Han pasado casi cinco meses del fatídico 15 de enero, cuando se registró el derrame de petróleo en el mar de Ventanilla. Hasta el momento los pescadores no reciben una justa indemnización por parte de la empresa Repsol.
Por: Karla Morales y Karla Zevallos
Portada: Archivo personal
A pesar de que la empresa Repsol ha declarado finalizada la limpieza de 28 playas contaminadas por el derrame de petróleo, aún permanecen en mal estado. Según Claudia Jácobo, bióloga marina y coordinadora de relaciones institucionales de la ONG SOA PERÚ, lo que han ido realizando las empresas que contrató Repsol para la limpieza es enterrar la arena contaminada bajo arena limpia. Sin embargo, el oleaje ocasionará que con el tiempo la arena contaminada aparezca en la superficie. Otro punto que Repsol no ha tomado en cuenta es el petróleo que ha quedado sedimentado en el fondo del mar. Este puede llegar a evaporarse y, por ende, contaminar el ambiente.
Una consecuencia de este desastre ambiental es la grave afectación del ecosistema en el mar de Ventanilla, que ha privado del único medio de subsistencia a miles de pobladores de la zona que vivían de la pesca. Una de las asociaciones de ayuda a la comunidad afectada de pescadores de la playa Bahía Blanca fue RUWAY. A través del proyecto “Cuidando Seres”, esta entidad brindó alimentos y asistencia psicológica a los damnificados, dado que “no solo se les privó de su principal ingreso económico, sino también de aquello que les daba sentido a su vida”, explicó Isabella Coriggi, cofundadora de RUWAY.
Pescadores de 46 playas fueron afectados por este derrame de petróleo, según la Defensoría del Pueblo. Sobre el particular, Coriggi comentó que “luego de que se anunciara la limpieza de la playa Bahía Blanca y les permitieran el ingreso, los miembros del proyecto Cuidando Seres sufrieron trastornos respiratorios, debido al intenso olor a petróleo, e irritación en los ojos y en la piel”.
Este último mes, la empresa Repsol ha hecho entrega de bonos que no abarcan a todos los damnificados por el derrame de petróleo, ya que existen miles de pescadores que no están registrados en un padrón y no son reconocidos por la empresa. “Los pescadores y trabajadores de las áreas afectadas se muestran muy escépticos frente a la posibilidad de una indemnización que puede durar años en entregarse. Ahora se limitan a pedir una limpieza completa de las playas para poder reincorporarse a sus actividades de trabajo. Ellos repiten que Repsol les ha quitado el derecho a trabajar y a tener un espacio limpio para vivir”, resume la bióloga Claudia Jácobo.
Juan Carlos Ruiz, abogado especialista en temas ambientales, señala que el sistema de justicia peruano posee las leyes necesarias para sancionar a la empresa Repsol por actuar con dolo y negligencia; sin embargo estas normas no son aplicadas por los operadores de justicia y por los funcionarios del gobierno.
El informe de Repsol señala que a 5,500 afectados se les ha dado un adelanto de 29 millones de indemnización. El doctor Ruiz afirma que “solo se ha entregado dinero a un sector de los afectados sin una evaluación previa de los daños que se les ha provocado a raíz del derrame. Repsol debe realizar estas evaluaciones correspondientes bajo la supervisión y aprobación de una institución estatal. Sin embargo, existen cláusulas de confidencialidad que permiten que todo se negocie por debajo”.
Para el doctor Ruiz, la manera más expeditiva para conseguir una indemnización para la población damnificada es la vía administrativa. ”La norma es clara, el anexo 4 del Decreto Supremo 081-2007-MINEM, tiene que identificar los daños y compensarlos”, señala.
Sobre la demanda presentada por Indecopi contra Repsol en la vía civil, que solicita una indemnización de 4.5 millones de dólares, el doctor Ruiz sostiene que esta acción “puede demorar entre 8 a 10 años”. Una manera de simplificar este litigio es “a través de un proceso administrativo que no se ha ejecutado”.
De llevarse a cabo la sentencia contra Repsol para el pago de la indemnización a los afectados, el abogado Ruiz señala que “no existe ninguna norma tributaria que impida que éste se deduzca del impuesto a la renta y para la empresa Repsol significa una ventaja tributaria».
Sea cual fuere el monto de indemnización que Repsol termine pagando, resulta imposible reparar por completo la pérdida incuantificable de la biodiversidad de nuestro mar territorial. Mientras tanto, la bióloga Claudia Jácobo recomienda hacer un constante monitoreo en las playas y mar adentro, e impulsar la generación de tecnologías para garantizar una profunda limpieza de estas. Propone, además, realizar exámenes hidrobiológicos de las zonas afectadas para poder determinar dónde es posible reactivar la pesca.
El tiempo de espera para recuperar el ecosistema de las playas de Ventanilla oscila entre 9 y 15 años como mínimo. Aproximadamente, este podría ser el mismo lapso que los pescadores tendrían que esperar para el reconocimiento de una justa indemnización, sostiene Jácobo.