Creció con la música de Luis Miguel, Miguel Mateos y los videoclips del rey del pop, Michael Jackson. Mariana Contreras (32), más conocida por su nombre artístico Bea Mar, es una cantautora trujillana de pop latino que trabaja en Warner Chappell Music México, una de las editoras musicales más importantes a nivel mundial. Desde el 2021, reside en París, Francia, en busca de nuevas oportunidades en una industria musical más desarrollada. Ya ha realizado conciertos tanto allí como en el país vecino España.
Por Salma Cruzado
El cielo es el límite para Bea Mar: anhela producir la banda sonora de una película y quisiera que su música se escuche en una ceremonia de los Premios Óscar. Desea colaborar con otros artistas como la peruana Renata Flores, la colombiana Shakira y la mexicana Natalia Lafourcade. “Me gustaría mucho colaborar con Renata. Tiene una voz y una manera única de contar acerca de nuestro país y de nuestra identidad”, afirma.
“De mi papá heredé el gusto por la música. De chiquita, él me dejaba en el carro con la música de Luis Miguel, con los videoclips de Michael Jackson y con una película de Disney. Si mezclas Michael Jackson con Luis Miguel y las baladas de Disney, de ahí salen todas mis influencias”, recuerda.
Nació en diciembre de 1990 y el cajón fue el primer instrumento que tocó en el colegio. Allí, el profesor de música advirtió su potencial y decidió incluirla en una banda de música peruana que reunía a niñas y niños de diferentes escuelas de Trujillo.
A los 11 años empezó a tocar en festivales y bodas. Más adelante, apareció en programas de televisión y recibió una paga por cada presentación. Emocionada por las nuevas oportunidades, decidió utilizar ese dinero para ir al cine a ver películas taquilleras como la saga de Harry Potter.
“No entendía muy bien lo que me estaba pasando. Me decía: ‘Me encanta lo que hago y encima gano dinero para pagarme el cine. Quiero hacer esto con mi vida’”. Fue así cómo empezó su carrera musical.
Luego decidió mudarse a Lima, quería aprender de maestros que compartieran su pasión por la música. En el 2010 ingresó a la Facultad de Artes Escénicas de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). “Tengo los mejores recuerdos de mis compañeros y de las enseñanzas que me dejaron los cursos. Había un clima de confianza que nos permitía abrirnos, contar nuestros miedos, aprender de nuestros profesores y entender que el camino de la música es muy difícil”, asevera.
Tras egresar de la PUCP en el 2015, colaboró con artistas y bandas locales, como Susana Baca, Sandra Muente, Carlos Cruzalegui, Libido, Ádammo, y foráneas, como la argentina Daniela Spalla. “Ha sido una Bea Mar distinta en cada fase, pero absorbiendo mucho de la experiencia de colaborar con otros artistas”, apunta.
En el 2019, lanzó su primer sencillo titulado Yo te espero, que fue nominado a “Mejor videoclip Latinoamérica» en el Buenos Aires Music Video Festival de Argentina, categoría en la que también participaron artistas como Sebastián Yatra, Tini Stossel y el dúo musical Miranda!
Cuando Bea decidió grabar el videoclip de Yo te espero no contaba con suficiente presupuesto para la producción, pero sí con la confianza de la originalidad de la canción que había compuesto. Sus amigos más cercanos estaban fascinados con el tema.
Bettina Fiol, una de sus amigas, le ofreció ayudarla con la producción. Era la directora de arte de la productora audiovisual Señor Z, pero no tenía experiencia en videoclips. Bettina venía escuchando Yo te espero todos los días desde que Bea le compartió la canción. Al revisar la letra, todas las imágenes surgieron.
“Yo le dije: ‘Mira, solamente tengo este dinero ahorrado’, que era muy poco para realizar la producción audiovisual del videoclip. Y ella me dijo: ‘No te preocupes, lo hacemos en mi sala’, recuerda Bea con una sonrisa. Compraron velas y telas en Gamarra, y armaron el set. Contó con el apoyo del equipo de Señor Z. Le ofrecieron su ayuda por “amor al arte” en palabras de Bea.
“Tuve muchísima suerte, ellos creían en el proyecto, y luego, cuando el videoclip que grabé en la sala de la casa de mi amiga terminó nominado al lado de videoclips con mucho presupuesto, me pareció increíble”, destaca.
Tras ese primer éxito, la carrera musical de Bea fue en ascenso. En el 2021, firmó un contrato como compositora con Warner Chappell Music México, editora del sello discográfico Warner Music Group.
Nuevamente, su carrera musical fue impulsada por una de sus amistades: Lucero Bedoya, compañera de estudios de Bea, se convirtió en su mánager. “Un día nos reunimos a tomar un par de piscos en mi casa y escuchó todas mis canciones, mis demos, así a capela. Terminada esa reunión, me dijo: ‘Bea, tú tienes que buscar una major‘, en alusión a casas discográficas multinacionales como Sony y Universal”, relata.
Bea tenía dudas, pero Lucero le consiguió los datos de contacto de Josué Martínez, uno de los directores del artista y repertorio (A & R) de Warner Chappell Music México. Le envío sus demos y su CV. Martínez respondió poco después. Una tarde, mientras Bea estaba en su casa viendo La casa de papel en Netflix, recibió la noticia de que la editora musical había decidido firmar su primer álbum «Alas bajo la piel».
Un año después de haber firmado con Warner Music, en junio de 2022, viajó a México para el lanzamiento de su álbum. Bea estaba nerviosa, pero recuerda este acontecimiento como un momento muy lindo al que asistieron muchos invitados, y en el que Warner le demostró su apoyo. Reconoce que este ha sido un gran paso para su carrera.
«Alas bajo la piel» reúne 12 canciones y mezcla sonidos nostálgicos y tiernos. Bea decidió dejarlo en versión acústica para que las letras se sostengan por sí solas. Lo grabó junto a ‘Imposible’, su gran amigo y productor musical.
“Estaba en una etapa nostálgica, y uno nunca sabe cuánto puede durar, eso nos pone vulnerables. Y yo quería indagar en esa vulnerabilidad, aceptar que estaba mal para avanzar y buscar una esperanza. Por eso le puse ‘Alas bajo la piel’: encontrar esas alas, hacer un esfuerzo”, explica.
Bea reside en París desde setiembre de 2021. Se mudó en busca de mejores oportunidades para los géneros en los que ella incursiona y continuar con sus estudios de música. “Quería nutrirme de experiencias. Desde pequeña quería irme a vivir a otro país para salir de mi zona de confort, que sea un reto para mí, donde no hablen mi idioma natal y yo tenga cosas que descubrir”, señala.
Al cabo de un año y medio viviendo en Francia, Bea ha realizado conciertos en España y Francia. Tuvo cuatro conciertos en París, dos de ellos en lugares muy conocidos como el club Les Disquaires o 38Riv Jazz Club.
“Yo abro los conciertos y es muy gracioso porque la gente me pregunta: ‘¿De dónde eres?’. Les respondo: ‘De Perú’. Y me dicen: ‘Wow, está bien lejos”. Cuenta que los parisinos se quedan impresionados por los contrastes que exhibe la música peruana. En sus conciertos ella hace música afroperuana y canta y toca el cajón al mismo tiempo. Para los parisinos ver algo así es poco común.
Bea se considera una persona arriesgada, pero no llegó a París en plan de aventura. Tampoco llegó sola. Tenía a su novio, a sus amigos y familia en París. Postuló a una escuela de jazz, pasó audiciones e hizo una red de amigos que mantiene hasta la actualidad.
La perseverancia, la creatividad y, sobre todo, la honestidad con ella misma, son virtudes que la han llevado a consolidar su carrera musical. Aunque a los 20 años dudaba de la calidad de sus canciones, porque no seguían las tendencias comerciales de esa época, ella se mantuvo firme en sus objetivos. “En esta carrera, siempre hay buenos y malos consejos que te pueden llevar por un camino correcto o equivocado. Lo importante es mantenerte firme en lo que crees. Si escucho una canción y me parte el corazón, esa es la indicada”, asegura.