afectada por las medidas de distanciamiento social.
Por: Renato Grau
Portada: Archivo personal
María Fernanda Jiménez Flores es estudiante de Comunicación para el Desarrollo de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lleva siete semestres en la universidad, pero este año está cursando el primer ciclo en la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación. “Siento que estudiar Comunicación para el Desarrollo es la mejor manera de hacer un cambio en la sociedad. Mi objetivo es visibilizar y combatir, mediante las comunicaciones, las desigualdades que existen”, responde Mafer sobre por qué eligió esta especialidad profesional. Sin embargo, su carrera no es su única pasión. Existe una presencia más fuerte en su vida: el hockey. Ella lo practica desde los nueve años y, hace solo tres meses, se convirtió en la subcapitana más joven que ha tenido la selección nacional femenina en su historia. “Es un deporte que me da seguridad, gracias al cual he conocido a personas maravillosas y que me enseñó a ser una mujer fuerte y decidida en todo lo que hago”. Así explica la razón de su amor por este deporte. Sin embargo, el confinamiento causado por la pandemia del COVID-19 ha obligado a realizar cambios drásticos en su rutina, tanto universitaria como deportiva.
EL FUTURO DEL HOCKEY
La llegada al Perú del virus hace más tres meses afectó a la gran mayoría de actividades y el deporte no fue la excepción. “Siento que este virus me está privando de muchas cosas, pero, sobre todo, de lo que más amo”, confiesa María Fernanda cuando resume con tristeza cómo la ha afectado la cuarentena.
—¿Cuál ha sido el impacto del confinamiento en el hockey peruano?
—Creo que hablo por todo el equipo cuando digo que esta situación ha sido muy difícil para nosotras. Hace un año, el comité organizador de Lima 2019 nos entregó una cancha nueva en Villa María del Triunfo, el deporte había crecido muchísimo y este año se iba a realizar el Sudamericano en nuestro país. Teníamos muchas ilusiones, pero ahora nos toca esperar. Si miramos hacia el futuro, creo que no sabemos en qué nivel vamos a llegar a las canchas cuando la situación se normalice. Como te dije, una cosa es entrenar en un campo acondicionado exclusivamente para hockey y otra muy distinta es entrenar, en mi caso, en mi cuarto. Creo que el rendimiento físico nos pasará factura a la hora de los encuentros. Por eso solo nos queda confiar en que pronto volveremos a entrenar como lo veníamos haciendo hace meses.
—¿Qué impacto crees que ha causado el confinamiento en las seleccionadas nacionales?
—Este virus ha afectado a todos los peruanos. Lamentablemente, muchos de los padres de las seleccionadas no están generando ingresos como normalmente sucedía y esto causa que se carezca de los recursos y las herramientas necesarias para entrenar. Muchas de nosotras necesitamos comprar equipos de gimnasio para practicar bien los ejercicios. Si no hay dinero, entonces no se puede disponer de estos. Además, creo que también nos ha afectado la ansiedad por el cambio total de rutina.
La cuarentena ha hecho que me preocupe mucho por algunas compañeras que sufren problemas personales y económicos. Yo siempre he estado dispuesta a brindarles mi apoyo. Por ejemplo, tengo una relación bastante cercana con Paloma Larrañaga. Ella es la menor del equipo y trato de brindarle el mayor apoyo posible. Al igual que a ella, siempre me he mostrado dispuesta a escuchar y brindar algún tipo de solución a mi equipo.
UNA GUERRERA EN TODAS LAS CANCHAS
María Fernanda reconoce que dedicarse a los cursos de la universidad y a sus entrenamientos todos los días es complicado. Sin embargo, explica que ha logrado adaptarse a esta rutina con el apoyo de su equipo, sus amigos y, principalmente, su familia. “Podría decirse que en la cancha soy la líder que motiva a su equipo a dar lo mejor y que, fuera de ellas, soy una chica muy sociable que busca nuevos desafíos cada día”. De esta manera, nuestra seleccionada describe su personalidad.
—¿Cómo llegaste a la selección nacional de hockey siendo tan joven?
—Es una historia un poco larga, pero interesante. Yo practico hockey desde los 9 años para el club de mi colegio, el Mater Admirabilis. En 2017 se presentó la primera oportunidad cuando tenía 17 años. Sucedió justo cuando empecé la universidad. La Federación realizó una convocatoria abierta para todas las jugadoras de los clubes que querían pertenecer a la selección. De las casi 50 chicas que se presentaron, solo quedamos 20. Todas las seleccionadas fuimos invitadas a entrenar en Argentina en dos ocasiones, para que se evalúen nuestras capacidades físicas y técnicas. Nos hospedamos en las instalaciones del Club San Fernando, el más conocido de Buenos Aires. Después de entrenar y jugar algunos partidos en esos dos viajes, me seleccionaron para formar parte del equipo nacional.
Sin embargo, en el primer torneo internacional de hockey del año 2018, que se realizó en Cochabamba, decidieron no contar conmigo. Era un sudamericano que exigía un gran nivel de competición y, a mis 18 años recién cumplidos, no era la mejor opción. No obstante, yo no me rendí, seguí entrenando y, para el segundo torneo realizado en agosto, los Hockey Open Series, que se jugaron en Chile, sí me llamaron. En esa ocasión, solo jugué un partido, pero fue el primero con la camiseta de la selección peruana.
A pesar de que me bautizaron como nueva integrante, mi puesto no estaba asegurado. Como se venían los Juegos Panamericanos Lima 2019, la Federación realizó otra convocatoria y entraron treinta chicas más. Nos llevaron a otra gira en Buenos Aires y ahí fue donde quedé seleccionada para Lima 2019. Puede decirse que, en ese momento, recién me sentí parte de la selección nacional de hockey femenino.
—¿Cómo llevas el hecho de pertenecer a la selección y, a la vez, ser estudiante universitaria?
—Es muy difícil, pero he sabido adaptarme a esta rutina con el tiempo. En primer lugar, en 2019, mientras me preparaba para los Panamericanos y otros torneos internacionales, me matriculé en tres cursos por ciclo. Fue demasiado exigente entrenar y estudiar a la vez. Tuve que llevar menos cursos para entrenar el doble. Por esta razón, mi egresó se retrasó un par de ciclos y terminé Generales en seis ciclos.
Actualmente, por las clases virtuales me he visto perjudicada de dos formas. En primer lugar, considero que las clases presenciales eran mucho mejores que las virtuales. Además, siento que se deja mucha tarea en algunos cursos. En segundo lugar, los entrenamientos de hockey son muy diferentes a los que se realizaban en condiciones normales. No tenemos los implementos necesarios y, muchas veces, debemos comprarlos. Sin embargo, a pesar de que considero que las clases virtuales no son la mejor opción, sinceramente, creo que mi desesperación sería absoluta si tuviera clases en Facultad y, a la vez, ir a entrenar.
—Desde que practicas el hockey, ¿has pensado, en algún momento, dedicarte únicamente al deporte y dejar los estudios?
—Sí lo he pensado, pero no considero dejar los estudios permanentemente. Es decir, lo que he pensado es dejar la universidad un ciclo o dos para poder dedicarme por completo a los entrenamientos como todo deportista profesional. La razón es que considero que mi edad es la óptima para practicar un deporte, porque mis condiciones físicas son excelentes. Lo he pensado desde el primer momento en que me llamaron a representar a mi país en un campeonato internacional. Sin embargo, aunque me gustaría vivir del hockey, hay que ser realistas. En nuestro país no se puede vivir de este deporte.
—¿Tu familia apoya las decisiones que tomas?
—Claro que sí. Si mi familia no me apoyara, no tendría el sustento económico para entrenar. Si simplemente no les interesara, no sentiría que tengo esa “barra” siempre a mi lado. En cada competición que participo, mi familia llena las tribunas del complejo solo para animarme. Desde los nueve años, me han apoyado y me han convencido de que practicar deporte es darle color a tu vida. Al primer partido de los Panamericanos, por ejemplo, fue toda mi familia. Mis padres son mis principales impulsores para que yo pueda practicar el deporte que tanto amo. Una prueba de ello es que mi mamá siempre me dice que lo mejor para mí es llevar menos cursos para que pueda concentrarme en el estudio y en el deporte de manera equilibrada. Estoy muy agradecida con todos ellos.
UNA LIDERESA EN TIEMPOS DE CUARENTENA
Con tan solo 19 años, María Fernanda recibió hace unos meses la propuesta más importante de su vida: ser la subcapitana de la selección nacional mayor de hockey. “Nunca seas jefe, siempre sé un líder” es la frase que utilizó para decirme lo que para ella significa la palabra capitana. “Considero que ser capitana implica desarrollar un liderazgo, y ser un modelo a seguir para las demás personas dentro y fuera de la cancha”, agrega. A pesar de que estos meses desempeñándose como la segunda al mando del equipo son atípicos a raíz de la pandemia, ella no ha dejado de entrenar ni de comunicarse con sus compañeras.
—¿Cómo llegaste a la subcapitanía nacional?
—Después de los Juegos Panamericanos se realizó un cambio generacional en la selección. Las jugadoras mayores decidieron retirarse y cedieron sus puestos a las jugadoras más jóvenes del equipo. La capitanía se la cedieron a Camila Méndez, quien es la mayor de las más jóvenes con 23 años. Sin embargo, en los primeros días de marzo, me llamó el entrenador del equipo para comunicarme que necesitaban a una segunda al mando y que yo era la indicada. Como el equipo necesitaba un apoyo emocional después de que las mayores se habían ido, acepté sin problemas. El objetivo de esta decisión es reforzar la confianza del equipo y generar la sensación de que todas pueden contar conmigo o con Camila para lo que necesiten.
—¿Cómo han sido tus entrenamientos en estos tres meses?
—Los entrenamientos han sido muy difíciles, ya que he tenido que adaptarme a entrenar en mi cuarto y, antes, lo hacía en una cancha de 91 x 55 metros. Sin embargo, mi progreso ha sido positivo. Asimismo, la Federación, a través de nuestro preparador físico, nos ha enviado rutinas de ejercicios y, en base a ellas, debemos armar nuestra semana de entrenamiento. Como selección nacional, cada una de nosotras, debe entrenar seis días a la semana. Realizo dos tipos de entrenamientos: el físico y el técnico. El primero consiste en el conjunto de trabajos para aumentar mi resistencia y mantener mi masa corporal. El segundo consiste en trabajos con el palo y la bocha. En estos tres meses he notado un gran cambio. No solo me he adaptado a las exigencias de la situación, sino que también me he tomado un tiempo para reflexionar. Es un gran momento para avanzar como personas y evaluar qué cosas podemos mejorar.
—¿De qué manera la Federación Peruana de Hockey ha ayudado a la selecciona nacional femenina?
—Es una pregunta difícil de responder. Sí nos han ayudado, pero creo que se pueden esforzar un poco más. Es verdad que nos mandan una rutina, pero lo hacen a inicios de cada mes. Lamentablemente, estos ejercicios llegan a ser repetitivos, por lo que recurrimos a otras formas de entrenamiento. Incomoda el hecho de que la Federación no pueda diseñar rutinas adecuadas para estas situaciones. Sin embargo, no todo es malo, ya que sí nos han programado charlas con nutricionistas, especialistas en antidoping y psicólogos. Además, estamos realizando análisis de videos los jueves junto al entrenador y entrenamos en conjunto vía zoom todos los martes. En conclusión, creo que la Federación está tratando de continuar con el trabajo de la mejor manera posible, pero no es suficiente.