Estudiantes de ingeniería crean cargador ecoamigable durante la pandemia 

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“Galia Charger”, un generador de energía eléctrica para cargar dispositivos sin afectar el medio ambiente y destinado a hogares de escasos recursos.

Por: Stephanie Morgenstern
Portada: Archivo personal


Galia Charger es una empresa que busca renovar e innovar la manera de captar energía. Su primer producto es un cargador de batería creado por cuatro estudiantes de Ingeniería Industrial de la Universidad de Lima. Este artefacto busca transformar la energía cinética o de movimiento en energía eléctrica. Para que funcione el dispositivo se debe colocar en cualquier equipo que requiere movimientos rotatorios, como una bicicleta, una caminadora, una silla de ruedas, entre otros. Valeria Boner, una de las integrantes de Galia Charger, explica que el cargador funciona de la siguiente manera: “El producto tiene dos partes: la del generador y la batería, ambas van juntas en la bicicleta. Nuestro aparato tiene una pequeña rueda, y cuando la bicicleta gira, la rueda del aparato también. Ese movimiento genera energía que luego se convierte en eléctrica”, explica.

Valeria cuenta que si bien reciben ganancias por el artefacto que han diseñado, también tienen como meta asumir una responsabilidad social con el país en estas circunstancias tan difíciles. Por eso decidieron aliarse con la ONG Baika, a la cual donarán desde principios de 2021 un cargador Galia Charger por cada diez unidades vendidas. Eligieron esta organización porque entrega bicicletas a niños que viven en pueblos alejados de sus colegios, y la mayoría de ellos forma parte de una población de dos millones de personas que no tienen luz en sus hogares. Valeria precisa: “Muchas de las bicicletas que Baika donará incluirán un Galia Charger. Cuando regresen a sus casas luego de pedalear para ir al colegio, los chicos también habrán cargado una batería que dura hasta nueve horas”. De esta forma, las familias podrán utilizar esta batería para cargar un celular, o incluso para encender lámparas que ellas mismas también proyectan donar. “Nos dimos cuenta de que no es suficiente formar una empresa que solo genere ingresos, sobre todo en un país con tantos problemas sociales como el nuestro”, afirma Valeria.

Galia Charger necesitaba un aliado para asegurar el impacto social de su cargador. Tenían que asegurarse que las familias que reciben el producto cuenten en casa con algún equipo rotatorio, en este caso una bicicleta. Además, Valeria destaca que el dispositivo trae consigo una aplicación que se encarga de contar cuántas calorías se queman en un viaje en bicicleta, y también de medir la cantidad energía limpia que se ha acumulado. Existe un ranking para todos aquellos que utilizarán el cargador. Mientras más energía ahorren, subirán de nivel. “Vas a poder ver tu puesto en un ranking tanto nacional como global y ser consciente del impacto positivo que tienes en el mundo”, asegura.

Imagen del primer prototipo realizado por las integrantes de Galia Charger. Actualmente, el producto se encuentra en proceso de cambio y mejora. FOTO: Archivo personal.

Valeria Boner y sus compañeras superaron inconvenientes para poder realizar su proyecto durante la pandemia. Como los materiales provienen de China, el envío se retrasó tres meses y los precios se triplicaron. Sin embargo, la coyuntura adversa no ha sido un impedimento para fabricar el cargador. Ellas fundaron esta empresa gracias a que ingresaron al concurso de Hult Prize. Las integrantes de Galia Charger tendrán la oportunidad de viajar a Londres a comienzos del próximo año. Se trata del único emprendimiento peruano y uno de los cinco latinoamericanos que participa en este concurso. Si ganan la etapa final, la cual será en 2021, recibirán un millón de dólares para desarrollar su proyecto a mayor escala.

Este concurso, según Valeria, fue fundado por Ahmad Ashkar, con la ayuda de la Universidad Hult International Business, de Boston EEUU. Asimismo, es financiado por la fundación de Bill Clinton y por las Naciones Unidas. Es un concurso internacional que se divide en cuatro etapas. “Empieza con la etapa OnCampus en la universidad en la que ganan uno o dos equipos, y luego avanzas a la etapa regional, en la cual compites con grupos de todo el mundo”, explica Valeria. Ella refiere que en esta etapa les dieron la opción de elegir la ciudad de Santo Domingo para presentar su proyecto ambiental. La tercera etapa se llama la “aceleradora”, la cual es la parte más importante porque solo pasan 34 equipos de todo el mundo. “Hay más de 2000 universidades participando, lo que hace que las probabilidades de seguir sean muy pocas. Este ha sido un gran logro para nosotras”, expresa. Finalmente, en la última etapa se escogerá a diez equipos para presentar sus ideas y proyectos. Solo uno se hará merecedor del premio.

Imagen de Instagram de la cuenta @Hult Prize cuando anunció a Galia Charger como finalista de la modalidad “Wild Card”. Foto: archivo Galia Charger.

Ellas escogieron diseñar este cargador por dos razones. Primero, la falta de luz eléctrica en muchos hogares peruanos de escasos recursos. Segundo, querían reducir el efecto de la energía no renovable en el calentamiento global. Valeria explica que es la quema de combustibles fósiles, especialmente de carbón y petróleo, lo que produce un 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Las cuatro jóvenes sentían interés por temas que involucren el cuidado del medio ambiente y estaban decididas a lograr algo juntas. “Nos enteramos del concurso Hult Prize mediante la Universidad de Lima cuando solo nos quedaban tres días para inscribirnos. Cuando vimos que el reto estaba relacionado con el medio ambiente, sentimos que era el destino”, revela. Ellas lograron quedar dentro de las 7 finalistas de 70 equipos en la etapa regional. A pesar de que no pasaron a la “aceleradora” por ese medio, ellas encontraron una nueva modalidad en el concurso llamado “Wildcard”. Mediante esta opción llegaron finalmente a entrar a la tercera etapa de la competencia, ser uno de los 34 equipos finalistas en todo el mundo, y el segundo grupo peruano en calificar desde que se creó esta competencia hace diez años. Hoy se encuentran a la espera de las fechas para viajar a Inglaterra y presentar su proyecto.

Las integrantes de Galia Charger lograron hacer su idea realidad gracias a que tienen dos aliados que las ayudan con el proyecto: Delcomp, una empresa que se encarga de producir softwares y microcontroladores, y la Universidad de Lima. El primer prototipo y la inversión de los materiales iniciales fue solventado por estas instituciones. “Nosotras les damos la visión de lo que queremos, pues también sabemos qué hacer en cada parte porque todas somos estudiantes de ingeniería industrial. Sin embargo, no tenemos las máquinas para ensamblar el producto. Como Delcomp y la U. de Lima tienen experiencia, nos asesoran en la elaboración del prototipo”, explica. Galia Charger tiene distintos planes para el futuro, uno de ellos es crear proyectos como scooters o bicicletas con el mismo concepto de energía cinética para seguir cuidando del medio ambiente.