David Rivera: “Recuperamos la democracia y los diarios dejaron de investigar”

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En un país donde la corrupción aumenta, los diarios dejan de confrontar a los poderes políticos y económicos, y la investigación periodística se concentra sobre todo en medios digitales, Poder es la única revista impresa que condensa economía, negocios, política y denuncia. La historia de esta publicación, cuyas últimas portadas han desarrollado temas como los casos Comunicore, Orellana o la concentración de medios, empezó con una cobertura básicamente empresarial y financiera, que solo tuvo un viraje a la investigación cuando comenzó a ser administrada por periodistas. Ese devenir es el que relata aquí David Rivera, su director y propietario.
Por: Diego Castillo
Portada: La República


David Rivera llega a La Baguette de Jesús María, sube al segundo piso, saca su iPhone 5 y se dispone a responder mensajes de texto. La atmósfera está marcada por una luz amarilla, un intenso olor a café y las tertulias que brotan de las mesas en el primer y segundo nivel de esta cafetería que es la base de operaciones de periodistas, políticos y hombres de negocios. “A las 6 y 30 tengo una charla sobre Google Analytics en la Universidad del Pacífico. Mi lado tecnológico es débil y no puedo seguir así. Bueno, ¿qué vas a tomar? Hay una oferta de pisco sour: 2 por 22 soles”, propone con una sonrisa. Yo ando mal del estómago y le digo que solo pediré hierbaluisa. “Te pones mal cuando estás tenso, te lo digo porque tuve gastritis», responde David, mientras sorbe su copa de pisco.

Una lectura meditada de los ejemplares de Poder lleva a concluir que en los últimos cinco años esta revista ha revelado historias que la prensa tradicional soslaya o evita, casos ante los cuales los canales de televisión prefieren mirar de costado. Es la revista que contó con detalle cómo el grupo El Comercio compró Epensa y llegó a concentrar el 78% de la prensa peruana, la que investigó a los escuadrones de la muerte dirigidos por quien era jefe del Estado Mayor de la Policía Nacional en La Libertad, la que narró la fallida compra de Repsol por parte del gobierno de Ollanta Humala, la que desnudó a Right Business, la empresa que debe salvar a Universitario de su crisis económica, y cuyos dueños son investigados, la que mostró con detalle la magnitud del lavado de dinero del caso Comunicore.

-¿Cómo y cuándo surge la idea de fundar un revista tan ambiciosa como Poder?

-La revista la crea Televisa como parte de un proyecto regional. Sale primero en México, Estados Unidos, luego en Colombia y en Chile. Al Perú llega en 2009 y sale con las justas porque el proyecto se estaba armando justo cuando comienza la crisis internacional. En Argentina se cancela por la crisis, pero acá finalmente deciden sacarla. La idea original de Poder era hacer una revista empresarial, que intente competir con América Economía.

-¿Qué dificultades se presentaron para emprender el proyecto?

-Comenzamos muy mal. Estábamos por llegar al punto de equilibrio y de pronto sentimos los efectos de la crisis internacional y todo se fue al diablo. Luego las cuentas tomaron rumbo… Si tú eres un medio conocido y te agarra un hueco, sales rápido. Si eres un medio que recién se está dando a conocer y viene la crisis, es como comenzar de cero. Después del 2010, comercialmente hablando, fue como comenzar de nuevo. Ahora nos ha agarrado otra crisis pero no como entonces, estamos muy asentados en el mercado. Poder no va a desaparecer.

«En los próximos años va a haber una reducción en la lectoría de diarios y revistas. Hacer la conversión de lo escrito a lo digital va a ser el reto de los medios tradicionales».

-En el Perú se han dedicado más a la investigación…

-La revista toma un giro diferente porque le metemos periodismo en profundidad. Ahora último estamos haciendo periodismo de investigación con las notas sobre Comunicore y Orellana.

-¿Cómo te convencieron para trabajar en la revista?

-Porque era una revista mensual, había contenidos que comprabas afuera, y era trabajo a medio tiempo. Así podía seguir con mis proyectos, hacer consultorías. Pero al año y medio Poder se empieza a vender bien, y desde ese momento empezó también a ocupar todo mi tiempo y me quedé allí.

-Una revista mensual es muy difícil que subsista a menos que tenga el respaldo de una marca regional.

-Una de las ventajas que teníamos al inicio, como parte de la lógica comercial de la revista, era jalar contenidos de publicaciones de Chile, Colombia o México y ponerlas en Poder. Eso reducía costos. Pero dependía mucho de la calidad de los artículos. A mí me servía Chile, México y Venezuela. Éramos una publicación regional, pero nunca vendimos publicidad como América Economía.

-¿Por qué?

-Nunca hubo un esfuerzo comercial organizado. Luego la revista fue comprada por Javier Aguirre, un inversionista español que la tuvo como un año. La ventaja con él era que viajaba mucho y nunca se metió en los contenidos. Así la revista se convirtió en lo que es ahora: más política que económica. Tiempo después dejamos de tener contacto con los otros países porque Poder cerró en Chile, Colombia, México, Argentina y Estados Unidos. También iba a cerrar aquí, pero este inversionista la compró.

-¿Cuál es su público?

-Gerentes, directores de empresas, políticos, académicos. Aunque me sorprendo cuando encuentro estudiantes de la Pacífico que leen Poder. Y se quejan conmigo porque en el Ipad no les funciona bien. Es que les sale mucho más barato que comprarse la revista. Ahora lo que tenemos que hacer es impulsar la edición digital para bajarle más el precio. O sea, en un iPhone puedes ver la revista por $0.99, que son S/.2.50. Y de la revista que yo coloco en Wong el 45% de la venta se queda en la cadena comercial. Si le quitas el impuesto a eso yo me quedo solo con S/. 10 de los S/. 25 que cuesta.

Foto: Giovani Alarcón
Dueño de una revista

En el Perú, el país donde la mayoría de los medios está en manos de empresarios o marketeros, Poder fue adquirida por un puñado de periodistas en noviembre del 2012. Laura Puertas, Raúl Tola, Rolando Toledo y David Rivera  le compraron la revista al empresario español Javier Aguirre con la idea de convertirla en un medio que tenga investigación y denuncia, junto con reportajes empresariales, un formato inexistente en el país. Luego Tola y Puertas se alejaron y dejaron la revista a Rivera y Toledo.

-¿Cómo funciona una revista cuyos dueños son periodistas?

-No tienes controles editoriales, no hay censura. Hemos debatido si sacar un tema o no, pero no hemos tenido ningún tipo de restricción sobre qué hacer o no hacer, a quién tocar, a quién no tocar, que es lo que pasa en muchos medios… Con Poder hemos llenado un vacío. Hemos entrado a un nicho que siempre va a existir. Es la generación que tiene entre 40 y 50 años, y allí hay gente que siempre va a querer leer seis páginas de una buena historia. Siempre vas a querer internet, pero también un artículo que te haga entender y profundizar más en una situación… Creemos que hay un nicho allí para posicionar la marca. Y vamos a seguir haciendo periodismo de investigación. Y si uno ve lo que está pasando con temas de corrupción es paradójico que no haya periodismo de investigación en el país.

-Pero tocar temas que confrontan con empresas y que pueden ser potenciales anunciantes de la revista es peligroso. Si siguen haciendo esto podrían perder publicidad…

-Es que hemos tenido mucha suerte…Cuando hacíamos periodismo empresarial, pero también de investigación política, algunos clientes nos decían que no querían meterse en esos temas. Pero nos dimos cuenta que el problema era ponerlo en portada. Si ponías una cosa bonita, empresarial, y dentro metías la investigación no les daba escalofríos. Entonces poníamos en portada los temas empresariales y por redes sociales el tema de investigación. Así igual rebotaba en medios. Pero en portada se mantenía la historia del grupo Brescia o de los Añaños.

-Las últimas portadas han sido de denuncias. ¿La revista se va a especializar en estos temas?

-Los tres últimos meses han sido así. Vamos a seguir con esos artículos, pero deberíamos volver al esquema de: algunos meses, denuncia, y otros, casos empresariales positivos. Aunque siempre con un artículo de investigación que abra la revista y que no necesariamente sea la portada. En el periodismo puedes convencer a los anunciantes un día y perderlos al día siguiente. Una aerolínea estaba por entrar al Perú, iba a firmar con nosotros para colocar anuncios en la revista. Cuando le contamos al representante de la aerolínea que personas del entorno de Humala iban a estar en la portada de la próxima edición, la ejecutiva de ventas, que había hecho el trato con nosotros, cambió de opinión y me dijo: “Sabes qué, nos hemos dado cuenta que tienen temas políticos y no podemos acordar nada”.

Un economista llega al periodismo

“Pura casualidad”, dice David sobre su llegada al periodismo. A principios de los 90 acababa de ingresar a San Marcos para estudiar sociología. En medio de una clase, y a escasos metros de donde él se encontraba, estalló una bomba. Segundos después, militantes de Sendero Luminoso colocaron una bandera con la hoz y el martillo en el Patio de Letras. David decidió abandonar San Marcos y poco después ingresó a la Universidad del Pacífico. Quería estudiar economía. Pero pasó el tiempo, y no le gustaba mucho lo que hacía. Sus amigos trabajaban en bancos, en la bolsa, y ganaban mucho dinero. Antes de egresar dejó su CV en la bolsa de trabajo, y a la semana siguiente lo llamaron de El Mundo, un periódico en formato sábana que apareció a mediados de 1994 y cerró dos años después, en abril de 1996. David ingresó como practicante a la sección Economía. “Fue el último proyecto periodístico que buscaba hacer un diario de calidad en el país. Allí hice mis pininos”, recuerda.

-¿Y luego a dónde migraste?

-Tuve la suerte de que mi jefe me recomendara a Semana Económica. Y allí estuve seis años. Fue una etapa de aprendizaje muy bonita. Semana Económica se especializaba en sectores. Me enamoré del tema energético y quería hacer mi maestría en políticas de regulación para el sector energético. Me fui pensando en eso, pero me llamaron del Ministerio de Economía y Finanzas y terminé trabajando allí un año. Luego postulé a una maestría en una universidad de Chile. Había estado fuera del periodismo dos años y estaba a un mes de irme cuando me llamaron de El Comercio para hacer Día 1. Dije que no. A la semana insistieron, y les dije: “Voy a conversar, pero me voy a Chile”. Me contaron la idea y no pude dejar de pensar en el producto. No me fui a Chile, y lanzamos Día 1 los lunes y Mi Negocio los domingos.

-¿Y por qué te fuiste de El Comercio?

-Cansancio. Es agotador hacer un diario en el Perú. El público se queja mucho de la calidad de los periodistas, pero el problema son los dueños de los medios. No invierten suficiente para hacer periodismo de calidad. Así es muy difícil hacerlo. Tu ritmo de trabajo es brutal. El cuerpo aguanta un tiempo, y yo aguanté cuatro años. Todo lo que ves acá (señala sus canas) es de El Comercio. Yo entré así (señala el resto de su cabello castaño) y salí con canas.

«Había más periodismo de investigación en los años de la dictadura de Fujimori que después, cuando recuperamos la democracia».

-Pese a que eras editor de economía en El Comercio no tenías libertad para decidir los contenidos.

-Eso sucede en todos los medios de comunicación y es algo que los periodistas tienen que entender. En cualquier medio del mundo vas a tener discrepancias con el director. Y allí la chamba del periodista es tener argumentos suficientes para sustentar lo que tú quieres publicar.

-Luego seguiste con tus proyectos personales…

Intenté hacer mis proyectos personales que nunca funcionaron. Estaba haciendo consultorías y de repente me llamaron para hacer Poder.

Concentración y publicidad

En un mercado en el que tu investigación pondrá contra las cuerdas a un político o a una empresa, tu jefe te dice que es buena, pero que se gana más dinero con un anuncio publicitario. Y como los anuncios son los que dan subsistencia económica al medio, muchas veces las historias no salen porque la publicidad es más importante. “Eso siempre va a suceder”, dice David resignado, bajando la cabeza. En una Lima en la que el editor, el director y el gerente general de un medio son amigos de los empresarios, cuando tú quieres destapar algo fuerte te llaman y te dicen: “Oye, y esta vaina cómo es, ah”, recuerda David. Muchas veces la autocensura no está motivada por un interés económico específico, sino porque la denuncia ocasionaría desavenencias entre los dueños del medio y gente muy poderosa. Vivimos en una ciudad bastante cínica, en donde por no pelearse con gente influyente los directivos de los medios prefieren ocultar una información. “Ocurre, y va a seguir ocurriendo”, asegura el dueño de Poder.

-Ustedes deben tener una relación tensa con la publicidad dado que en ocasiones confrontan a empresas que son a menudo las que pagan los anuncios. ¿No es también una paradoja?

-Si eso no funcionara así no habría periodismo de investigación en el mundo. Nosotros tenemos una hipótesis: si ellos nos leen igual nos van a poner publicidad. Si te leen quienes toman las decisiones de todas maneras van a tener que recurrir a ti para que su marca sea expuesta. Si mi hipótesis va a funcionar no puedo decírtelo ahora, yo espero que sí. Uno tiene que tratar de ser imparcial en el sentido de criticar a las empresas, como lo vamos a hacer en la portada de noviembre contando una buena historia sobre un empresario. Si es una buena historia tienes que contarla. Y no es que seamos antiempresarios. Yo creo en el libre mercado, pero también en las buenas prácticas y creo que las malas prácticas le hacen daño al empresariado y eso hay que contarlo.

-¿La concentración de medios afecta la calidad del periodismo?

-Desde mi perspectiva de economista, es mala en cualquier mercado. Limita la competencia. Y hay países que han optado por regulaciones para evitarla. Creo que en el caso de los medios de comunicación es particularmente peligroso porque no está en juego solamente lo comercial, sino la diversidad informativa y de opinión. Creo que es riesgoso que El Comercio tenga tanta participación y diría lo mismo si se tratara de La República o los señores Capuñay, que ahora tienen Exitosa.

Foto: Giovani Alarcón
Investigación e influencias

El director de Poder ha trabajado en muchos medios y demora en responder cuando se le pregunta por uno que haya influido en su estilo. “Cuando trabajaba en El Comercio me enamoré de la forma en la que el Wall Street Journal contaba las historias de negocios. Era como contarte un cuento. Allí corroboré lo que sospeché desde que estaba en Semana Económica: el periodismo económico tiene un mercado más amplio del que uno cree, pero está muy mal trabajado, mal contado”, dice, llevándose a la boca una taza de hierbaluisa.

-¿Algún periodista ha influido en tu estilo y perspectiva?

-En Poder he terminado muy influido por Ricardo Uceda. Yo lo busqué sabiendo quién era, pero no lo conocía mucho. Lo busqué para un artículo, sabía que era alguien que podía aproximarse a una historia. Y luego terminamos trabajando mucho con él en la revista.

-¿Qué aprendiste de un gran reportero como Uceda?

-Dos cosas muy importantes que todo periodista debe entender. La primera, la ambición de buscar siempre una historia que contar en cada investigación. Siempre en un tema duro hay que buscar una buena historia detrás para contarla. Y lo segundo, un periodista debe tratar de obviar su opinión en un artículo. Tienes que hacerlo solo si la circunstancia lo amerita. Una historia tiene que hablar por sí sola. El relato de los hechos debería llevar al lector a sacar sus propias conclusiones.

Los medios y el futuro

En tiempos en donde en el Perú la corrupción crece, el periodismo de investigación está desapareciendo. Solo algunas revistas, como CaretasHildebrandt en sus trece y Poder, siguen realizando esfuerzos por investigar, denunciar lo que hacen políticos y empresarios corruptos.

-Tú has dicho que la crisis de la prensa peruana surge a fines de los noventa, cuando paulatinamente el periodismo de investigación pierde el vigor con el que empezó esa década…

-Digamos que el periodismo de investigación ha perdido fuerza mientras la corrupción iba creciendo. Y aquí un tema que es para analizarlo: había más periodismo de investigación en los años de la dictadura de Fujimori que después, con la democracia. Recuperamos la democracia y los diarios dejaron de investigar como lo hacían en los noventa. O sea, cuando hay mayor libertad no les interesa el periodismo de investigación.

-¿Cómo ves el mercado de la prensa peruana?

-Va a pasar por un momento difícil en los siguientes años. Hay un crecimiento de la lectoría a nivel digital. En los próximos años va a haber una reducción en la lectoría de diarios y revistas y algo va a suceder. Hacer la conversión de lo escrito a lo digital va a ser el reto de los medios escritos.