Rosa, Brayan, Valeria y Fátima planeaban regresar a Lima cuando se cerraron las fronteras en marzo. Debieron cambiar de planes y vivieron días de angustia. Hoy ellos recuerdan la experiencia más azarosa de sus vidas.
La forzada educación virtual ha mostrado la enorme desventaja de quienes viven en zonas rurales con un limitado acceso a internet. Ellos son los excluidos de una brecha digital cada vez más ancha debido a la indiferencia y el centralismo estatal.
Han sido formados para enfrentarla cada día, pero ella nunca llegó con tanto ímpetu y frecuencia como en este 2020. Historias de resurrección y de muerte en las salas de cuidados intensivos.
Fueron miles los que partieron antes de que el hambre o el virus acabe con sus vidas. Un puñado de ellos reconstruyó su travesía para salir del Perú, cruzar Ecuador y Colombia y volver a un país que continúa hundiéndose en la pobreza.
Querían volver a sus pueblos. Eran provincianos, con niños en brazos y mochilas al hombro. Avanzaron por el filo de las carreteras en medio del frío y el virus rondando en el aire. Sus imágenes dieron la vuelta mundo.