El testimonio gráfico de un fotoperiodista que en las últimas ocho semanas cubrió las protestas sociales en Juliaca, Cusco y Lima.
Testimonio y fotos: Luis Javier Maguiña
En el momento en que decidí viajar a Cusco, no imaginaba que llegaría hasta Juliaca. Mis compañeros y yo atravesamos varios piquetes antes de llegar al lugar más crítico del estallido social. Durante ese recorrido fue muy importante el acercamiento con los manifestantes. Nos sentimos identificados con sus demandas.
Pero en Juliaca, tanto Juan, Aldair, Connie y yo también nos sentimos intimidados por las fuerzas policiales. Mientras cubríamos la represión, también nosotros recibimos amenazas y fuimos agredidos. Constantemente nos exigían que les mostremos los DNI. Ellos los registraban con las cámaras de celulares. Un día, cuando los manifestantes retrocedían, uno de mis compañeros fue alcanzado por el disparo de un policía. Auxiliamos a Aldair y nos quedamos a su lado hasta que logró recuperarse. Luego optamos por retirarnos de Juliaca. No podíamos seguir en un lugar donde constantemente éramos amenazados por militares y policías.
Volvimos a Lima. Yo me quedé unos días para resolver algunos temas académicos. Luego decidí volver a Cusco para acompañar a los familiares del dirigente Remo Candia Guevara, quien murió a causa de una herida de bala dispara por la Policía durante la manifestación contra del Gobierno de Dina Boluarte, el 11 de enero de 2023. Fueron días de mucho dolor para su familia, de indignación para la ciudad de Cusco y también para la provincia de Anta. Recuerdo que miles de personas acompañaron el féretro del dirigente, mientras sus paisanos danzaban y cantaban canciones tradicionales de la provincia de Anta. Al dialogar con sus familiares, ellos insistían en la necesidad de exigir justicia y mantener viva la memoria de todas las víctimas.
Luego se organizaron las primeras delegaciones que tenían proyectado desplazarse del Cusco a la capital. La convicción se transformó en fortaleza y viajaron más de mil kilómetros hasta llegar a Lima y reanudar sus protestas contra el gobierno de Dina Boluarte.
Cuando regresé con ellos a Lima, pude captar muchos hechos de violencia policial. Mi registro fotográfico puede ser muy útil para denunciar los abusos de las fuerzas policiales. Uno de los días más álgidos fue el sábado 28 de enero. Dos compañeros de mi colectivo de fotógrafos fueron heridos. Luisenrrique Becerra Velarde y Marlon Flores recibieron proyectiles en la cabeza. Además, ese día otros compañeros fueron golpeados por la policía. Lo peor fue el homicidio de Víctor Santisteban, quien murió esa noche a causa del impacto de una bomba lacrimógena disparada a escasos metros de distancia por un policía.
Han pasado dos meses desde que se iniciaron las protestas y el clima de tensión y violencia social persiste. Todavía hay mucha incertidumbre sobre cómo van a reaccionar las regiones en los próximos días. En medio de este clima enrarecido, destaco la valentía de esa nueva de generación de comunicadores, de fotoperiodistas, que anhelan registrar lo que ocurre en un país donde impera la desinformación y la mentira.